Opinión

Bien hecho Will Smith

Millones de miradas viraron hacia este hecho y en misma cantidad las opiniones se hicieron tendencia, dejando desatendido por momentos el episodio de descomunal magnitud violenta.
lunes, 04 abril 2022

En el único caso donde la violencia se justifica, más no se autoriza, en tanto no es ni será nunca un derecho, es en aquellos casos en los que sea ejercida en respuesta como reflejo innato a un acto injusto, inmerecido, no provocado, se le conoce como legítima defensa.

También así el Estado justifica, más no autoriza, insisto, a los cuerpos de seguridad ejercer la violencia, pero entendida ésta como la última ratio, es decir la última razón en recurrir ante cualquier conflicto, y para ello se dispone de toda una regla universal conocida como el uso progresivo y diferenciado de la fuerza, en la que la condición de proporcionalidad, será la balanza donde al final se lleve el resultado de esas manifestaciones de violencia justificadas.

En los actuales momentos una parte del mundo se concentra en las acciones bélicas ejercidas por Rusia contra Ucrania, entendidas estas como elementos coyunturales de uno de los conflictos armados más peligrosos de la historia reciente, por la particularidad de que pudiera desencadenar una reacción nuclear provocada por cualquiera de las partes en conflicto y/o sus aliados, todo ello en ocasión a que un hombre ha decidido por el resto de sus connacionales, someter a dos naciones a la guerra, para así arrebatarle a un país vecino su soberanía, acciones que desarrolla usando la violencia como derecho.

Mientras eso sucede, al otro lado del mundo de donde se despliega la guerra, en un teatro de la ciudad de Los Ángeles en los Estados Unidos, un hombre le propina una sonora y contundente cachetada a un comediante mimetizado en presentador, todo ello acontece en el escenario que sirve como palestra al evento cinematográfico más visto en el mundo, tal acción la justifica luego en su discurso de aceptación del premio que paradójicamente ganó, en la artera burla que el agredido expresó contra su consorte.

Millones de miradas viraron hacia este hecho y en misma cantidad las opiniones se hicieron tendencia, dejando desatendido por momentos el episodio de descomunal magnitud violenta, el que pudiera representar el máximo peligro en la historia reciente de la humanidad, para dedicarnos a cotillear sobre la burla y la cachetada, pasando desapercibido el tema central al que deberíamos habernos concentrado, ese que nos lleve a reflexionar que en ambos casos, tanto en el conflicto Rusa-Ucrania como en el Smith-Rock, la violencia no se justifique, sin embargo y pese a que muchos así lo hayan expresado, la violencia se mantiene por millones autorizada, aceptada y hasta celebrada.

En ambos casos se desplegaron una serie de acciones que llevan como norte poner coto en el asunto, no podía ser de otra manera que en forma de sanción, a pesar de que las sanciones siempre pero siempre, implican daños colaterales, esos que sufren personas distintas a las sancionadas, como los que ya empiezan a padecer los ciudadanos rusos a causa de los errores o aciertos según se estime, de quien dirige su nación.

Seguro estoy también, que muchas empresas cinematográficas y el propio equipo del actor, será directamente afectado por cualquier sanción que este reciba, por consecuencia a sus actos individuales.

No voy a exponer aquí como juez pues no lo soy ni me corresponde, lo que debió ser la acción “políticamente correcta” que ambos agresores Smith-Putin han debido desplegar para hacer valer su idea, opinión, mucho menos lo haré en momentos en los que lo políticamente correcto es muy mal visto, aunque en muchas ocasiones lo verdaderamente valioso sea tomar acciones “humanamente correctas”.

Pero debo hacer énfasis en algo que siempre me ha inquietado y es que en forma de interrogante analizo cada vez y me digo a mi mismo, si debe ser necesariamente la sanción el remedio efectivo contra la violencia, ese binomio acción-sanción nos ha abofeteado miles de veces en la cara como lo hizo Smith y seguimos sin entender que esto cada vez es menos efectivo, esa percepción de la Justicia retributiva del “actúa mal y verás”, nos aleja más y más del “actúa bien aunque no te estén viendo”. Seguiré apostando tercamente a otro binomio, el de educación-prevención, antes de seguir auspiciando el desgastado, inefectivo y nefasto dúo represión-sanción.

Es obligatorio también reconocer los errores propios, si me lees en estas líneas de reflexión pero también leíste ese mensaje en Twitter que escribí y luego borré, en el que de alguna forma abonaba a la tolda de Smith, debo decirte que también me equivoqué y caí en esa innecesaria solidaridad automática que nos empuja en redes sociales, tentados cuando somos por el demonio de escribir para la audiencia.

Yo también me equivoqué, lo siento, y la corrección la hago no por ser lo políticamente correcto sino por ser lo humanamente correcto.

Si comenzaron a leer este artículo pensando que le iba a dar la razón a Will Smith, también lo siento, no puedo tomar partido por la violencia, venga de donde venga, o sea ejercida por quien sea, lo del título se debe a que, no obstante a lo hecho aplaudo su rectificación, su disculpas públicas y sinceras y su sometimiento libre y sin pataletas a cualquier procedimiento que en consecuencia se inicie en su contra, aún con los indeseados e innecasarios daños colaterales. Espero que esa acción humana también sea tendencia, como lo fue su bofetón y así llegue a la conciencia de Putin y en un gesto también humano lo emule.

No existe Ley Divina, Humana o Religiosa que autorice la violencia, pero ella innegablemente es parte de nuestra esencia, la única Ley que pareciere tener efecto sobre ella, es la Ley del autocontrol, pero falta mucha consciencia, trabajo y humanidad para reconocerla, trabajarla y aplicarla.

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