Historia del 13 de mayo de 1958: Richard Nixon y su fatídica visita a Venezuela (+fotos y video)
Richard Nixon era vicepresidente de Estados Unidos en mayo de 1958 cuando su jefe, el presidente Eisenhower le asignó una misión diplomática en América del Sur que no le resultaba en absoluto interesante. En ese momento, Nixon tenía 45 años y una enorme ambición.
Tenía por delante el reto supremo de convertirse en presidente del país más poderoso de la tierra. Nada podía ser más apasionante que ese afán y cualquier cosa que lo distrajera de ello tendría que ser un aburrimiento.
Las relaciones de Estados Unidos bajo la presidencia del general Eisenhower habían sido más que cordiales. Luego de la X Conferencia Interamericana celebrada en Caracas, en la Ciudad Universitaria, Pérez Jiménez fue condecorado por Estados Unidos con su máxima distinción, y Eisenhower en el pergamino que le otorgaba la condecoración lo calificó como “el gobernante ideal para América Latina”.
Ese gesto no fue para nada del agrado de los venezolanos por lo que, al caer Pérez Jiménez, existía un ambiente poco propicio para Estados Unidos en Venezuela. El momento era de extrema politización, luego de una década de censura y de rígido control de la opinión pública.
Ignorando las advertencias
Al no hacer caso a esto, la embajada de Estados Unidos cometió el grave error de no advertir a la Casa Blanca que la visita del vicepresidente ni era oportuna ni conveniente; y contra la opinión de algunos expertos, se aprobó la visita de Nixon a varios países de América Latina.
El malestar con Estados Unidos no sólo era asunto de los venezolanos pues, antes de llegar a Caracas, también pasaron por otras ciudades latinoamericanas en las que también se presentaron violentas manifestaciones. De modo que a la carga venezolana, se añadían las noticias de lo que venía sucediendo.
Ignorando todas estas advertencias y sin reconocer que no era el momento indicado para la visita, Estados Unidos insistió en terminar la gira.
Llegando a Caracas y el desprecio de la gente
El martes 13 de mayo de 1958, a las 11 de la mañana como estaba previsto, el avión de la fuerza aérea norteamericana aterrizó en Maiquetía proveniente de Bogotá. Era la octava y última estación de un recorrido de 18 días (del 27 de abril al 15 de mayo) por todos los países de América del Sur, con la excepción de Brasil y Chile.
Lo primero que tuvieron que ver Nixon y su esposa al descender del avión fue a una multitud de manifestantes y una inmensa pancarta ubicada en el centro del balcón del terminal que da a la pista de aterrizaje, que decía: “Fuera, Nixon”.
Además que, mientras se entonaba el himno estadounidense y se escuchaban los 21 cañonazos de bienvenida, el público comenzó a pitar y abuchear su presencia.
Esto tampoco le importó al entonces vicepresidente, pues creyendo que sorprendería a los manifestantes, decidió acercarse a la muchedumbre a saludar, pero en vez eso los enfureció más y comenzaron a escupirle. A su esposa lograron atinarle mientras que a él lograron desgarrarle el traje.
Seguían atacando el auto
Rápidamente los metieron en el Cadillac 63-CD y la caravana salió del aeropuerto rumbo al Panteón Nacional para poner una ofrenda de flores en la tumba de Bolívar. Esto no se cumpliría
Al atravesar la avenida Sucre el automóvil del vicepresidente fue asaltado con tal saña que Nixon por poco perece en Caracas. No resultó muerto de milagro, como él lo relató en su libro Seis crisis.
El vehículo fue rodeado por manifestantes violentos que arrancaron y rompieron las banderas de Estados y Venezuela que adornaban el auto oficial; atacaron las puertas y ventanas con tubos, mientras de todas partes llovían piedras, huevos y tomates.
Fue tan intenso el ataque que lograron romper los vidrios de seguridad y una esquirla impactó a Nixon en la cara, además de la lluvia de escupitajos que no paraba.
Pidiendo refuerzos y preparando la huida
El recorrido por la capital estaba siendo un desastre muy mal organizado. Además que la seguridad no funcionó, por lo que 12 agentes del Servicio Secreto que venían en la caravana se abalanzaron sobre el Vicepresidente y sacaron sus armas. Fueron ellos quienes apartaron al gentío que rodeaba el Cadillac. En medio de la confusión, el chofer pudo acelerar y así escapó, evitando una tragedia
Al enterarse de las agresiones y ataques contra el vicepresidente, funcionarios de la embajada de EEUU informaron por teléfono al presidente Eisenhower y este ordenó la inmediata movilización de un escuadrón naval de la 4ta flota del Pacífico hacia la costa venezolana para usarlo en caso de que Nixon tuviera problemas para salir del país y debiera ser evacuado en helicóptero hacia un barco.
Esto tampoco ocurrió. Al día siguiente, el miércoles 14, personal militar venezolano escoltó a Nixon y a su esposa Pat hasta el aeropuerto y se fue sin inconvenientes.
La visita del vicepresidente fue una de las más inexplicables temeridades de la política norteamericana, y una demostración de lo mal informados que estaban sus organismos de inteligencia sobre la situación de Venezuela, y de América Latina, en general.
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