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Madres emprendedoras en pandemia son ejemplo para sus hijos

Un par de mamás contaron su experiencia tras reinventarse durante la cuarentena y cómo viven cada día junto a sus hijas.
domingo, 09 mayo 2021
Cortesía Lana Jermu | Dejó de un lado su orgullo, pidió ayuda y triunfa

La pandemia por covid-19 no ha sido impedimento para las madres que decidieron emprender mientras son ejemplo para sus hijos.

Desde PRIMICIA resaltamos dos historias de mamás que se reinventaron durante la cuarentena, asumiendo la responsabilidad de tener un negocio propio combinada con la labor de madres.

Oriana Alcalá es estudiante del décimo semestre de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello extensión Guayana. Es madre de dos hermosas niñas y desde hace un año empezó a vender roles de canela entregados a domicilio.

Un día vio en Twitter una receta para hacer golfeados y decidió hacerlos en casa, le pidió levadura a un vecino y el postre quedó muy bueno.
Su madre le confesó que aunque estaban ricos los golfeados, prefería los roles de canela, por lo que la estudiante optó por hacerlos.

“Yo nunca había trabajado en panadería ni en repostería. Hay cosas puntuales que hago y me quedan muy bien, pero no es algo en lo que tenga amplio conocimiento”, explicó.

Relató que los roles de canela quedaron tan deliciosos que su madre le aconsejó que los vendiera a sus vecinos, en poco tiempo logró venderlos todos.

“No tenía dónde entregarlos y los entregué en un platico de fiesta. Así poco a poco, al otro día compré unas cajitas, poco a poco fui comenzando pasito a pasito”, añadió.

Alcalá confesó que llevaba un año en el que “solo estaba haciendo de mamá”. Solo había trabajado en la empresa de la familia, pero nunca por sí misma.

Después de cuatro años de relación con el padre de sus hijas, Alcalá decidió separarse de su pareja y encontró en los postres un refugio, una forma de seguir adelante.  “Me sentía estancada, frustrada, impotente porque cuando eres madre tienes que pausar toda tu vida por lo menos dos años y dedicarte a tus hijos, a menos que tengas ayuda”, contó.

La joven madre comentó que cómo pudo lo hizo ella sola. Al volver a casa de su mamá, sintió que empezaron a encajar todas las piezas y admitió que volvió a sentirse nuevamente ella. “Gracias a los roles de canela logré salir de ese hueco en el que me encontraba. Logré encontrar un motivo más allá del ser mamá, un motivo propio”, dijo.

Agobiante

Alcalá destacó que no tenía pensado emprender, sino que fue algo que se dio de forma natural y orgánica.

Al comunicarle a su hermana que había vendido su primer lote de roles de canela en la urbanización, ella le envió dinero para que comprara lo necesario y siguiera haciendo los postres. Reveló que todo el proceso lo fue documentando en redes sociales, compartiendo con sus amigos y seguidores.

“Se fue creando ese movimiento boca a boca y eso fue lo que me ayudó demasiado, sin esa herramienta no fuese lo que soy ahorita”, comentó.
Un año después de haber iniciado su emprendimiento, al mismo tiempo de ser madre de dos niñas, admitió que su día a día es un poco estresante, pero no imposible.

“El día a día es agobiante pero hay que tener mucha organización para poder sobrellevarlo sin que te consuma”, explicó.

Cada mañana se levanta, mientras le prepara el desayuno a las niñas, enciende su computadora para asistir a las clases vía online y luego inicia el proceso de la masa de los roles.

“Mientras las niñas se paran y van comiendo, yo voy amasando, horneando. Hasta hace dos semanas hacía mis propios deliveries, aparte de todo eso era tener los roles, luego decorar las bandejas”, contó.

A la par de la preparación de los roles, Oriana atiende las clases virtuales, en las tardes salía a hacer las entregas y volvía en la noche para fregar los utensilios y arreglar la cocina.

