¿Está perdiendo la Nasa la carrera lunar?

Las llamadas para que Estados Unidos lleve astronautas a la Luna antes de que termine la década han sido cada vez más fuertes y frecuentes, provenientes tanto de legisladores bipartidistas como de defensores de la ciencia. Pero, detrás de ese clamor, hay dificultades de proporciones épicas.
La Nasa planea usar Starship de SpaceX —el sistema de cohetes más grande jamás construido— para una parte clave del viaje lunar, pero aún no está claro si el vehículo funcionará. Y un feroz competidor le pisa los talones a la agencia.
“La Administración Nacional del Espacio de China casi con toda seguridad caminará sobre la Luna en los próximos cinco años”, dijo Bill Nye, el popular “Science Guy” y director ejecutivo del grupo sin fines de lucro The Planetary Society, durante una reciente manifestación contra los planes del Gobierno de Trump de recortar fondos para la ciencia. “Este es un punto de inflexión. Este es un momento clave en la historia de la exploración espacial”.
El megacohete aún no ha alcanzado varios hitos clave de prueba. Esto incluye descubrir cómo recargar el combustible de Starship mientras está estacionado en órbita alrededor de la Tierra. Ese paso es necesario dado el diseño y el enorme tamaño del vehículo, pero nunca se ha intentado antes con ninguna nave espacial.
Sumando a la incertidumbre está el hecho de que nadie sabe exactamente cuántos tanques llenos de combustible tendrá que lanzar SpaceX para darle a Starship lo que necesita para una misión de aterrizaje lunar que la Nasa ha planeado para mediados de 2027.
Un ejecutivo de SpaceX estimó en 2024 que ese número “será aproximadamente 10, más o menos”.
Pero, más recientemente, ingenieros del Centro Espacial Johnson de la Nasa en Houston estimaron que un solo aterrizaje lunar podría requerir que SpaceX lance más de 40 tanques, que son vehículos Starship diseñados para transportar combustible, según un exfuncionario de la Nasa que habló bajo condición de anonimato.
Esa estimación puede ser específica para la versión actual de Starship, conocida como Versión 2 o V2, que SpaceX está volando, señaló la fuente. Y se espera que la compañía estrene una versión mejorada del vehículo después de su próxima misión de prueba el lunes, lo que podría cambiar esas predicciones.
Aun así, incluso si el número de vuelos de reabastecimiento está entre 10 y 40, en general, el camino que la Nasa ha elegido para regresar a la Luna es “extraordinariamente complejo”, dijo Jim Bridenstine, quien fue administrador de la Nasa durante el primer mandato del presidente Donald Trump, en una audiencia del Senado en septiembre.
“Esta es una arquitectura que ningún administrador de la Nasa que yo conozca habría seleccionado si hubiera tenido la opción”, dijo Bridenstine, refiriéndose a la decisión de usar Starship como el vehículo que llevará astronautas a la Luna. Esa decisión se tomó en 2021, cuando la agencia espacial no tenía un líder confirmado por el Senado.
El administrador interino de la Nasa, Sean Duffy, respondió a la audiencia del Senado durante una reunión con empleados de la agencia el 4 de septiembre, diciendo que la audiencia equivalía a “una sombra arrojada sobre todos nosotros”.
“Tal vez soy competitivo. Me enojó”, dijo Duffy. “No permitiré que esa sea la historia que escribamos. Vamos a ganarle a los chinos en la Luna”.
Un portavoz de la actual dirección de la Nasa declinó hacer comentarios para esta artículo, citando el cierre del Gobierno.
Por qué la Nasa no está repitiendo el Apolo
Dado el tamaño gigantesco de Starship y sus necesidades de reabastecimiento, la hoja de ruta de la Nasa para su misión planeada de aterrizaje lunar, llamada Artemis III, parece mucho más complicada que las misiones Apolo del siglo XX.
En esas excursiones lunares de hace décadas, la Nasa lanzó un solo cohete —el Saturno V— que tenía todo lo que los astronautas necesitaban ya a bordo, incluyendo la cápsula de la tripulación Apolo y los módulos de aterrizaje, como el Águila, que utilizaron para descender a la superficie lunar.
La Nasa no está repitiendo ese enfoque simplificado por varias razones.
Por un lado, los vuelos espaciales no son tan simples como sacar los planos de misiones antiguas. Las cadenas de suministro, los métodos de construcción y las capacidades institucionales que construyeron los vehículos de lanzamiento Apolo ya no existen.
Incluso si la Nasa pudiera resucitar sus cohetes retro, la agencia espacial ha dejado claro que ese camino no estaría alineado con sus objetivos.
Programa Artemis
La Nasa espera que el programa Artemis logre misiones mucho más difíciles que Apolo, incluyendo permitir que los humanos visiten la región del polo sur de la Luna, en gran parte inexplorada, donde los investigadores creen que hay agua almacenada en forma de hielo bajo la polvorienta superficie. Es más complicado descender allí debido al terreno accidentado y a una trayectoria de vuelo que requiere mucha más energía. Pero el agua y otros recursos lunares podrían ser extraídos y utilizados para mantener una base lunar donde los astronautas vivirían y trabajarían.
El objetivo, como dice frecuentemente la dirección de la Nasa, no es simplemente plantar una bandera en la Luna, sino allanar el camino para una operación tripulada permanente.
Tal visión requiere módulos de descenso lunar mucho más grandes y quizás más versátiles, según el exadministrador de la Nasa Bill Nelson, quien dirigió la agencia en el Gobierno del presidente Joe Biden.
“Para la investigación que vamos a hacer en la superficie de la Luna, particularmente en un lugar muy difícil de alcanzar (el polo sur) se necesita un módulo de descenso más grande”, dijo Nelson a CNN durante una llamada telefónica en septiembre.
“Simplemente no puedes llevar todo contigo” como hicieron los astronautas del Apolo, añadió, “por la ley de la física”.
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