Sucesos

Más allá de “Hola, soy María”: El auge de los ciberdelitos en Venezuela

Los delitos informáticos están al alza en Venezuela. El ciudadano es vulnerable en un contexto de atraso tecnológico y nuevos métodos.
martes, 09 septiembre 2025
Delitos informáticos
Cortesía | La ciberseguridad pasó de ser algo de interés corporativo a un interés popular

Whatsapp, Binance, Zinli, Gmail, cuentas bancarias, todos tienen algo en común: son vulnerables a los delitos informáticos.  Los crímenes de esta índole son los de mayor  aumento en el país, según palabras de Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

“Los crímenes informáticos están al alza en el país”, declaró Rico en el programa de radio Cicpc Al Día, el pasado mes de julio. No es la primera vez que el director del Cicpc hace hincapié en el tema, pues el año pasado detalló que desde la pandemia los delitos informáticos subieron en comparación a otros tipo de delitos.

Es común escuchar cosas como: yo no caería en esas estafas, ¿Por qué me hackearían a mi?  Cuando un hacker vea que mi cuenta no tiene plata, me va a querer transferir porque le va a dar lástima, en relación al delito conocido como phishing o algún tipo de estafa informática. 

Desde el popular “hola, soy María”, hasta métodos más sofisticados como la suplantación de identidad de algún funcionario, y el uso de la inteligencia artificial; todos son vulnerables de una manera u otra a los delitos informáticos. 

Con la ventaja del anonimato, la mayoría de delincuentes que se especializan en estos crímenes se libran de la justicia. Incluso, las leyes venezolanas presentan vacíos que permiten la proliferación de estos ciberdelitos que cada vez son más comunes. 

La tecnología está en constante evolución y la manera de usarla también. Entonces ¿Qué se puede hacer para evitar ser víctima del phishing? ¿Cuáles son los métodos más comunes? ¿La ley nos protege? Son preguntas a las que se les pueden dar respuesta. 

Delitos informáticos: todos somos vulnerables

Eillyn Díaz, como cualquier usuario común, pensaba que nunca iba a caer en una estafa informática. Pero todo cambió días antes de su cumpleaños número 23, en mayo de 2025.  

Aunque usualmente dormía con el teléfono en silencio, esa noche entró una llamada. Contestó medio dormida, número desconocido, una línea Movilnet. Del otro lado le habló un hombre que decía ser un fiscal del Cicpc, perteneciente a un departamento de Caracas. 

Le notificó que su número estaba siendo utilizado para estafas telefónicas y que una de las víctimas era una fiscal. Incrédula y aún medio dormida, colgó. 

La volvieron a llamar, esta vez el supuesto fiscal le reprochó la falta de respeto el cortarle a un ente oficial. Le volvieron a repetir sus datos, y que su teléfono había sido clonado y usado para cometer delitos. 

A pesar de que cortó la llamada varias veces, seguían insistiendo. Investigaron el nombre del supuesto funcionario y la búsqueda básica en internet corroboraba la información que le estaban dando.  

Díaz bajó la defensa y obedeció lo que le decía el “fiscal”, desinstaló su aplicación de Whatsapp y siguió las instrucciones que le dieron del otro lado. Durante todo el proceso siempre la llamaron para asegurarse que no estaba haciendo nada fuera de lo explicado. 

Después de una hora y varios pasos a seguir, le pidieron su código de WhatsApp. En ese momento, aún no había caído en lo que estaba sucediendo, pero sin saberlo, había entregado su WhatsApp personal a unos estafadores. 

Durante once horas los delincuentes intentaron hacerse pasar por ella para estafar a sus contactos, por suerte, sin éxito. Díaz cayó en cuenta de la estafa cuando le pidieron el acceso a su correo electrónico y cuando el “funcionario” desconectó el teléfono del que llamó toda la noche. 

Más común de lo que parece

Eillyn Díaz resultó víctima del llamado vishing, un tipo de estafa telefónica donde se hacen pasar por entes confiables para pedir códigos e ingresar a cuentas bancarias o de redes. 

