Sucesos

Viven amenazados por delincuentes

El robo en áreas rurales se ha incrementado.
sábado, 13 abril 2019
Wilfredo Álvarez | Usan sectores campesinos como “picaderos de carros”

Habitantes del sector 19 de Abril, ubicado en la parroquia Pozo Verde, claman seguridad.
Aseguran que están a merced de los grupos delictivos que a diario hacen de las suyas.
En su mayoría prefirieron no identificarse, esto como parte del miedo que les han infundido las bandas que operan por esa zona.
Mencionaron que alrededor de 15 familias han tenido que abandonar sus casas porque eran amedrentadas y amenazadas por los líderes negativos de la comunidad.
“Muchos se han ido porque fueron amenazados de muerte, ya que se atrevieron a denunciar a quienes tienen tomado el sector”, dijo uno de los residentes.

Guerra entre bandas
Señalaron que en la actualidad existe una confrontación entre bandas armadas que se disputan el control total del lugar.
Hablaron que un grupo de Los Clavellinos -ubicado en la vía a El Pao- integrado por más de 10 individuos, a los cuales identificaron como el Macario, el Goloso, el Nene, el Franklin, el Boca de Bagre y el Morocho, entre otros, los mantienen en zozobra.
A su vez, los acusaron de ser los responsables de la muerte de un joven de 18 años ocurrida hace un mes aproximadamente.
Otro de los hechos que denunciaron son los robos frecuentes que ocurren.

Sienten miedo
Al igual que en 19 de Abril, zonas como El Rosario, Ciudad Bendita, El Platanal, El Mangal, Palo Grande, Los Rosos, Los Culíes y Las Josefinas, entre otras, se han convertido en una guarida utilizada por los antisociales para cometer actos vandálicos y criminales.
Su geografía montañosa es una de las particularidades que convierte estas áreas en las ideales de los llamados hampones para llevar a cabo sus actividades delictivas.
Uno de los fines de estos terrenos es usarlos como “deshuesaderos” de vehículos.
Al transitar por las principales calles, la mayoría sin asfaltar, se observan partes de carros que han sido desvalijados.
Las acciones son perpetradas sin importar lugar, hora o que estén los vecinos.
Debido a la dificultad vial que los diferencia de los sectores urbanos, fuentes policiales refirieron que los delincuentes se trasladan en motocicletas, siendo estas su mejor medio de escape al momento de ejecutar algún crimen.
Muchos casos no son conocidos porque no existe denuncia alguna y a pesar del silencio que reina en estos asentamientos, versiones extraoficiales sostienen que los robos son “el pan de cada día”.
“Si hablo me van a matar”. “Si me ven hablando contigo me llaman sapa”. Esas son algunas frases que con miedo dicen habitantes de los asentamientos de las parroquias Yocoima y Pozo Verde, en San Félix.
Mirada asustada, temblor en la voz y estar pendientes de quién los podría ver desde lejos, es lo que exteriorizan por el temor que infunden grupos armados.
Estos lugareños, al ser consultados sobre la inseguridad en la zona donde residen, en especial por el incremento de robos, prefieren callar.

Asaltos diarios
A pesar del temor que invade a cientos de familias, que en ocasiones han referido que no pueden cambiar de residencia por carecer de recursos necesarios, hay quienes sí se atreven a reportar algunos robos.
En su mayoría son los mismos afectados, cansados de las amenazas y amedrentamientos, quienes recurren a los cuerpos de seguridad más cercanos y proceden a denunciar sus casos.
En ocasiones reconocen a sus atacantes, pero revelar sus nombres pone en peligro sus vidas, razón por la que prefieren el silencio.
No obstante, El Rosario, El Mangal y Platanal, son señalados también como blancos frecuentes de delitos, por la integración de distintas bandas que se disputan del dominio haciendo de estas un “campo guerra”, cuyos principales afectados son los pobladores.
En estos sitios después de las 6:00 de la tarde nadie puede caminar tranquilamente y quien lo hace corre el riesgo de no vivir para contarlo, al menos eso es lo que cuentan.
En El Rosario alegaron que la situación es más difícil, pues apuntan que este está tomado por “colectivos”.

La misma situación
Al otro lado de Ciudad Guayana, la situación es similar en zonas como La Ceiba.
Dicho asentamiento se encuentra a kilómetros después del Peaje Guayana, en la carretera que conduce a Ciudad Bolívar.
Debido a lo alejado, este sitio al igual que sus sectores aledaños, han sido escenarios de episodios desagradables para sus habitantes.
No solo por la presencia de cuadrillas integradas por delincuentes que se dedican a robar, sino por los actos de violencia que se han presentado.
Así como los sectores de San Félix, hacia la vía de Ciudad Bolívar se sienten desprotegidos a pesar de que disponen de un módulo de la Policía del Estado Bolívar (PEB) y efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Dispositivos de seguridad
A pesar de lo relatado por los residentes de áreas rurales, con respecto a la poca presencia de efectivos policiales, fuentes de los cuerpos de resguardo mencionaron que constantemente se realizan despliegues de seguridad.
Militares pertenecientes al Punto de Atención al Ciudadano “Palo Grande”, ubicado en el peaje que conduce hacia Upata, y quienes se encargan de resguardar todo el perímetro que abarca hasta Los Rosos de la parroquia Yocoima, narraron que, así como los robos son constantes, las denuncias igual.
Enfatizaron que los casos más sonados son los robos de vehículos y en los fundos, sobre todo el hurto de reses para venderlas por partes.
En las zonas de la parroquia Pozo Verde se han llevado a cabo varias operaciones mixtas ejecutadas por funcionarios de la PEB, Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y el Servicio de Investigación Penal del Estado Bolívar (Sipeb).
Se conoció que en menos de 15 días se han realizado alrededor de tres operativos que comprenden allanamientos y recorridos en estos lugares, para contrarrestar a los “líderes negativos” que se han “apoderado” de los lugares.
Por otra parte, versiones extraoficiales refirieron que en Pozo Verde y Chirica los responsables de ejecutar los crímenes y robos, son integrantes de una misma banda.

Cambio total
Antes zonas campesinas eran consideradas áreas de esparcimiento familiar, pero ahora se han convertido en “verdaderas zonas de terror”, debido a la presencia de delincuentes. Propietarios de algunos fundos han tenido que irse tras ser víctimas constantes de los “dueños del ajeno”. Así bautizaron a quienes ingresan a la fuerza a las parcelas.

 

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