Cuando cae la izquierda
Las circunstancias políticas venezolanas tienen un efecto ineludible sobre los movimientos de izquierda, en especial los radicales, por cuanto el barranco por el cual los estrategas del régimen metieron a Venezuela, que han coronado con la forma como encararon el escenario de la ayuda humanitaria, tienen consecuencias que hoy son apreciadas por el mundo, y deteriorará la imagen que se tenía sobre su ideología política y sobre quienes le servían de apoyo.
Es de recordar cómo Chávez, siendo presidente, bajo la asesoría cubana, usó los recursos públicos venezolanos para hacerse de un espacio dentro del socialismo-comunismo, así, una persona totalmente desconocida en el mundo de la izquierda, de pronto encontraba en sus viajes una masa que le aplaudía y llenaba los escenarios en los cuales participaba. Se intuye que tales muestras afectivas no eran gratuitas. Así los liderazgos internacionales le reconocieron una impronta ideológica a quien ningún aporte dio, lo que se materializó en la acostumbrada “solidaridad automática” a la hora en las cuales surgían problemas, total, el reconocimiento que sin duda le motorizó el difunto Fidel Castro, ubicándolo dentro de los activos de la izquierda, permitió construir una fosa llamada “Socialismo del Siglo XXI”, en la cual obediente y voluntariamente hubieron de entrar quienes se abanderaban con esos trapos.
Ello les fue agradable en los tiempos en los cuales con la bonanza petrolera Chávez rociaba dólares al mundo, una piñata donde había para todos y sobraba. Esa izquierda, habiendo sido “metida en cintura”, tuvo que mantener su fidelidad en las horas en las cuales el tesoro público venezolano se empobrecía. Así, un régimen que se deterioraba, como se demostró cuando en cada consulta los resultados electorales mermaban, siempre encontró el apoyo internacional del mundo de la izquierda.
Esto lo hereda Maduro, así esa izquierda automáticamente se solidariza y justifica todas las acciones y resultados de gestión que obtenga el ejercicio de gobierno del régimen venezolano. Al recordar el fondo del concepto de la izquierda política, donde plantean su identidad con los trabajadores, en especial con los obreros y con la población de escasos recursos, con quienes se encuentran en estado de necesidad, siendo su finalidad hacer que esa población en dificultad encuentre formas de vida dignas, entonces cómo aplaudir un gobierno que genera miseria, demostrado con el fenómeno de la diáspora, que malogra la vida precisamente de quienes dicen querer proteger. Mas tienen que hacerlo por encontrarse amarrados con la solidaridad automática.
Hoy, con la ayuda humanitaria las cosas resultan curiosas. Hay dos posiciones, una llevar alimentos y medicinas a una población en estado de necesidad, la otra impedir que esa población reciba esos vitales recursos, y el régimen socialista motoriza el movimiento de quienes lo impiden.
Lo que empeora el asunto es que el régimen impide el suministro de esos vitales recursos usando la violencia, donde han destruido parte de ellos, generando en el pueblo heridas y muertes. Mas tiene la certidumbre que se encontrarán con la aprobación de la izquierda. Seguro así será.
Lo que vendrá es que cuando cambie el gobierno y se habrán los archivos, se encontrará mucho sucio, corrupción y mala administración en la gestión de aquellos a quienes nunca se cansaron de aplaudir.
Lo que es cierto es que la caída del régimen chavista madurista arrastrará a esa izquierda, quien no tendrá formas ni manera de desentenderse de la podredumbre que generaron quienes siempre recibieron su total solidaridad.
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