Anatomía del desamor

En los libros de causas de los tribunales de justicia aparece repetidamente la frase: “Divorcio por desamor. Llama la atención este asunto porque la antropología contemporánea considera que el desamor es el mayor enemigo de la existencia humana. Ahora bien, ¿Qué es el desamor y cuáles son sus causas. De una manera muy básica se dice que el desamor surge “cuando la gente se dejó de querer”. La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, acogiendo precedentes de la Sala Constitucional, en sentencia de fecha de 30 de marzo de 2017, estableció que, se puede declarar el divorcio cuando uno de los cónyuges invoca el desafecto o las incompatibilidades de caracteres que hacen imposible la vida en común. Hay que advertir que son dos cosas diferentes, no quererse o no soportarse, porque aunque parezca ilógico hay personas que se aman, pero no se aguantan y no pueden vivir juntos.

El problema del desamor trasciende lo jurídico y es objeto de análisis en la filosofía o antropología. En el libro de Vicente Madoz, los miedos del hombre moderno, entre el sufrimiento, vejez, fracaso, soledad y muerte aparece el desamor. Se dice allí, que existen dos categorías de desamor: el desamor de acercamientos o agresividad, y el desamor de separación o ruptura. La agresividad implica acercarse al otro para hacerle daño y la ruptura implica desunir algo que en su momento formó un todo. La ruptura implica incomunicación: “imposibilidad de establecer puentes íntimos y profundos con el otro”. Esta parece ser la razón de la jurisprudencia. Pero ojo, el desamor también puede ser dañino cundo conduce al abandono y la soledad que producen sufrimiento y dolor.

La cosa no es fácil. Dice el autor que comentamos “el desamor supone un terrible desgarro para el sujeto, que le genera intensos sentimientos de angustia y depresión. En toda alteración persistente el estado de animo de origen psicológico –lo que en antaño se llamaba depresiones psicológicas- y que hoy se denomina en forma amplia “distimias”, subyace siempre la experiencia de una pérdida significativa y penosa, con connotaciones de un desamor sentido y experimentado, ¡Tal es la intensidad del dolor de la perdida!”

El problema del desamor puede tener muchas causas, pero tradicionalmente, se le atribuye a la monotonía. Decía Balzac: “El matrimonio está en lucha continua con un monstruo que parece devorarlo: la costumbre y el hábito”. Pero la cosa no es tan mala y puede funcionar, cuando se tiene conciencia de que los deberes matrimoniales expresados en el Código Civil responde a valores que puede ayudar a mantener la unidad de la pareja: cuando se entiende que convivir es compartir la vida y el destino; guardarse fidelidad es no engañarse y sobretodo respetarse y socorrerse mutuamente, es estar al lado del otro para enfrentar las adversidades de la vida, entonces la vida en pareja tiene un sentido diferente.

Sobre el divorcio por desamor hay tres posiciones: unos dice que se justifica porque nadie está obligado a vivir con otra persona, si ya no la quiere; otros considera que es una inmoralidad permitir que se trate las personas como a los zapatos viejos y hay una posición intermedia, que sostiene que siempre hay que analizar el caso concreto, para ver las “razones del desamor, porque no se puede aceptar el divorcio por simples caprichos, sin medir consecuencias y responsabilidades.

El tema del desamor o desafecto como le dice otros, es polémico. Un amigo upatense que incursiona en la filosófica, dice que lo que se pierde es “espíritu de la convivencia”, pero el amor nunca desaparece definitivamente, porque apelando a una metáfora agrícola “donde hubo conuco siempre queda rastrojo”.
Twitter @zaqueo

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