Gracias a que actuó rápido y alertó a sus contactos del robo de su WhatsApp, evitó que se cometiera una estafa con la pantalla de “vender dólares”. Tras 10 horas o más, Díaz logró recuperar su cuenta, no volvió a saber de los criminales que la contactaron. Pero sí explicó que en ese momento vivió mucho “psicoterror” al contarle una historia que la hizo caer en el juego. 

Roberto Delgado, abogado especialista en ciencias penales y criminológicas, explicó que tan comunes son estos casos. 

“Podemos decir que actualmente hay una frecuencia alta de casos de estafas a través de los sistemas que utilizan tecnología de información…Si bien los organismos de seguridad han señalado que hay una frecuencia alta de estos delitos, no hay datos oficiales que revelen exactamente las cifras de estos delitos”.

Aunque el phishing es el más conocido, que es cuando se hacen pasar por entidades confiables para robar información personal, hay diferentes variantes. El antes mencionado vishing y el smishing, que es cuando buscan obtener información personal mediante los mensajes de texto. 

Luis Serrano, experto en ciberseguridad, declaró que  el robo de WhatsApp es una de las estafas más comunes. Delgado y Serrano coincidieron en que otro de los escenarios más comunes es el de estafas a través de sitios de venta online, como Marketplace. 

Otro de los más comunes es el llamado phishing bancario, sitios que se hacen pasar por bancos para lograr ingresar en las cuentas. 

Tu dinero no está a salvo 

Ely Rivas, un profesor de 70 años, con más de 30 años de servicio, terminó como víctima de un posible phishing bancario. El 25 de agosto de 2024 le robaron el dinero que poseía en su cuenta del Banco de Venezuela. 

Al reportarlo al banco, le dijeron que debía poner la denuncia.  Hizo lo propio, tanto en el ente bancario como en la fiscalía. Su cuenta resultó bloqueada por la investigación. Solo podía recibir dinero. 

La cuenta vulnerada es donde recibe el pago de su nómina y sus principales ingresos como profesor de la Unefa. A más de un año de este caso, aún tiene retenido el dinero de aquella vez, un monto que asciende a los $100. 

Le manifestaron que una vez terminada la investigación recuperaría su dinero, pero aún sigue esperando el día. A la fecha, puede retirar dinero, pero ese monto congelado sigue sin poder moverlo, un  recuerdo constante de la vulnerabilidad del sistema bancario venezolano. 

Nunca le dijeron que pudo causar el hackeo a su cuenta, aunque sí le explicaron que su dinero había sido depositado en la cuenta de alguien llamado Eduardo Díaz, pero no hicieron nada. 

Sobre la respuesta de la fiscalía relata que cuando puso la denuncia se encontró con una carpeta repleta de delaciones, en el cual terminaría su caso. 

Delitos informáticos: vacíos legales 

El abogado Roberto Delgado, por su parte, explica que la ley contra delitos informáticos data del 30 de octubre de 2001. En esta ley, se contemplan distintos delitos referidos al tema informático o a la materia informática, como el hurto informático, el fraude informático, que son delitos contra la propiedad, pero a través de medios que utilizan tecnología de información.

También otros delitos como los relacionados con derecho de autor, delitos contra el orden económico y crímenes contra la intimidad. 

Aunque no se contemplan los fraudes informáticos como los entendemos en la actualidad; según el código penal, estos fraudes son cuando una persona inserta datos en un sistema informático de forma falsa haciendo inducir en error al sistema informático para sacar un provecho.

Estos cibercrimenes tienen una condena de uno a cinco años, en el caso del fraude informático. También hay sanciones como multas, además de las privativas de libertad. 

Pero también enfatizó en que estas leyes sufren de un anacronismo por su falta de actualización y por tener más de 20 años de vigencia. “Obviamente ha habido un incremento de las tecnologías que utilizan sistemas de información y de las modalidades delictivas”. 

En su experiencia, “lamentablemente no hay muchos casos en los cuales se haya podido lograr sentencias condenatorias, porque usualmente en los casos estafa, el acceso a la persona que es el autor del hecho es difícil porque usualmente se escuda en el anonimato”. 

