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Ricardo Carbonell: Lo cotidiano como inspiración

“He buscado medios sencillos para desenvolverme cuantitativamente, utilizar lo común y corriente, para resaltar lo cotidiano, lo que siempre desechamos, actitud que ha creado la crisis ecológica de la contemporaneidad. Me he concentrado en lo que casi siempre desechamos una vez usados. Y que pueda crear en espacios pequeños ..”(Ricardo Carbonell, 2022)
domingo, 19 febrero 2023
Cortesía | Cuenta cómo ha sido su carrera

El primer contacto de Ricardo Carbonell (1952) con la creación, fue azaroso, se desarrolló en una verbena que fue con su familia y se ganó una cámara, era aún muy joven y su padre antes de irse a Inglaterra y a Europa por varios años la que recorrió gran parte en bicicleta como mochilero, durmiendo en su propia carpa y sleeping bag, y haciendo su comida recorrió así Escocia, Gales.

También visitó Holanda, Dinamarca y el norte de Alemania y en cada uno de estos países siempre visitaba sus museos.

El regalo de su padre de una cámara profesional antes del viaje, se convirtió para él en un reto para dominar la técnica fotográfica y al lograrlo creó su propios lenguaje compositivo, tuvo un gran afición por la fotografía abstracta, y encuadres de partes del cuerpo y de paisajes, que empezaron a tener un público por su originalidad y al regresar a Venezuela, le ofrecieron salas para exponer, pero prefiero dejarlo para otro momento.

Para no depender de estos espacios expositivos y seguir desarrollando su lenguaje por varios años hizo almanaques fotográficos que él mismo producía, y su venta los hacía sustentables, eran de dos caras para ubicar en los escritorios, así por varios años fueron exitosos hasta que los costos de impresión debido a la crisis que trajo el cambio en la política y economía de Venezuela los hicieron muy cuesta arriba seguir produciéndose, y fue en ese momento que aceptó la idea de hacer una exposición fotográfica, pero la crisis de la economía venezolana había tocado los espacios privados del arte..

“Escogí con plena conciencia la fotografía como medio de expresión, y durante los fines de semana y días libres por años me concentré en ella. Las fotos eran básicamente en blanco y negro, y personalmente copiaba los negativos.”(R.C.)

Pero más pudo su pasión por crear con lo cotidiano y empezó a crear varias series de collages integrados por sellos, estampillas fiscales, y todo aquello de papel que lo rodeaba, hizo otra serie de collages con postales y tarjetas de crédito.

Nacidos de su costumbre de guardar tickets de transporte, billetes, malcomías, así de la heterogeneidad formal de los collages fue madurando su lenguaje geométrico cromático en sus columnas. Ese pasión por el coleccionismo y el arte, fue potenciada posiblemente por Juan Pablo, su Padre:

“Me enseñó de muy joven a dibujar cubos y otras figuras geométricas, y tenía una colección de mapas antiguos, de Venezuela, que he enriquecido con los mapas que he usado durante mis viajes. Tenía la costumbre de ir constantemente al Ateneo de Valencia y el Salón Michelena…En mi casa tuve la oportunidad de conocer y alternar con pintores como Braulios Salazar, Luis Eduardo Chávez, Vladimir Zabaleta. En la primera exposición de José la Rosa en el Ateneo de Valencia, compró el primer cuadro de José La Rosa por Bs. 700, equivalentes a $ 162 de la época”, (Ricardo Carbonell, 2022)

Existen artistas capaces de abrir nuevos caminos, que otros no han transitado y este podría ser el caso de Carbonell, para él.

El tema nació de su curiosidad por crear algo adecuado a su obsesión por coleccionar objetos cotidianos como botellas, cajas, sillas y así entre ensoñaciones creativas comenzó a dibujar líneas de color sobre papel en formas de líneas gruesas que tenía un orden matemático, para crear una simetría que lo satisficiera, y cuando dio con varios bocetos, empezó la búsqueda de cómo transmitir un carácter lúdico en su obra.

Así se inició su aventura creativa, era un buen conocedor en ese ese entonces por su obsesión de coleccionista de arte y de visitar museos en cada uno de sus viajes a París, Nueva York, Florida del arte moderno y contemporáneo, y se sentaba horas deleitándose ante las propuestas que lo conmovían.

Incluso se llegó a ser amigo de muchos guías de sala, y veía que susurraban entre ellos después de sus preguntas. Lo que más le llamó la atención de sus cuadros predilectos eran los cambios de color, y él como tema.

Así investigó las diversas tendencias que había del cinetismo, el neocinetismo y por supuesto la obras de Cruz Diez, pero se aleja de ellos por el peso que tenía la técnica y la tecnología en la realización de estas creaciones. En su proceso tuvo mucho peso su hábito de crear en soledad y depender de medios accesibles, como lo era el papel, los creyones de color.

