Conciencia, inteligencia y voto manual
Un ciudadano es consciente, cuando puede reconocerse como ser humano y entender las consecuencias de sus actos; cuando es capaz de adoptar una conducta ética y hacer un juicio moral de sus propias decisiones.
Actuar a conciencia, significa diferenciar el bien del mal; emprender ese desafío de vida que todo ser humano enfrenta, requiere haber sido formado con valores; esos que fueron aprendidos en el hogar, en la escuela, en la iglesia, o en un partido político, entre muchas otras instituciones.
La conciencia es como el GPS de un navío, señala el norte de cada persona; es rectora y guía de sus pensamientos, palabras y acciones. Un mundo conducido a conciencia, sería uno, más igualitario, justo y libre.
Inteligencia, por su parte, es la capacidad que tenemos de aprender, comprender, razonar, hacernos una idea de la realidad, y en base a ella, tomar decisiones. Inteligencia es poder pensar sobre lo abstracto y lo concreto, relacionarse con el medio ambiente y adaptarse a él.
La conciencia es “moralidad y valores” y la inteligencia, es “razón”.
Este fue un preámbulo para iniciar el diálogo sobre el voto; un voto que, irónicamente, hoy pregonamos, debe ser manual. Como todos sabemos, el ciudadano tiene la facultad de votar; el mismo será expresión de su opinión o parecer. Lo estipula la Constitución Nacional de Venezuela.
Esa Carta Magna, garantiza el derecho a elegir, libre y democráticamente; también en referendo, plebiscito o cualquier consultas popular, a seleccionar el candidato u opción de su preferencia.
El paso previo a una votación, está constituido por un sofisticado proceso comicial.
En Venezuela, generalmente, es el desarrollo de un frenético y arrollador cúmulo de actividades, durante las cuales el “derecho se tuerce; la verdad, flaquea y cede; la transparencia se enturbia; la conciencia se alquila y la inteligencia se vende”.
No son murmuraciones ni garrulerías. Han sido 23 años de malas experiencias, vividas una y otra vez, con DESFALCO DEL VOTO, de la libertad, el honor y la dignidad; han sido tantas las veces, que casi nos hemos habituado a vivir con los falsos profetas, la mentira, la truculencia, el engaño y la sustracción del voto “moderno y automatizado”; por mucho tiempo, “votamos sin poder elegir”.
En ello, reincidimos una y otra vez; se volvió una macabra práctica, por aquello de que “sólo el voto es la vía para la reconquista de la “democracia”, argumento que nos llevó siempre al rodadero, con resultados adversos.
Nos ensalmaron y “convencieron” de tener “el mejor y más moderno sistema de votación” y caímos en la trampa. No razonamos, en su oportunidad, sobre la amoralidad de las máquinas; no reparamos que la ausencia de ética, es igualmente, territorio de los humanos.
La crueldad de la ignorancia, (en relación a las novedosas maquinas de votar y sus sistemas), reiteradamente, venció nuestra reciedumbre, nuestra lógica y su torrente de esperanzas. Los continuos “fracasos” electorales, lanzaron nuestros sueños e ilusiones por el deslizadero de la apatía y la pasividad; cercenaron nuestra energía y arrojo; caíamos una y otra vez, en armadijos irreparables y sin recurso de apelación.
Siempre faltó, hacer de los partidos políticos, grandes y populares escuelas en las cuales se impartiera conocimientos de ética, política, economía y sociedad; nunca hubo formación adecuada de líderes; faltaron también las “mesas de diálogo” y su institucionalización, donde el pueblo participara para debatir los avatares y/o vicisitudes del país.
Un debate de la gente para la obligada función de “trazar caminos”.
Esa era o aún es, la vía para crear conciencia y difundir valores y la ocasión para desarrollar inteligencia política, informar, persuadir y convencer a los votantes sobre las bondades de un transparente sistema democrático, como la verdadera senda para la recuperación de la democracia.
Esa enseñanza y sus maestros, sus líderes, fueron los grandes ausentes y aún lo son, con algunas excepciones.
Los partidos deben nuevamente organizarse para definir su futuro: para estrechar lazos afectivos, personales y comunicacionales con el pueblo; la innovación y las modernas redes, son el vehículo que nos transportará al futuro y tenderá puentes con el pueblo y el país, para su definitiva liberación.
Controlar es fundamental y debe ser una actividad colectiva también. Es una forma de corregir el error, la desviación, el posible abuso y la corrupción. Esa corrección pasa por volver a instaurar el voto manual, ése que es garante de la intención del ciudadano.
Esta es una de las paradojas de la innovación, voto manual para progresar.
Como podemos ver, el voto es la columna vertebral de cualquier desarrollo y transformación de la democracia, de la libertad y la justicia; pero tiene que ser, uno que no solo sea depositado en la urna, sino que garantice la intención del ciudadano.
Se supone que en un sistema electoral concienzudamente estructurado, aunque manual, se garantiza que ganará el mejor candidato, el más sabio, al más diligente y el más honesto.
Hoy en día, solo ese VOTO MANUAL nos lo puede asegurar.
No callamos nuestra voluntad; votemos en Primarias y generales, por el mejor; luchemos por una Patria superior.
¡SÍ QUEREMOS, PODEMOS!
CE.mgarciat84@gmail.com
Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/HhDb57leEAO0m8hOGND6U4
También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí:https://t.me/diarioprimicia