Opinión

Andrés Bello : educador y libertador de nuestramérica!

En Londres, “la misión era ardua y había de tropezar con la política utilitarista de Gran Bretaña que sólo entendía aprovechar en su exclusivo favor las disidencias…”.
lunes, 06 diciembre 2021

“Yo soy orgulloso de ser latinoamericano. Yo creo que Latinoamérica es el lugar donde puede surgir una cultura válida para todos los hombres” José Manuel Briceño Guerrero

Aprovecho este 29 de noviembre con los 240 años del nacimiento de Andrés Bello, ese gran caraqueño y latinoamericano, para escribir un nuevo artículo apuntando hacia la forja de necesaria identidad nuestramericana; que nos sirva de ancla con la cual sujetar nuestra nave al fondo rocoso del pensamiento y la acción de quienes vivieron la hazaña de sus vidas antes que nosotros, y nos dejaron tareas por hacer en el surco de la siembra necesaria para hacer de nuestramérica la patria grande soñada por los libertadores; que nos fortalezca y posicione hoy, con mirada liberadora y fresca en la vida del planeta y su destino.

Andrés Bello es uno de nuestros grandes próceres civiles preteridos por la indolencia con la que nos hemos ocupado de la parte de la historia vinculada a la paciente forja del temple de la paz para construir repúblicas y propiciar su encuentro para la construcción de las bondades de la patria grande latinoamericana y del Caribe; mientras hemos sido inclinados a exaltar la historia de independencia de la metrópoli impulsada por el acero de las espadas, que luego han contribuido a levantar banderas para el desencuentro y las guerras interiores.

José Martí en su columna “Patria” fechada en Nueva York el 23 de Diciembre de 1881 titulada “Centenario de Andrés Bello”, nos recrea su imagen cuando escribe, “Ya lo alcanzo, sentado a la margen del risueño Anauco, viendo correr al par, en el riachuelo el agua, y en el libro que lee los tiempos de la historia. Ya le oigo departir humildemente con su maestro Cristóbal de Quesada y con el latín que aprendió de él mejorado por su excelso juicio, vencer en las aulas animadas a condiscípulos y a dómines. Ya le miro como quien doma águila enseñar a Bolívar, como quien oye a profeta, aprender de Humboldt; y le veo pasar del brazo del buen Ustáriz, con él como con todos bondadoso, y escucho las palmas regocijadas con que celebran sus amigos los sueltos y galanos versos con que los pasma y enajena. Y al elegir, de entre los grandes de América, los fundadores- le elijo a él”.

Nacido en 1781, apenas dos años antes que Simón Bolívar, fue su maestro en una etapa de la inquieta adolescencia del menor, quien preservó memoria de las enseñanzas de geografía y, a lo largo de su vida, manifestó su respeto y admiración al maestro. También en el albor del siglo XIX, en Caracas tuvo encuentro e intercambios con Humboldt y Bompland, incluido ascenso al pico La Silla en la serranía Waraira Repano.

Después del 19 de abril de 1810, integró la misión a Inglaterra junto a su antiguo discípulo Bolívar y a Luis López Méndez, -otra figura civil republicana sacrificada en las adversidades y preterida por la historia quien murió con carencias y abandono en el pueblo chileno de Curacaví el año 1841-; la misión partió de La Guaira en junio de 1810 a bordo del bergantín inglés General Lord Wellington, para exponer las razones de la Junta de Caracas al desconocer las “ilegítimas” autoridades peninsulares, el propósito de reunir un congreso con representantes de las provincias de la Capitanía y la solicitud de crédito en condiciones favorables para la adquisición de armas y pertrechos de guerra con propósito de defensa ante posible ataque de barcos franceses en el Caribe.

En Londres, “la misión era ardua y había de tropezar con la política utilitarista de Gran Bretaña que sólo entendía aprovechar en su exclusivo favor las disidencias…”.

Con el consejo de Miranda, Bello y López se quedan para continuar gestiones en medio de grandes adversidades y congojas que les impidieron volver al país. Nos refiere Rufino Blanco Fombona “… Bello en Inglaterra, fiel a su patria y a la revolución, sin pedir ni aceptar nada a los dominadores, a pesar de la miseria que lo acosaba en Londres, al punto de pasar días enteros sin más alimento que un mendrugo, ni más calefacción que la del Museo Británico, donde permanecía mañana y tarde, sobre gruesos infolios eruditos”.

