Opinión

Alcasa: ¿Que pasó con el poder obrero socialista?

"¿Qué pasó con el poder obrero socialista? ¿Dónde estaban sus presidentes obreros y sus gerentes proletarios, defensores de los bienes del pueblo? ¿Por qué nunca actuó el patriotismo, la cordura, la honestidad y el sentido común? ¿Qué hacían los "enérgicos" sindicatos revolucionarios, y los que no lo eran, también?".
jueves, 12 noviembre 2020

Aluminios del Caroní S.A., (Alcasa), en sus tiempos, fue una de las pocas empresas privadas, pioneras de la zona. Se constituyó en diciembre de 1960, con el objetivo de producir aluminio primario y derivados.

Un 14 de octubre de 1967, poco menos de seis años después de fundada, inició su producción. Para ese momento, la capacidad instalada de su planta, fue de apenas 10.000 TMA. Estos cautos comienzos, denotan un liderazgo de vanguardia, pero prudente.

Recordemos que la Venezuela de esa época, aunque venía de abatir una dictadura militar, seguía siendo sacudida por continuas intentonas golpistas, por parte de algunos insurrectos militares y grupos guerrilleros de Izquierda pro cubanoides.

Fueron, sin embargo, los años de planificación y creación en Guayana, de un gran plantel de industrias estadales y privadas; debemos destacar, en particular, el nacimiento de la industria hidroeléctrica; ella dio lugar a una avalancha de inversiones en nuestra región, que crecería exponencialmente, después de algo más de una década.

Los años 60, sin embargo, serían testigos del desarrollo de la electrificación del Caroní, de Sidor y de la consolidación de la Corporación Venezolana de Guayana.

Alcasa, por su parte, fue uno de esos ensayos políticoindustriales de la naciente democracia; quizás el primero, después del petróleo.

Nació como empresa mixta, con capital de la Reynolds Metals Co.; su aporte fue de un cincuenta y un (51 %) por ciento; contribuiría además, con su tecnología y experticia gerencial.

Por su parte, la Corporación Venezolana de Guayana, participaría con un cuarenta y nueve (49 %) por ciento. Poco tiempo después de esta exitosa experiencia, se inicia la construcción de la segunda etapa de la línea I de producción, para elevar su capacidad a 22.500 TMA. con el tiempo, su capacidad instalada total, sería de 210.000 TMA.

Para Reynolds, era obvio que el régimen de libertades en Venezuela, se estaba consolidando y que la dirección política del país, tomaba visos de estabilidad y madurez. Con la ampliación de la capacidad productiva de Alcasa, también arranca la unidad de laminación, de 13.000 TMA.

La Reynolds Metals Co., fue visionaria; supo desde un inicio, que podría aprovechar el potencial hidroeléctrico que estaba por venir, y capitalizar los bajos precios de dicha energía. Además, su planta, ubicada en la ribera de un río caudaloso y navegable como el Orinoco, la comunicaría con el mundo.

Desde su inicio, Alcasa se convirtió en la reductora de aluminio más importante de Venezuela, hasta que se fundó Venalum. Su producción de aluminio, sirvió para abastecer el mercado nacional; uno, que por cierto, fue desarrollándose de la mano de esta empresa.

Hay quienes opinan, sin embargo, que ese desarrollo fue muy tímido y que no se hizo el debido esfuerzo para potencializarlo, particularmente, durante los años 80’s y 90’s.

Sus principales clientes, a nivel nacional, formaban parte de los sectores eléctrico, construcción, transporte, refrigeración y otros menores. Alcasa, también creó en Guacara, una planta para producir foil (papel de aluminio), fundamentalmente.

Su capacidad de producción anual inicial, era de aproximadamente, unas 3.700 TMA. en 1986, dicha capacidad se elevaría hasta unas 6.000 TMA. Mientras Alcasa fue gerenciada por la Reynolds Metals Co., se observó una adecuada atención al cliente y su crecimiento y desarrollo como empresa, fue evolucionando de la mano del mercado; las instalaciones y facilidades, en planta, respondían al nivel de necesidades que imprimía la producción.

En 1973, nace el proyecto Venalum con el objetivo de contribuir al abastecimiento del mercado japonés, fundamentalmente. Quedaría un excedente, que en principio, estaría destinado al mercado de exportaciones, y por razones técnicas y económicas, a Sural, procesadora nacional (cablera); de manera que nunca existió rivalidades “estructurales” entre los productores nacionales (Alcasa-Venalum), por mercado alguno.

Embargo petrolero de los años 70’s
El súbito incremento en el precio del petróleo a nivel internacional, le permitió a Venezuela disponer de grandes cantidades de recursos financieros, y con ellos, el gobierno de turno, de tendencia socialista, optó por nacionalizar empresas y acelerar los niveles de inversión del Estado, en ampliaciones y nuevos proyectos de diversas índoles; de forma tal, que a partir de 1976, la cuota de participación de la Reynolds Metals Co., en Alcasa, fue nacionalizada y la gerencia de la empresa, pasó a manos de la CVG.

Ocurrió lo inevitable; con cada elección presidencial, el recién llegado sector político al poder, removía la cúpula directiva de la misma, (incluyendo presidentes y directores) y la reemplazaba en su totalidad, con personas, normalmente desconocedoras y ajenas a esta industria. La historia revelará las consecuencias nefastas de esta errada conducta política.