Señaló que una de las dificultades es no poder escapar de los cortes de luz mientras está horneando o llegar a casa para hacer la limpieza y que no haya servicio de agua.

“Hay que ser organizado, hay que proponerse hacer las cosas. No es imposible pero es agobiante. Pero con las mejores energías siempre”, aclaró. Añadió que perder la motivación no es una opción porque se trata de su única fuente de ingresos. “Hay que guerrear con lo que tengamos en las manos”, resaltó.

Sí se puede

Acerca de su labor como madre, Alcalá confesó que ha aprendido que ser mamá es muy difícil. “Nadie te lo dice, todos ven la parte bonita, la parte externa. Siempre es importante empoderarnos, hacernos sentir que de verdad podemos”, acotó.

Afirmó que una de las claves es dejar el orgullo a un lado y saber reconocer cuándo se necesita ayuda.

“En mi caso yo fui orgullosa, y eso me llevó a un hueco en el que sentía que no podía salir por no pedir ayuda, fui enterrando mis emociones y sintiéndome como una máquina que trabajaba por inercia”, indicó.

El ser mamá lo definió como un camino que no es recto ni mucho menos perfecto, en el que se debe aceptar que cada madre es distinta y respetar los procesos de otras. Como emprendedora, Alcalá reveló que su primer consejo sería que es preferible perder dinero que un cliente.

“Debemos velar porque nuestro cliente siempre quede satisfecho, si no quedó satisfecho con el producto que quede satisfecho con nuestra atención y que se dé la oportunidad de regresar y probar nuevamente”, opinó.

La joven apuntó que un consejo como madre y emprendedora sería que “sí se puede”. Agregó que al principio sintió mucho miedo pero se arriesgó. Expresó que se necesita un esfuerzo extra pero sí se puede emprender, con organización, fortaleza mental y emocional.

“A veces nos sentimos muy agobiadas, aprender a manejar ese sentimiento de agotamiento y de frustración, porque muchas veces queremos hacer cosas que se escapan de nuestras manos”, añadió.

Recalcó que los procesos son poco a poco y que cuando ve hacia el pasado, siente que es mentira todo lo que ha tenido que enfrentar.
Desde un punto de vista más estable como emprendedora y madre al mismo tiempo, Alcalá declaró que ha valido la pena todo el esfuerzo y la satisfacción que siente no se compara con nada.

La estudiante de Comunicación Social resaltó que sentirse satisfecha con los resultados “es lo más bonito”, al igual que poder decirse a sí misma que lo está logrando. “Más adelante, cuando mis hijas crezcan, por ejemplo, y digan todo lo que hacía su mamá, eso me genera mucha ilusión. Saber que también es como un ejemplo para mis hijas de una mujer que puede lograr lo que se propone”, expresó.

Generar ingresos

Elluz Lobo es ingeniero industrial y trabajaba en el sector inmobiliario hasta que la pandemia por covid-19 paralizó el negocio. También es madre de una niña de dos años.

Su esposo es músico profesional y tenía un viaje programado para marzo, pero todos los planes familiares se vinieron abajo y tuvieron que ser reformulados.

“Decidí emprender en la búsqueda de generar ingresos porque realmente esta situación nos dejó a todos sin nada que hacer, sin poder buscar formas de salir adelante”, mencionó.

Lobo comenzó a hacer galletas y tortas para pasar el tiempo de cuarentena en casa y como una forma de economizar y poder comer postres en familia. Su suegra fue una de las primeras en probar sus postres y le decía que estaban buenos y deliciosos.

Hablando con una amiga surgió la oportunidad de empezar a vender postres en su negocio para generar un ingreso. Empezó vendiendo galletas y tortas sencillas para conocidos, amigos y familiares, quienes fueron sus primeros clientes.