Investigar estos casos de delitos informáticos es complicado para la justicia, pues los perpetradores pueden realizar sus actividades ilícitas hasta desde otro país. 

“En muchos casos en los cuales se logra llevar a la persona autora o partícipe, se logran acuerdos reparatorios. En el mejor de los casos, para procurar, como lo permite la ley, una indemnización o reparación a la víctima”.

Recomendaciones  

Luis Serrano, como especialista en ciberseguridad, detalló algunas recomendaciones que se pueden tomar en cuenta, para no caer en los delitos informáticos como la estafa o fraude. 

  • Siempre dudar: Si te apuran, no hay que hacer clic, no hay que responder, nunca hay que dar datos y verificar que estás hablando con el ente que te contactó o la persona. 
  • Tratar de tener la verificación en dos pasos activada con aplicaciones de autenticación como Google Authenticator y no por mensajes de texto. Hay que tratar de tener contraseñas únicas y diferentes en WhatsApp y activar la verificación en dos pasos.
  • WhatsApp no te va a escribir para pedirte datos y tu entidad bancaria tampoco, ellos ya los tienen. 

En el caso de las estafas bancarias estar prevenido en plataformas como Facebook o Instagram. Es común ver anuncios de créditos para una moto, un carro o bancarios con cuotas increíbles que terminan siendo mentira. 

Pueden llegar enlaces o algunos cobros duplicados como para tratar de acceder a tu  pago móvil o transferencias. “Es muy importante que todos estemos pendientes de nuestras cuentas bancarias, de nuestros movimientos bancarios y de tener esto lo más seguro lo más seguro posible”.

También recalcó que no todos los que caen en estafas de este tipo son por ingenuidad. Muchas veces no hay investigaciones profundas de las causas que generan las vulnerabilidades en las estafas bancarias y se queda solo con que resultó culpa del usuario. 

Llamó a no descargar aplicaciones sin licencias y estar atentos con posibles códigos QR maliciosos. 

Un futuro incierto

Serrano explicó que hay muchas formas en las que los delitos informáticos han evolucionado. El uso de la inteligencia artificial para hacer un phishing hiper personalizado, haciéndose pasar por familiares y amigos con notas de voz. 

Delitos que suceden, pero no tan frecuentemente, como el robo de carteras de crypto, mejores malwares bancarios y nuevas amenazas tecnológicas. 

Aseguró que el atraso tecnológico del país influye en la vulnerabilidad informática de los ciudadanos. 

“El atraso empeora muchísimo porque dependemos mucho de WhatsApp, tenemos poca verificación de identidad, tenemos plataformas desactualizadas, tenemos dominios confusos, los usuarios que comparten dispositivos y usan aplicaciones no oficiales, esto lo empeora muchísimo. Todo eso baja la barrera de seguridad y sube el éxito de la ingeniería social”.

Y sobre todo, resaltó los hábitos de seguridad que deben ir desarrollando las personas. Aunque justificó que la precariedad tecnológica también lleva a que los ciudadanos no tengan estas costumbres. 

“Cuando las personas tienen un teléfono un poco antiguo, es difícil decirles que instalen una aplicación de autenticación. Las personas piensan, bueno es que ya a mi teléfono no le cae más nada, ¿Cómo voy entonces yo a tener esta aplicación de autenticación o voy a tener estas cosas si ya tengo mi teléfono saturado?”, comentó.

El abogado hizo un llamado a denunciar cuando se caiga en un delito informático, así como orientarse con abogados especialistas y documentar toda evidencia digital como prueba del delito, desde mensajes hasta capturas de pantalla, llamadas, etc.

Los ciberdelitos exponen al ciudadano común a riesgos significativos. A medida que las personas dejan más huellas digitales y el mundo se vuelve más dependiente de la tecnología, los delincuentes encuentran mayores oportunidades para explotar estas vulnerabilidades. Por lo tanto, se sugiere que cada vez que se reciba un correo electrónico inusual, un mensaje sospechoso sobre un premio de lotería, o una llamada de un número desconocido, se considere la posibilidad de estar frente a un delito informático.

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