Buscan a sobrevivientes del sismo en Turquía tras rescatar a 100 personas
Equipos de rescate luchaban el sábado para encontrar supervivientes entre los escombros de los edificios que se derrumbaron en el oeste de Turquía tras un fuerte sismo la víspera, que causó al menos 27 muertos en este país y en Grecia.
En Bayrakli, en la provincia turca de Esmirna, socorristas intentaron durante toda la noche abrirse paso a través de un gigantesco montón de hormigón y acero, los restos de un edificio de viviendas de siete plantas, según una corresponsal de la AFP.
Algo más lejos, se oyeron los gritos de la multitud cuando los socorristas extrajeron un cuerpo sin vida de entre los escombros, transportándolo dentro de una bolsa mortuoria negra.
“¡Déjenme ver de quién se trata!”, suplicaba un hombre sin noticias de sus seres queridos.
El sismo, cuya magnitud fue evaluada en 7 por el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS) y en 6,6 por las autoridades turcas, se produjo el viernes por la tarde en el mar Egeo, al suroeste de Esmirna, la tercera mayor ciudad de Turquía, y cerca de la isla griega de Samos.
La sacudida fue tan fuerte que se sintió hasta en Estambul y Atenas. Además, provocó un minitsunami que inundó las calles de Seferihisar, ciudad turca situada cerca del epicentro, y barrió las costas de Samos.
Ante esta catástrofe, Turquía y Grecia dejaron sus disputas diplomáticas a un lado, y se mostraron dispuestos a ayudarse.
En Grecia dos jóvenes murieron y nueve personas resultaran heridas.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, viajará el sábado por la tarde a Samos, donde la situación “es extremadamente difícil”, según Protección Civil.
La costa egea turca, densamente poblada, fue la más afectada. En Turquía, 25 personas fallecieron y 804 resultaron heridas, según la Gestión de Emergencias y Desastres (Afad).
Cerca de 500 temblores
Desde el terremoto, un centenar de personas fueron rescatadas vivas de entre los escombros, indicó el sábado el ministro turco de Medioambiente, Murat Kurum.
Dos mujeres fueron salvadas 17 horas después del temblor, según el gobierno.
En Bayrakli, distrito que cuenta con unos 300.000 habitantes, las autoridades instalaron tiendas para que las familias pudieran pasar la noche.
Nermin Yeni, de 56 años, se encontraba en su casa cocinando cuando la tierra tembló.
“Me precipité al exterior, y después me derrumbé”, relata, delante de la tienda en la que ha pasado la noche.
Otros, con menos suerte, durmieron en sacos de dormir sobre un césped, y algunos en sus coches.
En el barrio, los rescatistas reclamaban a veces silencio, con la esperanza de oír a posibles supervivientes, antes de continuar su búsqueda.
Muchos residentes, cuyas viviendas resistieron al temblor decidieron igualmente quedarse fuera.
El miedo a las réplicas es enorme: desde el sismo principal el viernes, la tierra tembló cerca de 500 veces, según las autoridades.
Más de 6.000 efectivos de rescate fueron movilizados en la región afectada, según la presidencia turca.
Minitsunami
En la isla griega de Samos, la zona más afectada en Grecia, el terremoto llegó a causar un minitsunami.
El nivel del mar se elevó a 40 cm sobre las carreteras del puerto de Vathy, provocando importantes daños en comercios.
El secretario de Estado de Protección Civil, Nikos Hardalis, calificó la situación de la isla de “extremadamente difícil” y pidió a los habitantes “permanecer atentos” ante el riesgo de réplicas.
El observatorio geodinámico de Atenas registró numerosas replicas desde el viernes, la más fuerte de magnitud 4,7 a las 05H31 GMT.
Las autoridades comenzaron el sábado a evaluar los daños en Vathy y otros pueblos de la isla e “instalaron tiendas para quienes lo necesiten”, aseguró Hardalis.
Tanto Turquía como Grecia están situadas en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
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