Filosofía de la Risa
El sentido de esta búsqueda es ir rastreando en nuestro devenir las risas que hemos olvidado. Vivencias que al ser redes-cubiertas podrían hacer nuestra existencia más llevadera, desviando el predomino de los impulsos de muerte que están carcomiendo nuestra civilización.
Este buceo interior en nuestro ser colectivo tiene un sentido filosófico existencialista, pues intenta transformar nuestra vida haciendo accesible un nuevo status ontológico o una nueva relación de la humanidad consigo mismo y su entorno.
Si algo caracteriza a la condición humana es su condición de reír. Aristóteles nos caracterizó como seres rientes, como consecuencia de esta posición legó sus reflexiones sobre la comedia.
En todos los tiempos y espacios la humanidad ha reído, ríe y seguirá riendo, pero la significación de este gesto del alma no es el mismo. La alegría y la risa se contextualizan culturalmente, en ideas, creencias y filosofías.
Hablar en la actualidad de la alegría y la risa cosmogónica, de la risa existencial, de la risa sagrada, de la risa catártica, de la risa como factor de equilibrio para las estructuras de la sociedad, como herramienta terapéutica, como magia imitativa, como oración al milagro de la vida, parecería un tanto absurdo.
En la historia del pensamiento las reflexiones que se han realizado sobre este tema: Demócrito, Aristóteles, y Bergson, y asimilar este acercamiento a nuestra esencia entre trópicos, mutando el cocimiento en acción.
Esto haría que categorías como la piedad roussoniana o lo dionisíaco en Nietzche dejen de ser percibidos como realidades lejanas a nuestra condición.
Así, entre la antigua sociedad griega es conmovedor el amor a la vida como sacralización de la existencia, a pesar de estar sumergidos en algunos momentos de su historia en una concepción pesimista de la vida.
Esto se manifiesta en el carácter festivo de sus dioses, que se ejemplifican en Zeus, quien era capaz de cometer cualquier locura por sus arrebatos pasionales, lógica vinculada a la comicidad, era capaz de convertirse en toro, cisne o llovizna de oro para saciar sus pasiones con las mortales que deseaba, de las que surgen los semi-héroes que pueblan la mitología y la épica griega.
Esto redimensiona la existencia de dioses como Dioniso, una deidad orgiásticas de origen aparentemente cretenses que representa la alegría colectiva y nada menos que de la tragedia y la comedia como expresiones de la cultura humana.
Entre los griegos incluso existió una deidad de la risa: Galeón. Entre los presocráticos la sabiduría de la risa estuvo representada entre por la figura de Demócrito de Abedra, quién creó una concepción filosófica materialista vinculada a la dimensión ética.
Para él como para Epicuro el estado natural del ánimo del hombre era la apacible alegría. Una manera de acercarnos a ellos es la reciente publicación en español, de la correspondencia de Hipócrates, el sanador por excelencia del mundo griego.
Llamado por la pequeña ciudad de Abedra para salvar a su polis del trastorno que le ha provocado la enfermedad del filósofo, a quién “acusan de haber enloquecido; ahora bien supongo – escribe Hipócrates -que su espíritu no esté realmente dañado, sino que se trata de una opinión de la gente. Dicen que ríe de todo, lo cual les parece un signo de locura”[1]
El testimonio del médico es elocuente para mostrar la filosofía de la risa. En el encuentro de ambos se sientan juntos a conversar. Hipócrates a pesar de la impresión que del descuido natural, de alguien dedicado a su mundo interior.
“Los abderidas para demostrarle su locura empiezan a gemir y llorar como cuando a una mujer se le hubiese muerto un hijo fulminantemente; otro se lamenta de haber perdido sus bienes en un viaje. Ante esto: Demócrito sonrió al primero y soltó una carcajada al segundo: dejó de escribir y movió la cabeza.
Hipócrates deseó probar la supuesta locura del pensador y le preguntó de que escribía. A lo cual respondió: «De la locura, cómo le da a los hombres y como se puede calmar.» Por eso investigo sobre los humores del cuerpo y su relación con la bilis.
Tras largas conversación al fin le pregunta-Hipócrates: ¿No te resulta extravagante reír de la muerte de un hombre, de los trastornos de la locura, de la melancolía, del asesinato de una persona…Mi risa-responde Demócrito- tiene como un objeto único: El hombre, lleno de sinrazón, vacío de obras rectas, pueril en todos su proyectos; que sufre sin motivo, se sacrifica sin fin; a quien sus deseos inmoderados han llevado hasta los límites de la tierra y a las inmensas cavidades: El que funde la plata y el oro y no cesa de adquirirlas; el que lucha todo el tiempo por tener más; el que no siente ningún remordimiento al declararse feliz una vez que ordenó a sus esclavos encadenados a excavar las profundidades de la tierra… y así va enumerando el absurdo de la existencia humana y todas las locuras me dan risas y sólo deseo estar fuera de su alcance.