“Me fui enamorando, entusiasmando en la medida que veía que las cosas me estaban quedando sabrosas. Yo decía como que tengo talento y empecé a desarrollarlo”, recordó. Inició las investigaciones en redes sociales para ir mejorando poco a poco y probar cosas nuevas en sus postres.

Lobo comentó que como ingeniero industrial tiene muchas herramientas que le permitieron desarrollar la repostería de una forma técnica, sin dejar a un lado lo artístico. “Tengo un año recién cumplido (con el negocio), para mí ha sido un éxito rotundo y me siento muy feliz de lo que estoy haciendo”, resaltó.

Atareada

La repostera relató que su día a día es un poco atareado por el tema del horario permitido durante la cuarentena radical y los días de flexibilización. Explicó que es necesario organizarse, resolver cosas temprano como el tema de la gasolina, también es una complicación el tratar de economizar y trabajar sin exagerar precios.

“Uno trata de organizarse, pero a veces terminamos siendo víctimas de la improvisación (…) La rutina es un poco atareada. No esperaba que me gustara mucho lo que estoy haciendo pero lo disfruto mucho, disfruto mi estrés”, agregó.

Lobo acotó que otra de las dificultades del proceso de emprender ha sido el encontrarse con muchas otras personas ofreciendo buenos productos. El tener mucha competencia significa para ella esforzarse mucho para ofrecer lo mejor, para vender una muy buena imagen, que el producto no baje la calidad para seguir captando clientes.

Reveló que ha tenido que practicar mucho para desarrollar nuevas técnicas porque todo va cambiando y hay “infinitas posibilidades para decorar un pastel”.

“Muy a pesar de que no pensé dedicarme a esto, siento que he aprendido demasiado, porque hasta ahora no he hecho ningún curso de repostería”, añadió.

Responsabilidad

La ingeniera industrial acotó que el aprendizaje que le ha dejado emprender es que tener un negocio propio es algo que implica muchísima responsabilidad. “Es una carga muy grande, yo realmente admiro a todas esas personas que decidieron abrir su propio negocio, desarrollar su propio producto, creer en su talento”, afirmó.

Habló sobre la responsabilidad de salir adelante, sostener un hogar y una familia con un emprendimiento, tratando de buscar la mejora continua, mientras se lucha contra la carga emocional de vivir una pandemia.

Como madre, confesó que es una presión muy grande al ser primeriza existen muchas cosas que desconoce y ha ido aprendiendo por la experiencia. Lamentó que su mamá viva en Mérida, pero contó que ha recibido su amor a distancia y que ella debe imaginarse todo lo que le ha tocado vivir como madre y emprendedora.

Lobo ha sido para su hija de dos años un ejemplo como emprendedora y ha aprendido a hacer varias cosas sola mientras su mamá se encarga de elaborar los postres. “Mi hija está creciendo con una visión de responsabilidad, ella está siendo protagonista de tantas cosas que le van a quedar a ella, hoy día me he dado cuenta que le ha hecho tener un grado de independencia”, dijo.

Expresó que su hija la ve siempre corriendo de un lado a otro, lo que le ha desarrollado una voluntad de querer ayudar y de que todo esté en orden. Para Lobo ha sido clave repartirse las responsabilidades con su esposo, pero explicó que compartir la cotidianidad con la repostería en una misma cocina es una situación caótica.

La recompensa está en los mensajes recibidos cuando baja la carga de estrés después de haber cumplido con los pedidos. Lobo mencionó que la respuestas de sus clientes le han sacado lágrimas, porque son resultado de todo el amor que le pone a cada producto.

“Me gustan las cosas bien hechas, o que se vea lo mejor posible, doy muchísimo porque yo sé que eso me generará un nuevo clientes”, apuntó. Su labor como emprendedora al mismo tiempo que es madre lo calificó como algo hermoso “después que baja la carga” y ve todo por lo que pasó.

“Nunca me imaginé pasar por tanto estrés y luego ver en las historias de emprendedores, se sufre bastante, es un deporte extremo”, cerró.

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