“En mi adolescencia conocí al MOMA, perduran en mi memoria los relojes derretidos de Dalí, el MET y el Museo de Historia Natural de Nueva York. Esa visitas me marcaron, son recuerdos que aún están intactos. Desde ese entonces, me imagino, nació la afición de descubrir e incluso adivinar los autores de las obras de arte. Tuve mis primeras clases de pintura con la pintora Josefina Martínez Herrera, en la primaria en el colegio Santa Cruz, a quien trate durante toda su vida. Siempre disfruto mucho las clases de arte. El primer acercamiento que tuve al arte fue a la abstracción, entre los dieciséis y diecisiete años: “Hice dos cuadros con óleo sobre canvas, de unas flores que regalé a una amiga, la abstracción de uno de ellos fue tan marcada, que fueron unas flores frustradas, pero me gustaron y esto afirmo que empezara hacer dibujos geométricos a lápiz, con bolígrafo y marcadores.”

Visitando las calles como un curioso cosmopolita, empezó a coleccionar tapes eléctricos de color: Verde, de azules de diversos tonos, negros, rojos en Brasil, España.., incluso en la ajetreada y laberíntica Caracas su lugar de búsqueda de materiales de arte, no era los usuales sino las ferreterías, una noche estudiando sus bocetos en su hogar, le vino la idea de convertir sus bocetos de columnas quebradas de papel y creyón, con líneas de tape eléctrico, lo cual le daría un grosor particular y podría crear su sinfonía cromática con solo papel y una tijera, las matemáticas y su paciencia y así fue creando uno a uno sus columnas quebradas cada una se iniciaba en el centro y ese era el punto de referencia para crear simetrías exactas y lograr combinaciones cromáticas que lo satisficieran, todas tenían el mismo numero, más los mismos colores y juegos entre cada columna variaban cromáticamente, desechaba sin pensarlo las que no lo satisfacían, y fue adquiriendo su propio lenguaje visual de acuerdo a los colores de los tapes, el blanco del papel juega un papel dinámica, pues no solo son columnas completas sino que las interrumpía fragmentos de tape negro de igual dimensión a todos, dejando espacios en blanco simétricos para sus cambios de color, de esta manera era un elemento activo y determinante virtualmente del ritmo en cada obra.

Su obsesión por las geometría no sólo fue potenciada por su padre, sino también por su madre, María Carlota, a quien ayudaba hacer los marcos de madera para las cortinas, lo cual se le daba muy bien, pues era muy aventajado, en sus estudios de manualidades, y también a empapelar paredes, así tuvo oportunidad de conocer patrones geométricos que le fueron de mucha utilidad en su obra actual.

El formato base es una hoja de block blanco, de diversas calidad texturales, se podría llegar a pensar que se esconde en estas columnas un esotérico o cabalístico secreto, pero no así.

El siete es el número base, y cada obra de las columnas posee tres franjas cromáticas, y el negro es el que juega el rol de centro a veces simétrico o asimétrico para transmitir ritmo, osea al ser tres juegos cromáticos de 7 bandas dan un total de 21, pero no hay un secreto consciente en el artista y de haberlos es subconsciente.

En simbología es muy amplio las valencias significativas del número 7, como serían los siete pecados capitales, su vinculación a las esferas de la obra de Dante, su rol cósmico al asociarse a los planetas que conforman nuestro sistema solar, y el número 3 es un número que se asocia a las 3 etapas de la vida: Nacimiento, madurez y muerte…, por tanto a nivel subconsciente como diría C.G.Jung podría haber un fondo que pudo mover al artista a seguir esta numerología.

Pero no todas sus obras tiene esta simetría numérica, pues también el once es muy significativo para él, como un recordatorio de la amenaza a la humanidad que son los islamistas fundamentalistas, que provocaron la tragedia del 11 de septiembre en la torres gemelas de Nueva York, estas obras son un homenaje a las víctimas de este trágico suceso que marcó a la contemporaneidad.

Como señala el artista fue algo su obra es determinada por su percepción estética y su afición a la simetría y la exactitud matemática, así una pieza se inicia en el centro y de ahí parte la tensión cromática que podría ser rojo, fucsia, anaranjado y rosado intervenidos cada uno por el partes negras y el dinámico vacío blanco.

Determinando así el título de cada pieza que se inicia en primer lugar por el código que da a cada tipo de tape, y a su color, como sería: el 1 el morado, 2 para el rojo, 3 azul, 4 naranja, 5 marrón, 6 gris, 7 amarillo, 8 verde y 9 rosado.

Como enfatiza Ricardo, no tiene preferencias especiales por ningún color, le gusta usarlo todos. posiblemente si hay un ritmo se podría dar por otras de sus pasiones la música clásica. Actualmente construye series con tres colores, que para él no son convencionales: marrón, naranja y verde claro. Y para resaltar los contrastes se siente cómodo con el negro.

“Deseo mostrar con el arte que todo es posible…Ni la fotografía, ni las obras de arte que creo hoy en día son hobbies. Constituyen mi forma de ser.

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