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¿Qué es la perimenopausia y qué ocurre cuando inicia este proceso?

De acuerdo a investigaciones la mujer promedio experimenta las afecciones alrededor de los 47 años y las culmina a los 51 años.
Por: BBC
lunes, 21 febrero 2022
Cortesía | La extensa lista incluye más de 30 síntomas

Aunque la mayoría de las mujeres están familiarizadas con los problemas más comunes asociados a la menopausia (como los sofocos o la irregularidad de la regla), desconocen muchos otros posibles como la sensación de tener insectos caminando bajo la piel o el ardor en la boca.

Incluso a muchas les resulta una verdadera sorpresa descubrir que todas estas afecciones pueden empezar a manifestarse muchos años antes de dejar de menstruar. 

Y es que los síntomas no comienzan con la menopausia, el término que se utiliza para definir el hito en la vida reproductiva de la mujer, que se alcanza oficialmente cuando pasa un año de la última regla, sino durante la transición hacia ella. 

Esta transición es lo que se conoce médicamente como perimenopausia.

“La mujer promedio comenzará (este proceso) alrededor de los 47 años y culminará a los 51, pero puede empezar mucho antes”, le comparte con BBC Mundo Nanette Santoro, profesora de obstetricia y ginecología de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, que investiga los síntomas de la perimenopausia y la menopausia.

“He visto en mi práctica clínica a mujeres de 30 o 40 años que presentan síntomas claros de menopausia, aunque exámenes objetivos (recuento de óvulos, etc.) no parecen mostrar que estén tan cerca”, añade. 

Bochornos y sequedad vaginal 

Los síntomas a los que Santoro hace referencia son algunos de los más clásicos, que pueden aparecer durante el período de transición y perdurar años después de la menopausia.

Los que aparecen con más frecuencia son: reglas irregulares, bochornos, sudoraciones nocturnas, atrofia urogenital, disminución de la fertilidad, pérdida de densidad ósea, aumento de peso.

También muchas mujeres también notan pérdida de cabello, fragilidad en las uñas, dolores de cabeza y musculares, palpitaciones y calambres.

Falta de estrógeno

Todos estos cambios son el resultado de fluctuaciones hormonales y, sobre todo, de la disminución del estrógeno, una hormona crucial en el ciclo reproductivo mensual, cuyos niveles no se recuperan tras la menopausia. 

La disminución de los niveles de estrógeno no ocurre de forma gradual y progresiva. Todo lo contrario. Los niveles suben y bajan de forma inestable, comenta Mendoza, y son estos vaivenes desiguales lo que da lugar a los síntomas que mencionamos antes.

Mientras que algunos síntomas están asociados a los excesos de esta hormona, otros responden a su deficiencia. Por ello, algunas mujeres sufren más durante la perimenopausia que la postmenopausia, ya que a partir de ese momento los niveles hormonales tienden a estabilizarse. 

Pero la volatilidad hormonal no solo da lugar a cambios y síntomas físicos, sino que tiene un efecto profundo en el estado de ánimo y en el cerebro de la mujer que atraviesa esta etapa. 

Impacto en el ánimo y el cerebro

Pauline Maki, profesora de psiquiatría, psicología, obstetricia y ginecología de la Universidad de Illinois, en Chicago, y expresidenta de la Sociedad Estadounidense para la Menopausia, explica que hay un “declive en el estado de ánimo de la mujer con la perimenopausia” y en muchos casos una “vulnerabilidad a la depresión, similar a que experimentan las mujeres tras el embarazo a la depresión posparto”.

“Sabemos que hay ciertas mujeres que son muy sensibles a una respuesta anímica negativa cuando sufren cambios repentinos en sus niveles de estrógeno”, le dice a BBC Mundo. 

Aunque son provocados por factores hormonales, también están íntimamente ligados a otros síntomas físicos de la perimenopausia. 

“Hay una relación muy intuitiva entre los sofocones y las interferencias en el sueño y el ánimo bajo al día siguiente. Se han hecho investigaciones que demostraron que los bochornos en un día predecían la caída del ánimo al día siguiente”, señala Maki. 

“Eso es en parte porque los sofocones (nocturnos) interrumpen el sueño, y no se tú, pero cuando yo me veo privada de sueño de forma crónica, me vuelvo un tanto irritable”, añade. 

Para una mujer es difícil saber qué esperar pasados los 40, cuando la perimenopausia comienza a asomarse en el horizonte, dado que la variación individual es inmensa.

Tratamiento

Con la estabilización de las hormonas, después de la menopausia, algunos de los síntomas (sobre todo aquellos de más corto plazo como los bochornos o las dificultades para dormir) se agudizan en un principio, para luego mejorar. Pero no siempre y no en todos los casos. 

Por eso los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) es, en la gran mayoría de los casos, y bajo supervisión médica, el mejor tratamiento a seguir.

“La falta de estrógeno puede resultar en una pérdida del 1 % anual de densidad ósea mineral y eso tiene un efecto acumulativo, que aumenta el riesgo de fracturas, osteoporosis y dolor crónico. Además, la falta de estrógeno es un factor de riesgo cardiovascular”, apunta Paula Briggs, especialista en salud sexual y reproductiva, y presidenta de la Sociedad Británica para la Menopausia y quien cree plenamente en los beneficios de la TRH.

Muchas mujeres aún se muestran reticentes a la hora de optar por este tratamiento, debido a un estudio de principios de la década de 2000 que, según algunos expertos, fue mal interpretado y contenía numerosos errores, y que amplificaba los riesgos de cáncer del tratamiento. 

Santoro, por su parte, aclara que no hay beneficios probados de esta terapia si no hay síntomas.

 Cambios en el estilo de vida

Más allá de la TRH, hay muchas otras cosas que una mujer puede hacer para mejorar el estado general en la fase de perimenopausia. 

“El yoga y la terapia cognitivo conductual han demostrado algunas mejoras tanto para los problemas del sueño como para los sofocones”, sostiene Santoro.

“Hay que ser amable con una misma. Tener autocompasión. Reconocer que estas son experiencias muy normales, que no están solas y que hoy día la investigación valida su experiencia. (En el caso de la depresión), es algo tan normal como la depresión posparto”, asegura Maki.

Según la experta, los cambios en la vida cotidiana también pueden ser de gran ayuda. 

En síntesis, de la manera que sea, es fundamental abordar los síntomas. 

“No podemos decirle a la mujer que esto es un fenómeno natural -no se lo decimos por ejemplo sobre el dolor de la regla- y que luego pasa. Si los síntomas afectan la calidad de vida, hay que tratarlos sin condescendencia”, concluye  Nicolás Mendoza, catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada y presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.

Fluctuaciones de estrógeno

La irritabilidad, la ansiedad, la falta de deseo sexual, la pérdida de memoria y la llamada niebla mental (una mezcla de confusión y disminución en las habilidades verbales y cognitivas) son otros rasgos característicos de esta etapa y que se asemejan a la depresión posparto experimentan las mujeres tras el embarazo.

 

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