Lo cierto es, que el presumido criterio de elegir al mejor líder industrial (presidente de empresa), de que disponía el partido político entrante para sustituir al saliente, pocas veces se cumplió.

La meritocracia funcionó a medias, en algunos casos, como en Ferrominera, Sidor y alguna vez en Venalum.

Debemos entender que el líder industrial ideal, habría sido aquel que sintiera pasión por el sector o empresa que habría de liderar.

En segundo lugar, un líder industrial debe ser una persona experta y estudiosa, particularmente, de aquellas disciplinas en las cuales estaría involucrado (tecnología, mercados, finanzas, recursos humanos etc.).

El tercer requisito es que un líder industrial debe ser proactivo, es decir tener iniciativa y capacidad de innovar.

El cuarto aspecto es el relacionado con lo ético; es el que más empodera a un líder; la honestidad es percibida como una cualidad excepcional.

Finalmente, estas cuatro relevantes áreas de competencias, se amalgaman alrededor de una quinta cualidad esencial, que se erige como la columna vertebral, que es el “genio del emprendimiento”. Ello le da forma final a ese líder industrial ideal.

Durante la época democrática, muchos de los ejecutivos nombrados en estos cargos directivos, poseían algunas de las virtudes antes señaladas. De hecho, alguno descolló en una o varias de estas características, pero muy pocos cumplieron con la generalidad de ellas, como para poder realizar una sobresaliente labor.

Habiendo hecho este breve recuento de lo que debe ser un verdadero líder industrial, queda en evidencia que los criterios utilizados por los políticos, en el nombramiento de funcionarios, en muy pocos casos, acertaron. Y no lo hicieron, porque en lugar de esforzarse en encontrar un candidato idóneo, preferían nombrar a un “amigo”, para que preservara sus intereses personales, o a un “compañero de partido de confianza”, que cuidara los intereses políticos del partido de turno.

De forma tal, que en la mayoría de los casos, estos personajes nombrados en dichos cargos, defraudaron las expectativas que en ellos tenía el país, de preservar los bienes de la nación, con el mismo celo con que los cuidarían si se tratara de la cosa privada. A pesar de estas circunstancias, las Empresas Básicas y Alcasa en particular, seguirían contribuyendo con el Estado y con empleos para el pueblo.

A nivel de la CVG, hay tres nombres honorables y líderes integrales, que me vienen a la mente y que creo obligatorio hacerles un reconocimiento. Ellos son: Rafael Alfonzo Ravard, Argenis Gamboa y Leopoldo Sucre Figarella, en orden de antigüedad; ellos permanecieron en sus cargos, a pesar de los avatares políticos, el suficiente tiempo como para demostrar sus sobresalientes aptitudes, en lo técnico, administrativo y ético, incluido por supuesto, sus destacados roles como emprendedores.

En las empresas, también hubo personas muy destacadas, que serán, en su oportunidad, objeto de reconocimiento.

Con el advenimiento del chavismo al poder en 1999, Alcasa, así como todas las demás empresas del grupo, iniciaron, con cautela al principio, su demoledor periplo de ensayo socialista del siglo XXI, con líderes sindicalistas unos, y militares, otros.

Se nombraron, en el caso particular de Alcasa, presidentes y directores, con la premisa de que operarían bajo esa populista y extraña figura, denominada “control obrero”, de raíz socialista, según la cual, los trabajadores deben dirigir las fábricas.

Los resultados de tan atrevido y extraviado experimento, desembocó, eventualmente, en la quiebra, vandalización y destrucción de la empresa, a la cual convirtieron en cementerio de equipos, empleos y sueños.

Así, llegó Alcasa, a las puertas del socialismo del Siglo XXI. Este último eslabón de tiempo, para esta empresa, fue un período gris, con muchos años de ruina física, pero peor aún, de desintegración moral. Llegó a lo máximo de su destrucción. Al punto en que hoy, entrar a estas instalaciones, da temor.

En ellas solo se observa desorden, suciedad, piezas inservibles regadas por doquier, oscuridad y silencio. El saqueo fue total; la destrucción, absoluta, y es entonces cuando surgen las preguntas:

¿Qué paso con el poder obrero socialista? ¿Dónde estaban los presidentes obreros y sus gerentes proletarios, defensores de los bienes del pueblo? ¿Por qué nunca actuó el patriotismo, la cordura, la honestidad, el sentido común?

¿Qué hacían los “enérgicos” sindicatos revolucionarios y los que no lo eran también? ¿Por qué no protestaron los trabajadores, cuando les robaban equipos, empleos y esperanzas? ¿Por qué nos convertimos todos, en cómplices de semejante crimen? ¿Cómo podían los trabajadores, entretenerse jugando entusiastas partidas de dominó, mientras despedazaban su empresa y también al país? Por cierto, estos son los mismos que hoy, hacen comparsa, solicitando la firma de un nuevo convenio colectivo.

¿Se nos extravió el sentido común, la vergüenza y el honor? Si algún día estas empresas volvieran a reconstruirse, ¡y volverán! ¿Podrán participar en ese esfuerzo, quienes contribuyeron a esta hecatombe monumental?

“No vayas por donde nos lleva el camino. Ve por donde no lo haya, y deja tu huella”.
Ralph Waldo Emerson.

Twt: @magarci29

web: ManuelGTblog.wordpress.com

CE: mgarciat84@gmail.com

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link:  https://chat.whatsapp.com/ElPJiFkPVvrEs3MAmCh7qY

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia

error: