La silueta urbana de Puerto Ordaz
La voluntad de construir una nueva ciudad al sur del Orinoco que desarrollara el potencial minero del sur de Venezuela estuvo acompañada por una visión moderna.
No se trató de hacer simplemente una nueva ciudad, sino de hacer una ciudad que reflejara el futuro al que el país apuntaba: uno guiado por la planificación meticulosa de la economía.
Si bien para muchos la ciudad es causa de orgullo, para otros el resultado no fue el mejor posible.
Ciudad americana
Evelio Lucero (Caracas, 1942) ha congelado en su memoria y sus fotografías los personajes, lugares y momentos más icónicos de Puerto Ordaz.
Luego de ser, en sus propias palabras, “bautizado” en la ciudad de Mérida, cursa sus estudios de primaria en Maracaibo y regresa a su ciudad natal en 1959, donde se forma como bombero, profesión que dejaría luego de cinco años para embarcarse en un viaje sin retorno a la ciudad del hierro y el acero.
Fue allí donde se convirtió en uno de los fotógrafos más reconocidos del país. “Esta ciudad me cautivó. O yo soy novio de ella, o ella es novia mía”, bromea Lucero al respecto.
La Guayana que conoció era todavía joven, por lo que muchos de sus edificios institucionales ni siquiera estaban construidos: “Donde está el Hotel Dos Ríos, eso era el Hotel Cunucunuma. Ese edificio lo construyó la CVG. En la parte baja estaban las primeras oficinas de la compañía, unas oficinas chirriquiticas. También estaban las oficinas de Edelca y la oficina de Cantv, en la que habían dos casillas telefónicas”.
Una de las actividades favoritas de Evelio es recordar la historia y sus personajes. Su memoria guarda con lucidez los momentos más importantes de la fundación de Ciudad Guayana: “Una vez me contrata para hacer unas fotos el señor Hugo Carnevalli, el primer gerente de relaciones públicas de la CVG. Averiguo que el presidente de la CVG era un señor de baja estatura, pero con un gran cerebro: el general Rafael Alfonzo Ravard”.
“Este hombre —dice Lucero sobre Ravard—, de cuna noble, hijo de Alfonzo Rivas, el de la compañía Maizina Americana, era militar e ingeniero civil. El gobierno de Pérez Jiménez lo envía para acá. Lo envía justamente Luis Felipe Llovera Páez a averiguar, entre otras cosas, el cauce del río Caroní y el hierro del cerro Bolívar. Luego, el general Ravard, en toda ese periplo, va a Massachusetts, y con apoyo del Joint Center de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), diseña Ciudad Guayana”.
El Harvard-MIT Joint Center for Urban Studies (Centro Común de Estudios Urbanos Harvard-MIT) era el nombre que recibía el grupo de urbanistas que participó en la planificación de la nueva urbe.
Evelio, como muchos guayaneses, tiene una opinión muy favorable del trabajo de los planificadores estadounidenses en el urbanismo de Puerto Ordaz: “La diseñan de la manera en cómo se ha visto la ciudad: una ciudad bien construida”.
En un comentario sobre la arquitectura de las primeras casas de la ciudad, hace un señalamiento que, sin duda, generaría polémica en ciertas esferas políticas del país: “Las casas, como dicen, son de tipo americano, porque esto era un pueblo americano… y seguimos siendo un pueblo americano”.
Ciudad utilitaria
Oscar Tenreiro (Caracas, 1939) es arquitecto egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV). La mayor parte de su obra está edificada en el centro del país, pero tres de ellas pueden encontrarse al sur del Orinoco, específicamente en Ciudad Guayana. Entre 1990 y 1992, fue contratado por la Alcaldía de Caroní para el diseño de la Concha Acústica de San Félix, la Biblioteca Comunal de Vista al Sol y el Comedor Popular de la Zona Industrial de Unare II.
Como a Tenreiro, Ciudad Guayana representó para muchos arquitectos de la Central una oportunidad para desarrollar las ideas de la joven facultad de arquitectura: “siempre la vimos, por lo menos en los medios donde yo me moví, como una oportunidad para la arquitectura venezolana”.
Irónicamente, la arquitectura no tuvo cabida durante la planificación de la ciudad: “Ocurre que estábamos en una época en la cual primaba en el terreno del urbanismo una visión ‘ingenieril’, es decir, derivada de criterios tecnológicos”.
“Las propuestas que buena parte del grupo de planificadores estadounidenses traían, además de las que sostenían los venezolanos de mayor autoridad en el equipo, no consideraban prioritaria la formación de la ciudad con la arquitectura”, explicó el arquitecto.
Al respecto de estas visión “ingenieril”, Tenreiro hace una distinción entre “planeamiento bidimensional” y “planeamiento tridimensional”: “el planeamiento bidimensional es, simplemente, definir las zonas de las viviendas, las de trabajo, etc., excluyendo la visión arquitectónica, es decir, tridimensional, de la ciudad. Eso era característico de ese momento histórico. Se había comenzado a perder la fe en el papel central de la arquitectura. La construcción de la ciudad usando la arquitectura como instrumento estaba en un segundo término o ni siquiera se planteaba”.
Efectivamente, los planos de Ciudad Guayana solo muestran, en palabras de Tenreiro, “calles, avenidas, redes de servicios básicos y distribución de usos (zonificación) con manchas de colores”.
En una experiencia muy diferente a la venezolana, Brasilia, ciudad fundada en los años sesenta para sustituir a Río de Janeiro como capital de Brasil, incluyó en sus planos la construcción de los principales edificios institucionales del país, la mayoría de ellos obra de Oscar Niemeyer, uno de los arquitectos brasileños más reconocidos de la época.
“Como capital de Brasil, cobró forma no solo a partir de su plan general, concebido por Lúcio Costa, sino mediante la construcción de los principales edificios institucionales: la arquitectura de Oscar Niemeyer que le dio una personalidad indiscutible a la ciudad”, dijo el arquitecto.
Carlos Raúl Villanueva, pionero de la arquitectura moderna en Venezuela que diseñó el campus de la UCV, conjunto de edificios calificados como patrimonio de la humanidad según la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), nunca fue invitado a construir sobre la nueva ciudad del Orinoco.
Este contraste con la experiencia brasileña es lo que lleva a Tenreiro a afirmar que Puerto Ordaz “solo se vio en términos utilitarios”.
Orígenes
En la lengua caribe, la palabra “guayana” significa “nuestra familia”. En arahuaco, en cambio, significa “tierra de agua”. San Félix fue fundada en 1724 por monjes capuchinos catalanes, y era llamada Purísima Concepción de Suay.
Puerto Ordaz fue fundada en 1958, y recibe su nombre en honor a Diego de Ordaz, militar español que exploró el Orinoco. Ciudad Guayana fue fundada en 1961, con la unión de los centros urbanos de San Félix y Puerto Ordaz. Así se hermanaron dos ciudades irrigadas por dos grandes ríos.
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