Recorren 3 kilómetros para pedir “un poquito de agua”
El agua debería ser un servicio constante y del que todos disfruten. Sin embargo, en Brisas del Orinoco, sector de San Félix, no es así, cuentan los residentes que han pasado más de seis años desde la última vez que el suministro llegó sin problemas por tuberías, ahora es casi imposible que suceda.
La odisea vecinal es diaria y comienza trasladándose a otros sectores para pedir a otros “un poquito de agua”.
Caminan alrededor de tres kilómetros desde el barrio hasta el sector La Antena. Allí, la mayoría de las veces consiguen que les suministren gratis el preciado líquido, pero la situación se torna forzada cuando toca regresar cargando tambores, botellones o tobos.
Algunos, para que el camino no sea tan complicado, se llevan carretillas, carruchas o carritos improvisados. En cambio, los que no cuentan con medios de traslado, solo se valen de la fuerza de sus brazos, por eso no es mucha la provisión que pueden llevar.
Diariamente repiten este incómodo viaje y con suerte se trata de trasladarse hasta La Antena, pues en ocasiones tienen que ir más lejos, porque a veces la falta de agua se extiende a más zonas del municipio Caroní.
Alternativas
Algunos dentro de la comunidad hacen el esfuerzo económico de comprar agua. Los camiones cisternas que frecuentan el sitio les cobran desde Bs. S 900 hasta Bs. S 1800 por tambor.
Lamentablemente no todos pueden comprar; entre otras razones, se les complica que el pago sea solo en efectivo, pero el gasto no culmina costeando un tambor, también adquieren botellones de agua potable para beber y otros usos puntuales como cocinar. En el caso específico de ésta, los garrafones van desde 250 soberanos en adelante.
Muchos hacen estas compras todos los días. Otros, organizándose mejor, las efectúan interdiarias.
Los que residentes el Brisas del Orinoco sufren por cualquier quehacer en el hogar que requiera el uso del agua, para ellos, lavar la ropa o limpiar la casa, “aunque suene cómico, sale caro”. Además, deben racionar el uso para que lograr solventar lo que surja.
Antecedentes
Según Parisada Ortiz, una de las habitante, todo se originó por un trabajo que se hizo en las tuberías de la comunidad. “Para que nos llegue el agua aquí tienen que hacer una maniobra”, detalló.
Aseguró que los representantes de Hidrobolívar “se niegan” a aplicar las acciones correspondientes para la resolución del problema.
Mencionó que, en busca de respuestas, se han dirigido a la hidrológica exigiendo reparaciones, pero en ninguna de las oportunidades les han prestado atención.
Sostuvo que hace unos años desde Hidrobolívar dividieron las manzanas del barrio, para que unas se abastecieran del Acueducto Este y otras de la red de Macagua.
El proceso tenía como fin que el recurso hídrico no se desviara hacia un solo sector, sino que llegara a todos por igual. No obstante, el ajuste no dio los resultados que se querían. Ortiz confirmó que desde ese momento hay sequía en su comunidad.
Por otro lado, reveló que Jean Acosta, secretario de Mantenimiento y Servicios Generales, de la gobernación de Bolívar, se reunía constantemente con los miembros de la comunidad buscando solventar. Aunque desde hace un tiempo ha dejado de ayudarles.
William Morales, también residente, añadió que el gobernador Justo Noguera se acercó en una sola oportunidad al sector; fue en el 2018, pero no consultó nada que tuviera que ver con el problema. “Hasta la fecha no lo hemos vuelto a ver”, expresó.
Morales mencionó que les han aconsejado que vaya una representación de vecinos hasta la estadal o la propia gobernación; “Pero el traslado sería costoso, cayendo en el mismo problema de la falta de dinero en efectivo para ir a cualquier lugar”.
Por la ubicación de sus viviendas, deben pagar más de tres pasajes si quieren llegar a cualquier destino.
Se sienten atados de manos y consideran que las pocas alternativas que tenían para acabar con la situación, se agotaron.
Causas
William Vera, otro de los afectados en la comunidad, explicó que el problema también se debe a los botes de agua en la ciudad.
Declaró que existen muchísimos casos de tuberías rotas en toda la región. “En algunos sitios el agua se despilfarra, mientras aquí sufrimos por un poquito”, agregó.
