¿Apresarán a Juan Guaidó?

La lucha política en Venezuela ha llegado a extremos nunca vistos en esta área del mundo. Hemos tenido muchas dictaduras y se ha sobrevivido a esas circunstancias de controlar al país por la fuerza. La sociedad evoluciona y va encontrando caminos de convivencia dentro de la diversidad y la confrontación, pero nosotros vamos en una especie de retroceso absurdo, donde el poder es intransferible y quienes aspiren con posibilidades ciertas de vencer en un proceso electoral deben ser anulados y en caso extremo, exterminados.

El poder político es una verdadera tentación para abusar y enriquecerse, por esos motivos se establecen normas y procedimientos estrictos en el ejercicio de los cargos públicos, los cuales de alguna manera limitan, aunque no eliminan, las ventajas de quienes poseen el nivel de decisión, desde lo mínimo a lo máximo. La oposición es el arma más poderosa para controlar y supervisar y el poder judicial es el garante de que se castigue a quienes dilapidan los recursos destinados para beneficio de la población. Muy pocos seres humanos escapan a estas tentaciones, pero las leyes y los castigos a desconocerlas permiten el desarrollo de las naciones mediante la inversión apropiada de los recursos obtenidos, por esfuerzo de todos, en obras y servicios públicos.

En Venezuela se ha producido la desgracia de que quienes detentan el poder han logrado controlar todo la estructura del Estado y esto ha traído la hecatombe total dentro de la cual nos encontramos en la actualidad, donde se esfumaron las inmensas cantidades de dinero que han ingresado de manera inesperada por el aumento sorpresivo del precio del petróleo, el cual poseemos en abundancia. El hambre, las enfermedades y la miseria, azotan a nuestra adorada y querida patria. Regresar a la normalidad es demasiado difícil por cuanto los que gobiernan han asumido que este país es de su propiedad y que son libres para realizar lo que les venga en gana, aunque el resto de nosotros dependa de lo que ellos nos permitan. Esta es la simple realidad.

A este control total se escapó el órgano legislativo que es la Asamblea Nacional, que es el poder que designa a los otros poderes, excepto al ejecutivo y a ellos mismos. La reingeniería electoral que habían diseñado y que los favorecía totalmente se les revirtió cuando la oposición corrigió los errores y ganaron con mayoría absoluta, aunque el gobierno anuló esta ventaja acusando a una secretaria de Amazonas de comprar unos votos de quienes vendían mercancía en los semáforos. Después declararon en desacato a la Asamblea Nacional por incorporar a los diputados cuestionados y es como nos encontramos en la actualidad, con una Asamblea Nacional Constituyente, electa solo por los partidarios del gobierno, atribuyéndose las competencias y más.

Dentro de ese panorama absurdo, la Asamblea Nacional Constituyente, ordena al Consejo Nacional Electoral realizar unas elecciones adelantadas y de paso anulan a los principales partidos de oposición y habían invalidado a los candidatos más populares. No obstante algunos opositores presentan una candidatura, aunque la gran mayoría se opone a esas elecciones por considerarlas ilegales y esto lo asumieron muchos países de la región. En lo personal luché para que saliéramos a votar, presumía que si lo hacíamos podíamos vencer, pero fue imposible y el día de las elecciones salí a votar, pero al no ver a la oposición haciéndolo, tampoco voté. Los del gobierno sabían que esto iba a suceder.

Llega el 10 de enero del 2018, fecha en la cual debe juramentarse el presidente electo frente a la Asamblea Nacional y Nicolás Maduro, electo en el proceso electoral cuestionado por la mayoría de electores y por varias naciones, se juramenta en el Tribunal Supremo de Justicia. La Asamblea Nacional considera que no se había elegido un presidente y quien debe asumir al Poder Ejecutivo es quien preside la Asamblea Nacional, según nuestra constitución aprobada en 1999. Juan Guaidó, quien había sido electo como presidente de la Asamblea Nacional, se juramenta el 23 de enero de este año, como presidente interino de Venezuela, en un acto de cientos de miles de venezolanos presentes.

De inmediato a la juramentación de Juan Guaidó como presidente provisional, comienzan los reconocimientos de muchas naciones, ya pasan de cincuenta. El gobierno acusa de terrorista al brazo derecho del juramentado presidente provisional Juan Guaidó, Roberto Marrero. Le allanan su apartamento en un acto de fuerza descomunal y lo llevan preso. Demuestran lo que pueden hacer y es una advertencia a Juan Guaidó. ¿Se lo llevarán preso?

@dabega26.

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