¿Cuál es mejor?: Una esponja o un cepillo para lavar platos

Has pensado por todo lo que tiene que pasar la esponja con la que lavamos los platos, vasos y cubiertos. Restos de comida, humedad y, aunque no queramos asumirlo, las bacterias también pasan por ahí.
La realidad es que esta sencilla herramienta de limpieza sería el lugar ideal para esos microbios y gérmenes que nos evocan a lo mismo: Asco y enfermedades.
¿Deberíamos entonces desecharlas y evitar su uso? ¿Será mejor usar cepillos? La respuesta estaría en los siguientes estudios de expertos en la materia, según el medio británico BBC.
Estos microorganismos que tanto disgustan son capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Desde las profundidades de la corteza terrestre hasta los glaciares del frío ártico.
Pero donde estas por excelencia prefieren vivir son lugares húmedos. Tal cual nuestra esponja cálida, húmeda y llena de restos de alimento para nutrirlas.
El microbiólogo de la Universidad de Furtwangen en Alemania, Markus Egert, publicó datos sobre el microbioma bacteriano de esponjas de cocina usadas.
Descubrió la sorprendente cifra de 362 especies de microbios en ellas. En algunos casos, la densidad de bacterias alcanzó los 54 mil millones de individuos por centímetro cuadrado.
“Es una cantidad enorme, similar a la que se encuentra en una muestra de heces humanas”, afirma Egert.
Las esponjas están llenas de agujeros y cavidades, cada una proporcionando un nido para que las comunidades de microbios se asienten.
Para sumar, otro estudio, esta vez de Lingchong You, biólogo sintético de la Universidad de Duke, donde modelaron el ambiente complejo de una esponja mediante computadoras.
Tras eso descubrieron que las esponjas fomentaban un mayor crecimiento microbiano. Luego replicaron estos resultados cultivando diferentes cepas de la bacteria Escherichia coli en esponjas de celulosa.
¿Son las esponjas un riesgo para la salud?
Si bien estos objetos sí estarían llenos de bacterias, esto no significaría un completo riesgo para nuestra salud. Eso es porque estos migro organismos están en todo lugar en todo momento, en nuestra piel, en el suelo y en el aire.
Y no todas son dañinas, muchas realizan funciones vitales.
En el estudio de 2017 de Egert, el experto secuenció el ADN de algunas esponjas comunes y corrientes.
Identificó que cinco de las diez esponjas estaban estrechamente relacionadas con bacterias que pueden causar infecciones en personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Egert señala que “los métodos de limpieza (hacia la esponja) pueden generar un proceso de selección, en el que las pocas bacterias que sobreviven vuelven a crecer en grandes cantidades”.
Es decir: Enjuagarlas con agua caliente y jabón no fueron del todo efectivos. Si bien eliminaban algunas bacterias, permitían que otras más resistentes prosperaran.
Aunque, por un lado más positivo, estas bacterias no tenían nada que ver con intoxicaciones alimentarias graves.
De hecho, En 2017, Jennifer Quinlan, profesora de seguridad alimentaria en la Universidad Prairie View A&M en EEUU, y su equipo recolectaron esponjas de cocina de 100 hogares en Filadelfia.
Solo entre 1 % y 2 % contenían bacterias asociadas con intoxicaciones alimentarias, y en cantidades muy bajas.
¿Cuál es la mejor opción para la limpieza?
Un estudio de 2022, dirigido por Solveig Langsrud, científica del instituto de investigación alimentaria Nofima en Noruega, comparó las bacterias en esponjas y cepillos para lavar platos.
Encontró un conjunto común de bacterias inofensivas en ambos utensilios, sin embargo, los cepillos contenían muchas menos bacterias en general.
Aunque la mayoría de las bacterias en las esponjas no causan enfermedades, sí patógenos peligrosos como la salmonella llegan a una esponja, su estructura las convierte en un lugar ideal para su proliferación.
En el estudio de Langsrud, cuando los investigadores introdujeron salmonella en esponjas de cocina, estas vivieron.
En cambio, cuando añadieron esta bacteria a cepillos, murieron. Se debe a que los cepillos suelen secarse más rápido entre usos, lo que mata a la salmonella.
¿Con qué frecuencia se cambia la esponja?
Quinlan sostiene que, desde una perspectiva higiénica, lo ideal es reemplazarla semanalmente. Sin embargo, hay maneras de prolongar su uso.
“Yo no usaría esponjas de cocina en absoluto. Para mí, no tiene sentido usarlas en el ambiente de la cocina”, agrega Egert.
“Un cepillo es mucho mejor porque acumula menos bacterias y se seca más rápido. Además, es más fácil de limpiar”, concluye.
En definitiva, lavar la esponja con cloro, sumergirla en agua hirviendo o incluso hacer que esta se seque entre usos no serían la solución legítima. Tal vez es mejor optar por otros utensilios.
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