Opinión

Autos eléctricos & Contaminación

Nos volvimos expertos en extructurar, alimentar y proteger un golosa, infame y criminal corrupción.
jueves, 06 mayo 2021

Todos creímos, que poseer un automóvil impulsado por motor eléctrico, sería sinónimo de “no contaminación”, de “aire limpio” o de “ambiente impoluto”. Muchos nos imaginábamos que un carro movido eléctricamente, sería la solución para la descontaminación de las ciudades y del planeta; ello, sin embargo, burla nuestro entendimiento de la realidad.

Para una mejor comprensión del tema objeto de este artículo, veamos cómo funciona este tipo de automóvil.

El prototipo de auto eléctrico, está constituido por un grupo motopropulsor de uno o dos motores, dependiendo del diseño y del fabricante; el tamaño de los mismos, puede ser como el de una patilla mediana.

A esta unidad, se adhiere un diferencial sencillo, por aquello de la variación de la velocidad de las ruedas en curvas. Dicho motor esta localizado entre alguno de los ejes: el delantero, el trasero, o entre ambos, cuando son dos; su potencia variará entre los 80 y 300 HP y en algunos casos, incluso, superá este valor.

Sobre esta unidad de propulsión (motor eléctrico), se coloca el “inverter”, que convierte la corriente contínua en corriente alterna, y viceversa; recordemos que dichas baterías almacenan corriente continua y los motores eléctricos se energizan con corriente alterna.

Esta es la razón por la cual necesitamos este componente, para convertir la corriente continúa de las baterías, en alterna, que es la requerida por el motor. Sobre este “inverter”, a su vez, va colocado el “distribuidor” o PDM (Power Distribución Module) que es un componente que redistribuye la energía, y es al mismo tiempo, un fusible de gran dimensión. A él llega la carga eléctrica que proviene de una fuente de suministro, que puede ser interna (micro turbo generadores), o externa, y de allí pasa a las baterías.

En el “piso” del carro, se colocan las baterías compuestas por unas 280 celdas aproximadamente, dependiendo del diseño. Este grupo, puede pesar unos 300 kilogramos o más. Dicha carga y su emplazamiento, favorecerá la estabilidad del automóvil, toda vez que contribuirá a mantener un bajo centro de gravedad.

Estos vehículos pueden alcanzar una autonomía de hasta 400 Kms., aún cuando este aspecto sigue siendo uno de los temas que mayor atención atrae y sobre el cual se hace aún, mucha investigación; hay marcas de automóviles que han logrado mayor autonomía, utilizando equipos adicionales, como micro turbo-generadores, propulsado a gas.

Como es obvio, no se necesita tanque de gasolina y el ahorro en espacio, por está y otras razones, es considerable. Este tipo de equipamiento y su distribución, deja en el habitáculo del auto, un mayor espacio, al punto de que en un sedán normal, puede caber hasta siete asientos en vez de cinco.

La forma del automovil, por ahora, es parecida, por no decir idéntica, al carro de hoy.

Hay aspectos del diseño, sin embargo, que experimentan modificaciones importantes y que tienen que ver, fundamentalmente, con la aerodinámica del auto; el “roce o fricción” debe disminuirse tanto como sea posible; por ello, la “trompa” del auto ha sido uno de los componentes rediseñados, como en el caso del Tesla, en el cual, hasta las manillas para abrir puertas, se incrustan en la carrocería.

El Sr. Elton Musk, físico de profesión, de origen sudafricano y nacionalizado norteamericano, es un joven emprendedor en las áreas de energía solar (Solar City), vuelos aeroespaciales ( SpaceX) y automotores eléctricos (Tesla Motors).

En el área automotriz, viene haciendo grandes inversiones, pero de igual manera, la realizan el Grupo Volkswagen, Toyota, General Motors, Jaguar, etc.. Todo parece apuntar que a partir del 2025, más del 30 % del parque automotor mundial y principal consumidor de petróleo en las formas de gasolina, diésel y hasta gas natural y GLP, será de automóviles propulsados con motores eléctricos. ¿Quiere esto decir que con el uso generalizado de ese vehículo, se eliminará la contaminación? ¡No!

