AP: Comicios venezolanos evidencian división entre la oposición
En los comicios del domingo en Venezuela la abstención fue dominante y los aliados del gobierno del presidente Nicolás Maduro se adjudicaron el grueso de los cargos a elegir en los comicios estatales y municipales.
En la jornada electoral nuevamente quedó en evidencia la necesidad de unión entre los partidos opositores que sumaron una gran cantidad de votos en conjunto, en ocasiones más que el oficialismo, pero que no se tradujo en victorias por la dispersión del voto opositor.
El desanimo de muchos que optaron por no votar también fue determinante.
De acuerdo con el segundo boletín oficial, correspondiente a 99,20 % de los votos transmitidos, en los comicios participación 42,26 % o 8.151.793 de los más de 21 millones de venezolanos inscritos en el padrón electoral, una incidencia previsible luego de casi un lustro de llamados de los principales partidos opositores a no votar y el boicot desde 2017 de los previos procesos electorales argumentando que no existían condiciones suficientes para garantizar que las elecciones fuesen justas y transparentes.
Así las cosas, la alianza oficialista ganó la alcaldía de Caracas con la candidata oficialista Carmen Meléndez, exministra de Defensa, y además ya se adjudicaron 18 de las 23 gobernaciones en disputa.
En varias de éstas la diferencia fue exigua —cercana a 1 %— y en otros la ventaja del candidato oficialista que marcha al frente en los escrutinios es tan pequeña que obliga esperar a contar hasta el último voto para declarar un ganador, comentó Roberto Picón, uno de los cinco directores del CNE.
Falta por definir el ganador como gobernador en los estados Apure y Barinas.
En el estado Miranda, vecino de Caracas y de alto valor estratégico para los bandos en pugna, el actual gobernador oficialista Héctor Rodríguez logró la reelección con más de 396.192 votos, lo que representa hasta ahora el 48.19 %, 60.684 más que su más cercano contendor, el opositor David Uzcategui.
La suma de los votos, entre candidatos distintos a la alianza oficialista, superan en conjunto los sufragios a favor de Rodríguez, un estrecho colaborador de Maduro.
Los partidos opositores, en tanto, triunfaron en los comicios para elegir gobernadores en el estado central de Cojedes (MUD), el insular estado Nueva Esparta (Fuerza Vecinal) y Zulia, estado petrolero donde el excandidato presidencial Manuel Rosales (UNT), suma 56,13 %, 21,54 puntos porcentuales más que el actual gobernador oficialista, Omar Prieto.
Esencialmente el voto opositor se dispersó entre varias opciones. En su mejor momento, la oposición conquistó, participando en bloque, seis gobernaciones y 76 alcaldías en 2008 y 2013, respectivamente.
También en unidad en 2015, la oposición ganó por abrumadora mayoría la Asamblea Nacional, que perdió cinco años después en unas elecciones en las que decidió no participar.
El CNE anunció que de las 335 alcaldías fueron adjudicadas 322, 205 de ellas al oficialismo, 59 a la alianza opositora MUD y 58 a otros partidos y alianzas de adversarios al gobierno de Maduro.
Visiones
El líder opositor Juan Guaidó, que en los últimos tres años impulsó activamente el boicot y que en agosto dejó abierta la puerta de la participación a su alianza MUD, pidió a la dirigencia opositora no sucumbir ante la tentación de distribuir culpas por los resultados del domingo, al la par que los exhortó a reflexionar sobre el mensaje emitido por electores adversos al gobierno y trabajar en unidad.
“Yo doy la cara y asumo la responsabilidad. No es un momento de peleas entre partidos, egos de liderazgos políticos, es momento de reflexión y unidad por los venezolanos y para ellos”, dijo Guaidó en una rueda de prensa.
El oficialismo, que controla casi todas las instituciones (alcaldías, gobernaciones y la Asamblea Nacional), era el favorito para adueñarse de la mayoría de los cargos.
Entre más de 70.200 candidatos se elegirán 3.082 puestos, de ellos 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 legisladores de consejos estatales y 2.471 concejales municipales.
La oposición se encuentra postrada como consecuencia de las fracturas internas, provocadas en buena medida por los fallidos intentos de desalojar del poder a los herederos de Chávez, que dominan la escena política desde 1999 pese a contar con el apoyo de Washington que mediante severas sanciones llegó a poner a Maduro contra las cuerdas, privándolo de las principales fuentes de ingresos.
Las presiones internacionales no fueron capaces de desestabilizar la administración de Maduro y mucho menos minar el apoyo de las fuerzas armadas, que han sido tradicionalmente los árbitros de las disputas políticas en Venezuela.
La debacle y perdida del apoyo de muchos críticos del gobierno fue una consecuencia de la confrontación de posturas para lograr ese fin, desde hacer uso de la fuerza hasta insistir en el cambio político por la vía electoral.
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