Impulsan bienestar social en El Callao
El Callao.- Impulsar el desarrollo social y académico de los pequeños y medianos mineros que hacen vida en la mina La Increíble de El Callao, se ha convertido en el estandarte de los hombres y mujeres que integran el Colectivo Minero La Increíble.
A través de obras sociales orientadas a cambiarle el rostro a la minería en la región y consolidar una mejor calidad de vida para cientos de personas que buscan en esta actividad el sustento diario.
Desde hace más de siete meses, esta organización comunal fiel a los principios revolucionarios de brindarle repuestas oportunas al pueblo que las necesite, viene impulsando incansablemente la construcción de una escuela y una iglesia cristiana, para consolidar la siembra de valores y principios en el campamento e iniciar así la transformación progresiva del sector, caracterizado por una violencia exacerbada y elevados niveles de promiscuidad.
Rafael Ángel Reyes, vocero del Colectivo explicó que uno de los grandes desafíos del proyecto que han venido desarrollando en la comunidad ha sido el de erradicar la estigmatización de llamarse Colectivo.
“Muchas personas piensan que somos delincuentes por el simple hecho de llamarnos colectivos, al contrario somos hombres y mujeres comprometidos por una sola causa la defensa de la revolución y brindarle a nuestros pueblo las herramientas necesarias para que puedan progresar y eso lo hacemos a través de una sola vía nuestro trabajo”.
Reyes, afirmó que desde que llegó a la mina impulsó junto a un grupo de personas la organización popular y comunal de más de 700 mineros que hacen vida en el sector, como herramienta de transformación social, elemento que ha permitido erradicar por completo la violencia y la promiscuidad en el lugar, a través del respeto y el trabajo en conjunto en pro de un bien colectivo: Una mejor calidad de vida para el pequeño y mediano minero.
El vocero del Colectivo Minero La Increíble, señaló que el proyecto de la escuela permitirá la formación integral en una primera etapa de 33 niños, cuyos padres laboran la minería en la comunidad y no tienen con quien dejarlos, lo que les impide el acceso a su educación.