Recordemos que la energía producida para cargar las baterías de estos automóviles, puede tener orígenes distintos. Por ejemplo, si la fuente es hidroeléctrica, eólica, o solar, exclusivamente, es decir, fuente limpia, el automóvil eléctrico, NO contribuirá a polucionar el ambiente; si por el contrario, la fuente generadora de electricidad, fuere combustible diesel o gas natural, SÍ LO HARÁ; ese automóvil generará niveles de contaminación iguales a los actuales (con motor de combustión interna de gasolina, diesel o GPL), es decir que su contaminación estaría en el orden de los 90 a 115 grs/km.; la diferencia entre uno y otro, se debería a qué la fuente de contaminación no saldría del tubo de escape, que no tiene, sino de la “boca de chimenea” de la caldera que genera y mueve con vapor, el turbo generador respectivo.

No tendremos emisiones en las ciudades, pero en cambio, sí se produciría CO2, vapor de agua, oxígeno, nitrógeno y otros, incluidas partículas de carboncillo, en los sitios donde se emplazaron estás plantas.

Como caso práctico y real, tomemos por ejemplo el de Venezuela. En nuestro país, se supone que 50 % de la energía es limpia (hidroeléctrica) y el otro 50 %, es derivada de termoeléctricas (la realidad de esta proporción, la oculta el Gobierno). Dada esta arquitectura (5/5), de 5 unidades de energía limpia y 5 contaminadas, si tuviéramos automóviles eléctricos, esto arrojaría unos 45 a 60 grs./Km recorrido, de gases contaminados.

Es cierto que tendríamos ciudades mucho más limpias, pero no por eso dejaremos de producir CO2 con su respectivo “efecto de gas invernadero” y su perjuicio global.

Como podemos ver, no es solo poseer y operar automóviles eléctricos, la solución de la polución; debemos generar energía limpia como la eólica, solar, hidroeléctrica, hidrógeno o atómica (fisión); lamentablemente, para estás dos últimas, se requiere aún mucha investigación y desarrollo.

La realidad de Venezuela, es que no hemos aprovechado suficientemente nuestras inmensas reservas petroleras y gasíferas. Por el contrario, el gobierno de inicios del siglo XXI, en vez de incrementar la explotación, decidió “restringir el chorro de petróleo”, sin argumentos, ni explicaciónes.

Se presume que para “combatir al Imperialismo”; otros, pensamos que fue puro y simple exceso de ignorancia.

Desde entonces, va pasando el tiempo, sin extraer de la tierra estos hidrocarburos, que como cualquier bien, irán perdiendo mercado y precio, mientras que por otro lado, dejan de contribuir a la construcción y mantenimiento del país.

La falta de explotación de este recurso, ha sumido en la miseria, a toda la nación y ha inducido la destrucción de infraestructuras, de los servicios y hasta de la moral colectiva.

Voces expertas en la materia, predicen que cuando decidamos volver a explotar nuestro valioso oro negro, la demanda del mismo y sus precios, habrán caído tanto, que ya resultará mucho menos factible su explotación y uso.

A propósito de ello, debemos recordar los grandes errores que cometieron los gobiernos; esos que no “sembraron” el petróleo debidamente; y esta última administración, extralimitó y se propasó, con su arbitraria decisión de “restringir severamente” la válvula de producción, para reducir los ingresos fiscales. Nos empobrecieron a todos, pretendiendo con ello, crear “igualdad” social.

Recordaremos a estos “magos del oprobio”, por privar de combustibles a su pueblo, mientras regalaba petróleo a muchos países, como una forma de comprar simpatías y ganar influencias.

En ningún momento otearon el porvenir político, económico y social; y si lo hicieron, adrede, lo ignoraron. Hacía ya mucho tiempo que a nivel internacional se discutía el problema del calentamiento global; a hurtadillas, siempre reconocimos la necesidad de reducir el consumo de hidrocarburos e incrementar las fuentes de energía renovables y limpias, aún cuando iba contra nuestros intereses.

La disminución del consumo petrolero fue siempre “una muerte anunciada”. El carro eléctrico, es uno de sus ataúdes.

Pudimos haber sido un país mucho más rico e independiente, producto de una producción petrolera racional; pudimos haber propulsado más y mejor educación, y promovido el crecimiento de una economía libre, como plataforma para nuestro progreso.

Sin embargo, decidimos ser pobres y pobres seguiremos siendo, a pesar de poseer tanta riqueza natural, porque hemos desperdiciado demasiado tiempo y cuantiosos recursos en inútiles diatribas, en armar trampas y crear obstáculos; en dividir voluntades con inútiles partidos; realizamos también, cuantiosas inversiones que volvimos chatarra, pero sobre manera, nos transformamos en expertos constructores, mantenedor y protectores de esa golosas, infame y criminal corrupción, una equivalente a ese destructivo virus chino, que invadió, contaminó y pretende nuestra virtual destrucción.

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