Restitución del apagón implica arranque pausado
Más de 90 horas han transcurrido sin que la luz llegue definitivamente a varios estados de Venezuela.
El apagón, registrado desde el jueves en la tarde, arrastra coletazos que se afincan en unas zonas más que otras, pero al final todos los ciudadanos sufren sus consecuencias.
El evento es la secuela de un mal advertido y al que no se le habría prestado atención, hasta que sucumbió, dejando al país a oscuras.
A poco tiempo del suceso, el ministro para la Energía, Luis Motta Domínguez, aseveró que se trataba de un ataque en el área de Generación y Transmisión en Guri, lo cual podría resolverse en tres horas. Pero ese lapso se cumplió y la falla persistió.
No fue hackeo
De acuerdo con José Aguilar, Consultor Internacional de Sistemas Eléctricos, fue una respuesta precipitada Motta.
Según los análisis del ingeniero Aguilar, no se trata de un ataque cibernético y mucho menos de un hackeo.
Explicó que el sistema cuenta con computadores industriales que controlan y supervisan funciones tan delicadas, como la generación y transmisión de energía.
Se trata de equipos de alta tecnología, con comunicación mallada entre ellos sin conectividad al mundo exterior, siguiendo el Plan de Modernización Planta Guri, cuidando las especificaciones para atender la vida eléctrica nacional y blindándose de ataques cibernéticos.
Lo recordó como parte de su seguimiento histórico a la compañía, luego que hace 10 años -aproximadamente- llevara a cabo una consultoría, en la que analizó 15 % de todo el parque eléctrico venezolano, a fin de levantar un estudio de confiabilidad operativa para Edelca.
Ubicación de la falla
Para arreglar lo ocurrido lo principal es saber el origen de la falla. Acotó el ingeniero con estudios de postgrado en la Universidad Estatal de Ohio, quien también cursó grados en Georgia y Toledo, que el Gobierno debería revelar al mundo realmente qué desencadenó la falla, pues un equipo internacional estaría dispuesto a ayudar, si las autoridades dejan.
Sus evaluaciones apuntan a que en la red troncal de transmisión, controlada desde el despacho regional de carga en Puerto Ordaz, habría una falla.
También estaría vinculada al Sistema de Control Automático de Generación en la Casa de Máquinas 2, Guri.
De momento, es la recopilación de información que maneja, así como datos que recibe de gente allegada al sector, “pero que por temor no habla públicamente”.
Lo que sí han podido determinar, es que la crisis se dio entre Guri y la Subestación San Gerónimo B, ubicada a 20 kilómetros al sur de Valle de la Pascua, Guárico. Además, en el estado Bolívar, muy pegado al Orinoco antes de cruzar por la Isla del Diablo, específicamente en la subestación Malena, habría otro punto de quiebre.
Aguilar explicó que desde tales ubicaciones sale el voltaje más alto que tenemos en Venezuela (765 kW), responsable por el 80 u 85 % de la energía que va de Guayana al Centro del país, hasta la frontera con Colombia, para lo que se emplean tres líneas.
Sismo eléctrico
En toda empresa de generación eléctrica hay cuatro departamentos o divisiones de importancia, señaló el ingeniero: Generación (plantas), Transmisión (líneas y grandes subestaciones o torres), Distribución y Atención al Cliente.
Del grupo, el área de Transmisión sería la raíz del apagón; pero “hay un evento oculto y se requiere transparencia para ayudar. No se trata de un asunto político, sino de colaborar con la calma nacional”. A juicio del consultor, el apagón puede catalogarse como un sismo eléctrico de gran magnitud. Y no es la primera vez que pasa.
En 1992 se apagó el país totalmente, pero a tres horas de ese suceso, volvió a iluminarse.
Esa vez se debió a problemas en el sistema de protección en la planta de Guri, lo cual colapsó la red.
A este tipo de casos se les conoce como Blackout; son eventos de poca frecuencia y para saber responder, hace falta organización humana.
Es cuestión de prepararse. Son al año, por lo menos, cuatro ejercicios de simulación sin quitarle la luz a la gente, para ensayar acciones en caso que “se perdiera” todo el país.
Pareciera que tales prácticas no se estarían llevando a cabo en Venezuela y la consecuencia inmediata es la tardanza en respuesta.
¿Cuánto falta por resolverse?
La normalización del sistema dependerá de la gravedad del daño y, hasta ahora, todo señala que no es una tarea simple, pues han sido más las réplicas que las horas con luz.
Aguilar detalló que, tras el apagón y detectando y resuelto la falla, Guri necesita arrancar poco a poco. Para empezar a mandar agua a Caruachi serían ocho horas; de allí ocho adicionales para llegar a Macagua.
El levante es lento, porque aún falta activar otras termoeléctricas fuera de Bolívar.
Estas no han podido arrancar. Trabajan con combustible y sus partes necesitan calentarse. Desde el jueves están frías y encenderlas de un golpe podría reventarlas.
Es imprescindible seguir y entender los procedimientos para esta contingencia y asegurarse antes del arranque que la reparación fue de calidad.
Las imprudencias significarían nuevas horas sin luz y retomar el trabajo, quizás no desde cero, pero el tiempo es oro para la gente que ya cuenta más de 90 horas sin electricidad.
