Opinión

Bitácora Industrial

"El problema estructural de la economía argentina es el elevado gasto público, incrementado durante la era de los Kirchner por la política de destinar elevadas sumas al pago de lo que denominan “deuda social”, que sus opositores califican como populismo destinado a atraer apoyo electoral".
viernes, 16 agosto 2019

Argentina al borde del colapso

El peronismo ganó las primarias en Argentina y ese triunfo tuvo el efecto de una bomba nuclear en una economía que ya venía teniendo serios problemas en los últimos años, a pesar del apoyo financiero internacional, mediante préstamos e inversión extranjera.

El viernes antes de las elecciones del domingo el dólar se cotizaba en 45 pesos, pero con el triunfo del peronista Alberto Fernández el mercado de divisas abrió el lunes a 60 pesos lo que provocó que el Banco Central tuviera que aumentar los intereses interbancarios hasta el 74 por ciento, intentando contener la demanda de dólares. En lo que se puede calificar como el lunes más negro de la historia económica de Argentina, el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires perdió 37 puntos porcentuales, la cifra más alta desde que existe, y los papeles de empresas argentinas en bolsas del exterior igualmente se depreciaron. El desplome de la Bolsa bonaerense es el segundo más elevado de la historia bursátil del mundo, solo superado por el 61 por ciento de Sri Lanka en 1989. Al final de la tarde de ese lunes, el Banco Central había vendido 100 millones de dólares, lo que hizo bajar al dólar a 55 pesos, que de todas maneras significó 10 pesos más que los 45 del viernes.

La devaluación del peso argentino impactó ese lunes varias monedas en países que tienen un importante intercambio comercial con Argentina: la de Colombia retrocedió 0,85 por ciento, la de México 0,83 y la de Chile 0,41. Los analistas son poco optimistas respecto a la posibilidad de recuperación de la economía con un peronista en la presidencia, porque su política se niega a acatar las recomendaciones del FMI para reducir el gasto.

Con este último préstamo de 57.000 millones de dólares, ese organismo exige una fuerte reducción del déficit a por lo menos el 2 por ciento. Macri estaba haciéndolo y lo llevó a 2,7 a 2,4 por ciento del presupuesto, pero los analistas consideran muy difícil que Fernández mantenga las políticas de reducción del gasto público, porque su popularidad se base precisamente en lo contrario.

Una pesada deuda

El problema estructural de la economía argentina es el elevado gasto público, incrementado durante la era de los Kirchner por la política de destinar elevadas sumas al pago de lo que denominan “deuda social”, que sus opositores califican como populismo destinado a atraer apoyo electoral. Pero sea por lo que sea, ese elevado gasto público ha devenido en una elevada deuda externa, que para mediados de este año alcanzaba a 275.000 millones de dólares, a lo que habrá que sumar los desembolsos pendientes del Fondo Monetario Internacional por los préstamos pedidos por Macri, pero que no se sabe si ahora se van a concretar ante la posibilidad de que un peronista vuelva a la Casa Rosada.

Esa deuda externa es el 77 por ciento del PIB argentino, el más elevado de América Latina, seguido muy de cerca por Brasil y con Costa Rica de tercero, con casi un 70 por ciento. Esa carga financiera se hace más pesada por el elevado Riesgo País, que luego del triunfo peronista en las primarias subió a 1.467 puntos. Como generalmente cada 100 puntos del índice Riesgo País equivalen a un punto porcentual, eso significa que en cualquier préstamo habrá un interés extra de 14,6 por ciento.

En los mercados internacionales, los expertos estiman que hay un 75 por ciento de posibilidad de que Argentina entre en default en los próximos 5 años si el peronismo vuelve al poder. Y dan como seguro que sea quien sea el nuevo presidente a partir de diciembre, Argentina necesitará nuevos préstamos externos porque solo en lo que resta de este año debe pagar 15.900 millones de dólares en capital e intereses de deuda externa, así como otros 18.600 millones de deuda en pesos.

Hay la posibilidad de renegociar parte de esa deuda externa, pero los mercados pueden estar reacios a aceptarlo con un peronista en la presidencia. Además, ante los elevados pagos de deuda externa, lo primero que hará un gobierno peronista es elevarle los impuestos a las empresas, lo que hará más pesada la carga tributaria que ya soportan y que ha provocado el cierre de 3.198 compañías en los últimos 10 años, y el retroceso de su economía hasta llevarla a la crisis actual. En este aspecto, un dirigente empresarial lo resumió así: “tenemos tributos de países nórdicos, con servicios haitianos”.

Petróleo en retroceso
Los mercados petroleros siguen moviéndose bajo el peso de un aumento de la capacidad de producción de varios países y el temor de un declive de la demanda ante el enfriamiento de las economías más importantes del mundo, entre ellas China y Europa. No es que se haya reducido el consumo mundial, pero basta solo la percepción de que en los próximos meses podría aumentar la sobreoferta actual para que los mercados se muevan a la baja.

Esta semana ocurrieron varios factores que debilitaron los precios. China informó de una baja en su producción industrial en julio y las primeras semanas de agosto, producto de la guerra comercial con Estados Unidos; Europa también está comenzando a verse afectada por ese enfrentamiento y en particular la industria de Alemania retrocedió en julio, por la baja en sus exportaciones.

También hubo un aumento en los inventarios de crudo de Estados Unidos como consecuencia de una baja en el consumo de sus refinerías y adicionalmente los mercados están temiendo un impacto negativo adicional por el Brexit. Todos estos factores provocaron el retroceso de 1,82 dólares en el precio del Brent al cierre de esta semana, hasta 59,48, mientras que el West Texas perdió 1,87 para quedar en 55,23 dólares.

Los analistas creen que los precios podrían bajar aún más porque están retrocediendo a pesar de que Irán redujo en por lo menos 2 millones de barriles sus exportaciones por las sanciones de Estados Unidos.

La pregunta que se hacen los expertos es ¿Qué estaría pasando en los mercados petroleros mundiales si Irán pudiera exportar como antes de las sanciones?

 

 

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