Tras larga conversación increpa Demócrito a Hipócrates diciéndole ¿Qué tiene de malo mi risa? Sólo no río cuando esos problemas a que se enfrentan los hombres son resueltos con buen sentido, pero los hombres tienen el juicio trastornado, nada los mueve a la reflexión..Desean los que les aflige, buscan lo que no sirve. Termina el hijo de Asclepio comprendiendo el sentido de la risa que se opone a la famosa conducta llorona de Heráclito, que siempre era dominado por la melancolía y las lágrimas asomaban a sus ojos. Al evaluar ambos filosofías termina también él riendo finalmente de la insensatez humana”.
En las sociedades tradicionales lo burlesco y, por tanto, la risa son entendidas como una relación entre dos personas relacionadas.
En los clanes se permite embromar al otro sin que estos puedan darse por ofendido. Este tipo de relación es un factor de equilibrio para la estructura social. Entre las sociedades matrilineales este tipo de relación es claro; se sabe a quien se puede embromar y a quien no, tal como ocurre con la familiaridad entre nietos y abuelos que llega a lo burlesco en las sociedades tradicionales de Australia, Africa, Norteamérica y los oradones de la India.
En las sociedades patrilineales la burla es prohibidas entre padres y tíos, e hijos y sobrinos; tal como lo evidencia los trabajos de R. Brown, pues sedimenta la estructura de la sociedad.
Griaule entre sus trabajo sobre los dogones, encontró que la relación burlesca genera asimetrías y simetrías en la economía del Poder, pues la burla puede llegar a convertirse en una mezcla de rasgos amistosos y hostiles. Tensiones sociales que llegan al extremo de evitar contacto entre primos cruzados y entre las suegras evitan tener en contacto entre sí, excepto por relaciones del tipo burlesca, para evitar el incesto, evidenciando la ambigüedad en sus relaciones interpersonales. En otros contextos, tanto en las sociedades tradicionales como las contemporáneas, la burla es un signo de la violencia potencial, estableciéndose entre grupos o individuos opuestos que desean evitar enfrentamientos reales, estrategias burlescas que logran exorcizar psíquicamente los enfrentamiento.
La tensión entre relaciones asimétricas y simétricas en la economía del poder se manifiestan claramente en un mito Yanoama recopilado por J.Lizot, en su libro La Pantorrilla Preñada. Donde los animales que representan a los Yanoama cuyo símbolo de la cultura es el fuego, está escondido en las fauces del cocodrilo.
Para alejarse estos clanes de su animalidad y humanizarse necesitan robarle el fuego al cocodrilo. Las bufonadas sexuales que logran hacer reír al cocodrilo son una fusión de sentimiento opuestos, que manifiestan el surgimiento de la cultura en estas sociedades, al ser expulsado el fuego de sus fauces y ser robado se crean las distinciones entre los crudo y lo cocido, entre el nomadismo y el sedentarismo, entre los animales y la humanidad.
La relación entre éxtasis y risa es uno de las rasgos que para M.Eliade caracterizan al chamanismo es el ser una Técnica de Éxtasis- en Centroamérica se presenta en las sesiones chamánicas e iniciática con hongos. En el período inicial de risas se manifiesta la liberación del espíritu, cumpliendo una función de protección mágica, tal como lo demuestran las sesiones que tuvieron los entomólogos con María Sabina, entre otras chamanes de la zona de Oaxaca, en México.
La risa como expresión de la muerte reta a los señores de la muerte. En el reino de lo muertos los vivos no deben reír, pues obviamente representan una de las mayores manifestaciones de la plenitud de la vida. Por esta razón en algunas sociedades tradicionales el alumbramiento de un niño, va acompañado de risas, que en un primer instante son actuadas, pero que por contaminación se mutan en un reír colectivo, que busca anunciar y exorcizara la muerte y sus influencias a través de la magia de la risa.
Esta dialéctica sacra también se presente en lo ritos de iniciación, pues tras la muerte iniciática, propia de todo rito de paso, se da un renacer que da al iniciado un nuevo status ontológico, una nueva sensibilidad y una visión que le permite entrar en contacto con la esencia de la realidad y el mundo sobrenatural. Este renacer se manifiesta en diversos contextos a través del reír. En un rito de los indios de Oceanía recopilado por F. Boas, dos hermanos son engullidos por una ballena que se los lleva, episodios que poseen una estructura iniciática, pues introduce simbólicamente a los iniciados en un útero, donde sufrirán las torturas que le darán acceso a un nuevo nivel del existencia. En el vientre de la ballena están a punto de asarse debido al calor, por lo que pierden todo el pelo, al verse el uno al otro ríen por la transformación iniciática que se dio en ellos, permitiendo su salvación.
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