Insistió en que la ciudad en general necesita restaurar todos los conductos.
Supone que con las reparaciones solventarían estas necesidades básicas y al mismo tiempo, contribuirían con la perdurabilidad del servicio.
Sin representación
Los vecinos también comentaron que se han sentido sin representación. “Al del consejo comunal parece que no les perjudica nada”, expuso Vera, asegurando que los encargados del sector no trabajan por una salida a los inconvenientes.
Los residentes informaron que en la comunidad, la escasez de agua es tan solo una de las situaciones que enfrentan diariamente, detallaron que antes, el camión del aseo urbano pasaba dos veces por semana, luego comenzó a aparecer cada 15 días y ahora, no pasa desde el mes de noviembre.
Como recurso más fácil o inmediato, los vecinos lanzan los desperdicios en el canal de aguas negras, mientras que otros prefieren quemar la basura o pagar que se la lleven a cualquier vertedero. De una u otra forma, la contaminación se acentúa.
Más dificultades
Benjamín Pérez dio a conocer que, aunque las bosas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) llegan mensualmente, solo traen diez productos.
Alimentos como harina, arroz, pasta y azúcar son los artículos que regularmente les ofrecen.
Sobre otros víveres que necesitan para el consumo, detalló que hacen lo posible por comprar en el mercado, enfrentándose a los altos precios.
Un kilo de carne les cuesta Bs. S 15 mil; mientras que “la oferta” del kilo de pollo comienza en Bs. S 12 mil, a su vez, productos como queso y huevos varían entre los 10 mil y 30 mil soberanos.
Por otro lado, Morales indicó que también tienen quejas en cuanto a gas comunal, porque no les prestan el servicio regularmente. La solución es dirigirse a los “bachaqueros” o revendedores, que pueden pedir hasta 3.500 soberanos por una bombona.
De esta manera, señalaron que gran parte de las carencias nacen por la falta de dinero en efectivo y resaltaron que el peso de esto también cae en las autoridades. A juicio de la comunidad, les ha tocado padecer muchas dificultades. Aún así siguen en el olvido.
A simple vista
Al recorrer las calles de Brisas del Orinoco se nota de inmediatamente el deterioro de las vías. Huecos, piedras y escombros cubren las carreteras.
Además, algunas calles aún son de tierra. En la zona, los vecinos comentaron que es una tortura para los que tienen carro, puesto que se deterioran a causa del mal estado del camino.
Otra situación que está a simple vista y preocupa en gran manera a los habitantes es la mala condición de la Unidad Educativa Río Orinoco.
Según indicaron, el plantel ha sido violentado en unas 20 oportunidades. Aunque el hampa no les da tregua, no se han tomado las acciones necesarias para acabar con los hurtos.
Se han llevado alimentos, enseres y otros insumos. Lo más grave del tema ha sido que despegaron el techo de toda la instalación.
“Mientras hay sol los niños pueden ver clases, pero cuando llueve las clases se suspenden”, afirmó Vera.
Junto a otros representantes de la comunidad detalló que, “como en todas las instituciones, a los estudiantes solo les ofrecen caraotas y arroz como alimento diario”. En unas ocasiones solo les han servido arroz, porque no les entregan los insumos completos.
Informaron que se preocupan por la seguridad, la educación, la alimentación y el bienestar de sus hijos.
Exigieron a las autoridades más preocupación, para que en cada escuela todo vaya en orden.
A la vez clamaron por la resolución de cada carencia que afecta a todos los que hacen viven.
Confesaron que les han prometido reparaciones, pero aún esperan a que se cumpla lo que en tantas ocasiones se les ha dicho.
Siguen en las mismas
William Morales: Aquí siempre se hacían reuniones porque nunca había agua, pero no solucionaron nada. Ya tenemos más de 6 años con el problema, seguimos en las mismas porque no nos ayudan.
Benjamín Pérez: Si queremos agua tenemos que caminar bastante para conseguirla. Llegamos hasta La Antena, que está como a 3 kilómetros de aquí. Después venir a la casa con ese peso.
William Vera: El agua llega a algunas partes de Brisas del Orinoco por gravedad. Pero a nosotros no nos llega. Tenemos que llenar nuestros tambores en otro sector y cargarlos hasta aquí.
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