Opinión

Critica y autocrítica

Y la autocrítica, estas personas dominadoras con complejo de superioridad, la utilizan para beneficios personales sin importales la unidad partidista.
Luis MAURERA MOGOLLÓN
miércoles, 23 septiembre 2020

Muchas son las críticas y autocriticas que se han hecho en estos días en relación a los escogidos candidatos del oficialismo para la asamblea Nacional. Cosa completamente legal en países democráticos como Venezuela.

Es una herramienta que utiliza el pueblo para censurar o enaltecer las actuaciones en este caso de los políticos venezolanos en el poder. Pero por más que estas están permitidas, los políticos prepotentes- con complejo de superioridad (que hay bastantes), toman las críticas como una ofensa.

Utilizan el poder para perseguir, acorralar y destruir a quienes las dicen, olvidando que quienes las dicen muchas veces son los mismos que con sus votos los llevaron a ese poder que disfrutan a placer con amigotes paracaidistas y barraganas, olvidando los compromisos que una vez les hicieron al pueblo y la lealtad que una vez con sus manitas en el pecho le ofrecieron a las altas autoridades del Psuv.

Y la autocrítica, estas personas dominadoras con complejo de superioridad, la utilizan para beneficios personales sin importales la unidad partidista y mucho menos el legado dejado por Chávez que hasta el día de su muerte, fue un gran defensor de la crítica y autocrítica, entendido que las mismas en vez de destruir al Proceso revolucionario, lo fortalecía en toda proporción y que además, todas las revoluciones políticas han surgido por las críticas y las autocríticas a los gobiernos de derecha amantes de la burguesía y de oprimir a los pueblos llanos.

Por ello es importante que los nuevos diputados y diputadas del PSUV, internalicen esta opinión por sus bienes y que se metan hasta en los tuétanos las orientaciones y reclamos que el presidente Chávez dictaba y exigía siempre a sus subalterno con relación a la crítica y autocrítica como lo hizo por última vez el 21 de octubre de 2.012, en una de sus alocuciones en la Ciudad de Caracas.

Para recordar, a continuación palabras textuales del Presidente Chávez en esa alocución de 2.012: Prepotencia complejo de superioridad, entonces ahí no cabe la autocrítica; no, yo soy perfecto ¿qué autocrítica? nosotros en cambio tenemos que ser humildes, tenemos que vestirnos de humildad los revolucionarios y ser como lo decía el Che, profundamente autocríticos, no podemos ni ofendernos ni sentirnos mal por los errores y por las cosas que nos salen mal, no- no, hagamos las criticas nosotros mismos, pero nosotros mismos, no tengamos ningún complejo no- no ¿Que eso le hace daño al proceso? No, no le hace daño al proceso.

Le hace bien al proceso la crítica del pueblo, la autocrítica no le hace daño, le hace bien, le hace bien, he. Ahora, hagámosla con lealtad al proceso, con lealtad a los principios, no imbuido para dañar a alguien porque si no la cosa viene envenenada, ve, de manera ética, con moral la crítica y la autocrítica, he, y además tomando en cuenta aquello que está escrito, que palabras de Dios decimos los cristianos, antes de criticar la paja en el ojo ajeno, mira la viga que a lo mejor digo yo, tienes en el tuyo he, a lo mejor cada quien tiene sus vigas verdad.

Por eso uno tiene que salir de los palacios, de las oficinas, coger calle y oír al pueblo, que el pueblo lo interpele a uno, lo regañe, lo agarre por la pechera, lo arreste, ven acá Chávez como me arrastro una señora por aquí una vez y me arrastró y me llevo pa’ allá arriba y me dijo ven acá Chávez (arrastrado por la pechera), me regañó y me dijo, cuándo el golpe aquel de diciembre, después del golpe vino el golpe petrolero, no había comida, no había pero ni hallaca, no había nada, la burguesía tratando de derrocar a Chávez por hambre, que el pueblo se alzara y la señora por aquí me agarro por la pechera y me dijo ven acá, Chávez, ahí estamos cocinando será piedra, con las patas de mi cama ¿tú sabes que madera es esa?

Estaba ardiendo la leña, estaba cocinando con leña, no había gas, no había gasolina y entonces me dijo, estamos cocinando un arrocito Chávez, pa’ mi marido y mis hijos (en la azotea de un rancho aquí), que está enfermo, no caminaba, y me dijo mira Chávez, yo podré tumbar mi rancho pa’ quema, comeremos piedra carajo ¡Pero no te rindas muchacho¡ Una mujer negra, sólida, grande, inmensa, gigante, una giganta, no te rindas, y le dije no me rediré, como me voy a rendir yo con ese reclamo del pueblo.

Entonces uno tiene que salir, darle la cara al pueblo, a los reclamos de los trabajadores, de las mujeres, de los niños de los estudiantes y no refugiarse, ni darle a la cara pa’ ca o voltearse para otro lado, para poder gobernar en función de lo que el pueblo reclama.

En fin, por eso, Chávez era Chávez. Hasta el próximo.

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