Descubre cómo es la mente de una persona bipolar
Uno de los trastornos del estado de ánimo que suponen una gran complejidad tanto a la hora de definirlo como de abordarlo es el trastorno bipolar.
De acuerdo con Julia Márquez Arrico, doctora en Psicología Clínica, el trastorno bipolar no es una elección o una “manera de ser” Tampoco es una condición de personalidad múltiple o doble, ya que se trata de estados diferentes.
La persona con trastorno bipolar no tiene dificultades para identificarse a sí mismo, sino que sus cambios de ánimo son tan drásticos que sus actitudes se hacen antónimas y difíciles de explicar.
El diagnóstico de esta condición es muy complicado, sobre todo porque la persona que lo padece difícilmente busca ayuda. También lo dificulta la inestabilidad que presenta en sus actitudes.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que el trastorno bipolar puede confundirse con otros problemas, como la depresión.
Actitudes de una persona con bipolaridad
Las siguientes actitudes se consideran como pautas orientativas, que pueden indicar que una persona quizás tenga un trastorno bipolar.
1. Cambios drásticos en su estado de ánimo:
La bipolaridad implica cambios drásticos de los estados de ánimo.
Una persona bipolar puede pasar de la euforia incontrolable a una turbación profunda de un momento a otro y por situaciones muy simples.
Para las personas mentalmente estables, estas no serían demasiado significativas.
Asimismo, alguien con este trastorno puede durar un buen periodo de tiempo en un estado específico, que puede ser estable, depresivo o maníaco. No obstante, los cambios de estado no responden a situaciones específicas o a patrones predecibles.
Se trata de una fase maníaca y se caracteriza por actitudes excesivas: deseos sexuales excesivos, energía excesiva e incluso, puede llegar a la agresión.
2. Hipomanía o manía:
La psicóloga Beatriz Caballero explica que el trastorno bipolar “se caracteriza por cambios en el estado de ánimo, con fases de manía (euforia), hipomanía (euforia de menor duración) o mixtas, que generalmente se alternan con episodios depresivos”.
Durante la fase de manía, la persona puede experimentar una suerte de euforia desbordada, junto con una autoestima exagerada, dificultad para mantener la atención, etc. También puede que esté mucho más habladora de lo habitual.
Por otra parte, la persona puede experimentar una disminución de la necesidad de dormir, agitación psicomotora e impulsividad.
3. Tristeza:
La mente de un bipolar es también hábitat de la tristeza. La persona bipolar se sentirá muy deprimida. Esto conlleva a la ansiedad, tristeza, pesimismo y fuertes sensaciones de frustración.
Además, tendrá una pérdida total del interés por todo, incluso por aquello que deseaba hacer con frecuencia durante la fase maníaca.
Para una persona con esta condición, es muy frustrante no poder entender siquiera la razón de su profunda depresión. Esto puede traer como consecuencia deseos suicidas.
Por último hay que tener en cuenta que una persona con trastorno bipolar suele tener estados de ánimos muy intensos o extremos.
No estamos para juzgarle, sino para apoyarle y animarle a acudir a terapia psicológica, para que se encuentre mejor y pueda tener la mejor calidad de vida posible.
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