Opinión

Hablemos hoy de: Un mundo a la medida

Lamentablemente a pesar que cada uno de nosotros es un ser único e inigualable.
martes, 22 abril 2025

A pesar de lo maravilloso del mundo, hay personas que solo desean que todo se haga como a ellos les parece o quieren.

Su deseo para que todo sea como a ellos les parezca, como ven la vida, como quieren que sucedan las cosas, que su palabra sea la que resuene, que sus decisiones sean impuestas, que ninguna otra voz sea escuchada, o que nadie más opine o manifieste sus puntos de vista, están conduciendo a la humanidad hacia un despeñadero sin fondo en el que lamentablemente, todos seremos afectados por profundas crisis sociales.

Y, lamentablemente las motivaciones son profundamente negativas, activando los antivalores, los cuales terminan afectando al ser en su más profunda esencia.

El odio, envidia, maldad, egolatría, arrogancia, deshonestidad, desigualdad, avaricia, egoísmo, discriminación, jactancia, cobardía, falsedad, irrespeto, impuntualidad, intolerancia, injusticia, entre otros tantos que solo llenan el ego de personas que simplemente se creen que están incluso por encima de Dios.

Todos estos elementos solo conducen a la persona a convertirse en un ser que, a pesar de su arrogancia, solo termina marginándose a sí mismo, pues es rechazado por la sociedad que quiere estar en equilibrio y armonía con el universo.

Dios nos hizo a todos con una personalidad propia, pero en lo más profundo de nuestro ser somos hermanos de raza y miembros de un mundo construido para beneficio colectivo, en el que cada uno tenemos un rol que desarrollar y compartir, para beneficio de la humanidad.

Lamentablemente a pesar que cada uno de nosotros es un ser único e inigualable, hay muchas personas que tienden a compararse con otros. Es como si no estuvieran conformes y agradecidos con lo que son, y buscan en la comparación, las carencias que tal vez tengan en su ser.

Es tan negativo querer ser otro, que se llega a perder la verdadera esencia del ser, de la persona. No reconocerse a sí mismo es una debilidad que lo lleva siempre a estarse comparando y midiendo por lo que el otro tiene, compró, como se viste, su aspecto físico, su casa, su vehículo, a donde va, lo que hace o deja de hacer, el trabajo que tiene, y algo muy triste, es que llega hasta a comparar a sus hijos. Una triste muestra de lo insatisfecho que está con lo que Dios, la vida y el universo le han concedido.

Y si es una persona de las que vive pendiente de las redes sociales, su sufrimiento se profundiza más aún al ver las imágenes que sus familiares y conocidos muestran de sus aventuras, viajes y vida social, pues estos elementos activan la máquina de la comparación, afectando el autoestima de la persona que no está clara en quién es y qué quiere para su vida y su entorno.

Si este es tú caso, es hora que comiences a ver la vida de una manera más justa, y muestres agradecimiento por todo lo que cada día recibes. Para eso debes aceptar lo que eres, lo que la vida te ha dado, lo que has alcanzado, tus virtudes, triunfos, logros, capacidades, autoestima, los pequeños detalles pero con gran significado, lo que sientes y como te ves ante el mundo.

Todo esto pasa por aceptar que no todo tiene que ser como yo quiero y como lo pienso. Hay que aceptar que en un mundo de todos, cada uno tiene un rol, que jugar y que siempre habrá alguien que tal vez me supere en algo, pero que seguro estará por debajo en otra área en la que soy mejor que los demás. De ahí la grandeza de ser una persona segura y confiada en las capacidades propias. Nada ni nadie te hará mover de tu centro de acción, porque estás por encima de todo.

Eso mostrará mi autenticidad, y no me permitirá querer vivir a expensas de otros asumiendo el papel de víctima.

No olvides nunca que aceptar no significa conformarse, todo lo contrario, significa que estás seguro que simplemente puedes ser mejor.

Para que estemos en la onda que no todo tiene que ser como yo quiero, simplemente debo practicar algunos valores que me abrirán el camino hacia la plena conciencia que formo parte de un mundo que se hizo para ser compartido.

Entre estos valores mencionamos la honradez, honor, asertividad, empatía, virtud, mérito, conciencia, cortesía, tolerancia, respeto, altruismo, amabilidad, entre otros tantos que te ayudarán a ver las cosas desde otra óptica, y a valorar cada acción que puedan emprender otras personas y que al final también traerán beneficio a tú persona.

No por el hecho que alguna circunstancia de la vida haya cambiado tú realidad, tienes que asumir una actitud hostil y de superioridad, queriendo pasar por encima de todo y todos sin importar que la gente sepa en el fondo, quien eres realmente. Recuerda que el mundo es redondo y en una de sus vueltas, puedes sufrir una caída.

Toma la decisión de cambiar tú actitud ante la vida, mejora tú forma de verla, recuerda que existe el bien pero también el mal, analiza y piensa antes de ejercer alguna acción, toma decisiones propias siendo original, actúa siempre en positivo, piensa en colectivo sin descuidar lo particular, valórate a ti primero y verás como irradias energía de la buena hacia tú entorno.

Se consciente de tus acciones y entiende que las decisiones del universo no son de tú competencia, porque eres un ser que vino al mundo a recibir todas las cosas buenas que se han dispuesto para cada uno de nosotros.

La vida es hoy y el mundo está dispuesto a escucharnos, actúa con racionalidad y no pretendas imponer tus decisiones, tal vez te des cuenta que lo que piensa el otro sea mejor que lo tuyo. Así verás como todo fluirá de buena manera, porque no todo tiene que ser a tú medida. Dios está pendiente de todos.

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