Claudia Arismendi: Tenemos que ser defensores de que los niños reciban una educación de calidad

Ante el inicio del año escolar 2021-2022, Claudia Arismendi, directora de la Escuela de Educación  y coordinadora General Académica de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) extensión Guayana, conversó con PRIMICIA sobre los retos que trae consigo la “nueva normalidad” del sector educativo.

Inicialmente, recomendó a los docentes plantearse un período de nivelación de todas las áreas, es decir, “tiene que haber un proceso de re-acostumbrar  a los niños, jóvenes y adolescentes al entorno académico”.

“Después de un año y medio de encierro de los jóvenes, los docentes se pueden preguntar ¿qué tengo que nivelar?, ¿cuáles son los contenidos básicos en primaria y bachillerato que tengo que retomar?, y también ¿cómo la escuela se acomoda para pensar actividades nuevamente de socialización que puedan permitir mantener las medidas de bioseguridad, pero que puedan fortalecer lazos que son importantes que se logran en la escuela?, dijo refiriéndose a toda la parte socioemocional.

Aseguró que la vuelta a clases debe pasar por un proceso en el que los docentes puedan definir qué es lo medular de cada una de sus cátedras. “Por ejemplo cuando estoy en bachillerato, pensar en qué será lo más importante que tenga que aprender un estudiante en matemáticas de primer año(…) y en primaria, pensar, a lo mejor, en perfiles o competencias, y decir cuáles serán las competencias básicas que el niño tiene que desarrollar en primer grado para poder pasar a segundo y así sucesivamente”, argumentó.

Arismendi aclaró que por la nueva realidad  hay cosas que serán colocadas “en el congelador”, mientras que se le dará importancia a otras que son cruciales para el desarrollo de las habilidades de los niños y la incorporación a la universidad de los que están por salir del bachillerato.

Modelo “híbrido”

Por otro lado, la coordinadora precisó que el regreso a clases no puede ser concebido como un regreso normal, porque no se estará volviendo a la normalidad, por tanto, los docentes deben comprender que, probablemente, en la presencialidad tendrán a un grupo de niños, pero que en la semana siguiente tendrán a otro.

Reiteró que es muy probable que paralelo a ello también tengan que hacer uso de otras plataformas para ir desarrollando las clases virtuales o a distancia.

“La virtualidad no se va a perder por completo. Un gran mensaje es que, la virtualidad llegó para quedarse y por eso hay que aprender a trabajar y navegar en dos aguas, sin que eso signifique doble trabajo”, resaltó.

Para Arismendi vale la pena continuar la formación en la docencia y educación en todo lo que se relacione a estrategias y recursos tecnológicos que permitan mantener a los estudiantes ocupados, incentivados y motivados.

Manifestó que las clases presenciales deben ser aprovechadas para desarrollar algunos ejercicios y competencias que sean más prácticas, pues lo teórico puede mantenerse en un entorno virtual.

Flexibilidad

Por otro lado, la directora de la Escuela de Educación señaló que los colegios podrían organizar las actividades presenciales dándole prioridad a las áreas como matemáticas, ciencias, castellano e inglés, para fortalecerlas puesto que son las que tienen mayor nivel de complejidad y son necesarias para desarrollar otras áreas.

Considera importante que maneje una planificación que sea flexible por la incertidumbre que genera la situación de pandemia. “Los docentes también deben estar preparados para padres que en su condición de representantes no estén de acuerdo en llevar a sus hijos al colegio por las condiciones (…) y deben ser respetados”, recalcó.

“Hay que aprender a planificar pensando en estos entornos de incertidumbre y de movilidad, para ser lo suficientemente flexibles, asertivos, creativos para que la educación pueda seguir siendo de la mejor calidad posible”, profundizó.

Protocolos de bioseguridad

En cuanto a la bioseguridad, la también coordinadora académica de la Ucab indicó que cada institución debe establecer un protocolo de bioseguridad adaptado a sus condiciones y medidas para poder llamar a la presencialidad en sus instalaciones.

“Deben estudiar si cuentan con agua potable, si los salones son suficientemente grandes para separar a los estudiantes que van a asistir, pasan por revisar si las aulas están ventiladas, debe considerarse el número de personal vacunado, así como las familias vacunadas, además de cómo se hará con los casos de sospecha de covid-19 una vez iniciadas las clases”, expresó.

La directora Claudia Arismendi enfatizó que aunque las condiciones del país y de la educación en general tienen muchas dificultades que hacen parecer muy cuesta arriba el retorno a la presencialidad, los docentes deben ser los defensores de que los niños reciban una educación de calidad.

“La educación es un derecho, y aunque ciertamente en este país hablamos de la violación de muchos derechos, parece que el derecho a la educación ha quedado olvidado (…) nosotros tenemos que ser defensores de que los niños reciban una educación de calidad, porque es un derecho”, resaltó.

A su vez, lamentó que durante la situación pandémica haya quedado en evidencia una nueva forma de exclusión, ya que muchos niños quedaron fuera de las aulas por el tema de las limitantes para conectarse, así como por la falta de transporte, internet, electricidad o por no tener los recursos. “Es importante que las aulas puedan estar abiertas para que los niños retornen a clases y, con todas las medidas, se pueda garantizar una educación de calidad para los niños”, puntualizó.

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