Consecuencias
La carencia de una cultura de mantenimiento y el desorden administrativo son otros factores que hacen de las suyas.
Los daños se han acumulado y hay millones de dólares por invertir para recuperar el parque energético venezolano.
¿Pero cómo es que todo un país queda sin luz cuando hay termoeléctricas que pueden darle la mano a las hidroeléctricas guayanesas?
Aguilar explicó que de los 19 mil MW termoeléctricos instalados en Venezuela, fuera de Guayana 1500 están diseñados para trabajar en varias máquinas con dispositivos especiales que tienen la capacidad de arrancar en negro.
A esta función se le conoce como BlackStart; tales máquinas tienen que ser las primeras que funcionen tras un apagón. Cuentan con dispositivos especiales para levantarse desde cero.
Han sido ubicadas para alimentar, en primer lugar, circuitos críticos que están en su misma red y que se consideran vitales: hospitales, bomberos, ciertos servicios, dependencias del Gobierno y una porción del alumbrado público. Esto brilla por su ausencia.
El resto de la potencia está diseñada para que las otras unidades, es decir 17500 MW fuera de Guayana, recibían energía de los 1500 y arranquen sus plantas.
“Pero el proceso falló y es inexcusable porque se ha pagado una millonada -para equiparlas-, sobre todo en el 2010 ante el fenómeno El Niño”.
Caracas, por ejemplo, silla del Gobierno nacional, tiene 4018 MW instalados. La demanda es, si acaso, 1400 MW y de generación de respuesta rápida tienen 648 MW, los cuales debieron activarse máximo a la hora del apagón.
Con eso empezaban a levantar las otras plantas y mandar energía a varias zonas de Venezuela, poco a poco.
En Maracaibo hay 600 MW, pero será la última ciudad en recibir luz, una vez que se arregle lo que se tiene que arreglar; eso por distancia y porque han dejado perder su planta termoeléctrica, que también tendría la capacidad de arrancar en negro y levantar todo el sistema y esperar por Guri.
Si Maracay, Caracas, Maracaibo y Los Andes tuvieran su planta de generación eléctrica de arranque negro trabajando, ayudarían al resto del país a levantarse.
Lamentablemente la realidad es otra.
Estrago nacional
En Caracas, Susanna Quintana y sus tres hijos menores de 5 años, residentes de La Boyera, municipio El Hatillo, pasaron aproximadamente 30 horas sin luz.
Contó que al apagón le siguieron los bajones y algunas idas por horas, hasta que explotó un transformador que los dejó totalmente a oscuras.
En el mismo sector, otros han tenido más suerte y ya cuentan con la reposición del servicio.
En El Cafetal no saben de la electricidad desde el jueves. En Valles del Tuy y Charallave retornó el domingo, pero ayer en la mañana nuevamente quedaron desconectados.
Aura Rodríguez vive en Miami e intenta comunicarse con su familia en Carabobo. Desde el día del apagón no sabe de ellos.
En Maracaibo, no han cesado los reportes de saqueos y disturbios en Los Haticos y otras zonas. Desde allá, quienes han logrado hablar con su familia, lamentan lo que pasa.
“Están desmoralizados. No tienen agua, tampoco luz, no hallan qué hacer porque tampoco pueden informarse de lo que sucede”, cuenta una guayanesa que contactó a su gente en Maracaibo.
En Bolívar la luz va y viene, por periodos prolongados, aunque hay sectores en los que tienen que servirse de velas en las noches y paciencia en el día.
Inversión necesaria
Para tener en su punto el sistema eléctrico nacional, harían falta unos 15 mil millones de dólares, con los que se atenderían todos los problemas de generación, transmisión y distribución.
Aguilar habla de un Plan de Acción para la Recuperación y Modernización del Sistema Eléctrico en Venezuela, trabajo armado con un equipo calificado y que en cinco años tendría el parque eléctrico “como Dios manda”.
“Los usuarios percibirían los cambios máximo en dos años”, aseguró.
Para ello, resaltó la necesidad de modificaciones, incluso en el Gobierno. “Hace falta una transición positiva, que ponga el orden en la casa, donde no haya corrupción e impere la transparencia”.
A su juicio, los responsables de esta debacle tienen que dejar de hacerse las víctimas y rodearse de personal con destreza técnica por carrera y oficio, trayectoria, honradez extrema, ética y capacidad de trabajo.
“Cualquier país en el mundo se ha desarrollado sin petróleo, pero ninguno puede lograrlo sin electricidad”, concluyó Aguilar, citando al primer presidente del Colegio de Ingenieros de Venezuela, Juan José Aguerrevere.
Réplicas y racionamiento
El ingeniero José Aguilar comparó el apagón con un gran sismo y repetidas réplicas; al suscitarse estas últimas ocurren desastres en toda la geografía. Por ejemplo, transformadores nuevos, subestaciones u otros equipos estallan por sobretensiones.
No descarta un plan de racionamiento; esto depende de los daños ocurridos al Sistema de Interconectado Nacional y sería para evitar otros apagones. Se desconoce cómo quedó el parque tras los últimos eventos, además si existe una demanda mayor a la estipulada la red colapsaría.
“Pero es el Gobierno quien debe comunicar si habrá racionamiento”. Hasta ahora la gente lo reporta por cortes extendidos de luz, aunque el Ejecutivo no se manifiesta.
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