Sus armas de libertador las usó en el campo de batalla de la educación y la enseñanza pública, la defensa de nuestra lengua regional americana y la redención cultural del hombre nuevo, sanado de la larga herida de las batallas y heredero de los combates desde Venezuela al Alto Perú y más al sur.

“Bello había nacido con alma de maestro, amaba a la juventud y toda su existencia fue consagrada a dar los dones y la experiencia de su inteligencia privilegiada que había atesorado de la cultura”. La formación que recibe del padre Quesada le lleva a adoptar otro carácter que es permanente en sus versos, ver en los poemas algo más que “un ejercicio delicioso al entendimiento” para asignar la finalidad de” elevar el carácter moral” de quien los escribe y de quienes los leen.

Sus “Alocución a la poesía” y “Silva a la agricultura de la zona tórrida”, que serían proyecto de un gran poema “América”, son poesía política y geográfica que recuerda la gesta heroica de Bolívar y sus soldados, con el minucioso nombramiento histórico-lírico de sus pueblos; sus interacciones con Humboldt se ven reflejadas en el canto con descripción de la variada belleza botánica de la tierra, fertilizada por los soles y las lluvias del trópico y por la sangre de sus guerreros.

En ellas recrea la imagen de la naturaleza, “Salve fecunda zona que al sol enamorado circunscribes”, y de los frutos, “el ananás que sazona su ambrosía”; precisa nombres como la parcha, “este nombre se da en Venezuela a las pasifloras o pasionaria, género abundantísimo en especies, todas bellas y algunas de suavísimos frutos”. Ellas son un canto a la inmanencia de la naturaleza y su exuberancia en nuestro continente, al grado que el cuerpo poético de las Silvas avivará el contenido del Canto General de Pablo Neruda; así lo confesaría el gran poeta de nuestramérica y del mundo.

Su vida, sus escritos y todo lo que crea ese ánimo de maestro-educador “son testimonio del desvelo de Bello por enseñar patria y comprometernos con su destino, trasunto de la moral y luces bolivarianas que animan, en la gran aula del tamaño de nuestra geografía continental, su obra y su ejemplo cósmico”.

El año 1829, contratado por Chile, se traslada con la familia y desarrolla -hasta su muerte en 1865-, fructífera obra con despliegue de acciones en diferentes disciplinas, incluida la fundación de la Universidad con visión futurista de misión a cumplir. Chile le reconocerá de tal modo que esta fecha es fiesta nacional para ese país; conocí a varios chilenos asombrados al conocer que el “chileno” Andrés Bello, era caraqueño.

Su impulso al idioma desde la visión de América, significará importantísimos aportes a nuestra realidad territorial “fragmentada en diversas regiones claramente definidas y caracterizadas por rasgos lingüísticos que a pesar de no ser exclusivas de cada región dada, tomados en conjunto proporcionan una única fisonomía lingüística.

Su “Gramática castellana para uso de los americanos” (1847) es en justicia, el clímax de un proceso reivindicador de la esencia lingüística americana y el código que regirá el español americano como única y magna lengua de la comunidad americana. Este proceso lo había iniciado él mismo con sus “indicaciones sobre las consecuencias de simplificar y uniformar la ortografía en América” de 1823 y con las observaciones que hace sobre algunas formas léxicas autóctonas, En la “Alocución a la poesía” hay descripciones semánticas de algunos de los regionalismos que utiliza en la “Agricultura de la zona tórrida”.

Andrés Bello le hace importantes observaciones a las reglas impuestas por la Academia de la Lengua y declara su intención: “No tengo la pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de HispanoAmérica. Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes”

De tal modo que “al pregonar la necesidad de conservar el castellano defiende el derecho de los americanos a tomar parte en la expansión y ramificaciones progresivas de la lengua, como consecuencia de la nueva situación geopolítica y social de las naciones desprendidas del yugo de la metrópoli”. En materia de la lengua, “Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales divergencias…”.

Andrés Bello es prócer del proyecto de la utopía liberadora; nos da entusiasmo y los instrumentos para tener lengua propia, que nos sirva al encuentro fraterno, para superar diferencias haciendo distinciones al entendernos, para trabajar el sueño nuestramericano, con mirada y voz propia, que al darnos identidad nos sitúe en nuestra tierra, para ser libres actores hacia el compromiso del con-vivir humano y con la Tierra.

Casatalaya, caracas 29 noviembre 2021

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