¿Aumentará Maduro?
Desde hace alrededor de seis años, el venezolano comenzó a ver mal el aumento del sueldo básico por decretos del gobierno. Allí, al inicio de la inflación generada por el incremento, existían ambigüedades en aceptarlo o rechazarlo, pero llegó un momento en que comenzamos a sentir mucho miedo y asumimos que no deberían subirse los ingresos de esa manera indebida. No obstante el gobierno sentía como una obligación aumentar los salarios, sin pensar que lo que se incrementaba eran los precios.
A mi juicio, que pudiera estar equivocado, la hiperinflación tuvo un componente fundamental en este renglón de aumentar los ingresos sin aumentar los recursos disponibles, sino creando lo que se denomina dinero inorgánico, que aparece de la nada, nadie ha producido los recursos que lo soporten, es como un cheque sin fondo pero que pagan.
Venezuela ha sido y será un gran país, todo es regresar a entender que no se puede repartir sin producir. Siempre digo lo mismo, pero la lucha política nos ha llevado a unos niveles de confrontación extrema, que impulsan a quienes tienen el nivel de decisión a mostrarse como generosos sin analizar que eso conlleva consecuencias terribles para nuestra maravillosa patria.
Aquí sobrevive el comerciante en ciertas áreas, en otras ha llegado el fracaso. Los empresarios han colapsado y miles de empresas han cerrado. El gobierno asume esto como una guerra en su contra, sin comprender que debe rectificar y allí radica el problema fundamental, por cuanto corregir no es nada fácil cuando se pierde la confianza y la credibilidad. El terror a las expropiaciones y a los controles no permite arriesgar inversiones de ningún tipo y características.
Nos encontramos entrampados en una dinámica absurda. Algunos dentro del gobierno saben que se debe hacer y han tratado de hacerlo, pero todo sale mal por cuanto no existen ingresos suficientes que les permitan soportar la inestabilidad circunstancial y sostenerse firmemente dentro de las buenas decisiones tomadas, pero que son demolidas por la realidad que se les presenta y nadie, absolutamente nadie los puede apoyar con los inmensos recursos que se requieren para reconstruir la capacidad de producción imprescindible para volver a la normalidad.
La lucha por mantener y lograr el poder nos ha llevado a la pobreza extrema y al uso de la fuerza como mecanismos de combate, con las ventajas abiertas para quienes controlan los organismos de seguridad del Estado y poseen las armas. Por eso quienes tienen esas ventajas, deben reflexionar profundamente y buscar entendimientos que permitan el reencuentro de los venezolanos sin la necesidad de tratar de destruir al adversario, considerado como enemigo.
Eso no es lógico ni racional. Lo que debe existir es el derecho total y absoluto, donde solo los jueces tomen decisiones frente a la necesidad de hacerlo. Que nadie sea castigado ni perjudicado por el capricho personal de ningún funcionario disgustado porque lo ofendan o lo critiquen, que sean los jueces quienes asuman el rol de castigar o no a quienes presuntamente se involucren en delitos de la variedad que sea, pero solo los jueces con sus respectivas instancias donde se ratifique o se corrijan las decisiones. No existe absolutamente nada más que eso para que regresemos a la pacificación de los odios y los rencores desbordados. Simultáneamente con esto, iniciar la reconstrucción de la estructura funcional de los servicios básicos. No existen alternativas.
Se aproxima un nuevo primero de mayo y aparece de nuevo el peligroso aumento sin recursos. El sector privado que sobrevive, paga sueldos muchas veces por encima de los decretos del gobierno, pero están como unos tigres cazadores esperando que se produzcan los decretos de aumentos para lanzar sus productos a buscar esos pequeños incrementos por quienes reciben ingresos del gobierno y se llevan todo y mucho más. Se convierten en la otra parte fundamental del problema, no tienen competencia y sus productos se venderán de inmediato, porque hay mucho menos de lo que se requiere. El gobierno se reúne con ellos y acuerdan miles de cosas y jamás cumplirán, solo se llevan alguna parte adicional que les entrega el gobierno a costilla de nosotros, porque son parte del gobierno. Esto no funciona ni funcionará sin analizar que solo con recursos apropiados se resuelve gran parte de todo, no absolutamente todo, eso es simple de entender.
¿Qué decidirá Nicolás Maduro Moros al respecto? No lo sabemos. ¡Buena suerte!
NOTA.- Algunos creen que el COVID-19 y la falta de gasolina favorecen al gobierno. Pensar eso es algo absurdo. Ha llegado la hora de privatizar la venta de la gasolina, pero eso requiere de un acuerdo casi imposible entre Nicolás Maduro y Juan Guaidó, donde CITGO nos envíe gasolina, previa una autorización de la licencia de la Office of Foreign Assets (OFAC) .
Danielbetancourt2612@hotmail.com
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