De dos balazos lo matan en 23 de Enero
Varias detonaciones se escucharon la noche de este sábado en el sector 23 de Enero, parroquia Pozo Verde.
Los disparos provenían del callejón Caruachi I, adyacente al comando de la Guardia Nacional Bolivariana.
Una comisión del organismo de seguridad salió a verificar lo ocurrido.
A pocos metros de la entrada de tierra, yacía en el suelo el cuerpo ensangrentado de un hombre.
A pesar de los múltiples balazos que se oyeron, la víctima evidenciaba dos orificios: uno en la cabeza y otro en el intercostal derecho. Su muerte fue inmediata.
Dicen que por las marcas visualizadas, los tiros fueron a quemarropa.
Mientras que militares resguardaban la escena a la espera de los agentes del Eje de Investigaciones Contra Homicidios de la policía científica, la noticia se regó por toda la zona.
No pasó mucho tiempo cuando familiares del infortunado llegaron al sitio.
Según los datos aportados, su nombre era Eduardo José Rodríguez Mundaray; tenía 24 años.
El joven residía en la misma calle donde lo asesinaron.
Aparentemente, dolientes desconocen los motivos de la arremetida.
Interceptado
Eran casi las 11:00 p.m. cuando los balazos alertaron a los habitantes.
Por la oscuridad no hubo quien distinguiera a los atacantes ni precisara hacia dónde huyeron.
De acuerdo con lo revelado por testigos, Eduardo iba de regreso a su casa cuando fue interceptado por los sujetos.
Uno de ellos con arma en mano lo sometió y procedió a dispararle.
Por las heridas que presentó se presume que los homicidas hayan utilizado un escopetín.
En el callejón donde tuvo lugar el crimen, hay una construcción abandonada.
Se dice que dicho lugar habría sido utilizado por los homicidas para esperar a su objetivo.
Guerra entre bandas
Aunque parientes alegaron a los cuerpos de seguridad desconocer las causas del homicidio, expertos de la policía científica presumen que el suceso esté ligado a una venganza.
Por otro lado, en la zona hubo quienes mencionaron que el crimen sería por un problema entre grupos delictivos que operan en la parroquia.
Lo comentado refiere como responsables a hampones de Los Clavellinos y todo lo habría detonado el robo de un celular que se registró hace días.
Lo que se dijo fue que reclamar por esa acción delictiva generó la represalia de los rivales, quienes esperaron el momento y la hora indicada para ejecutar el plan.
En la comunidad aprovecharon para denunciar que las zonas boscosas que rodean el asentamiento campesino, se han convertido en el “lugar perfecto” para delinquir.
Unos dicen que la mayoría de los hampones usan las llamadas “trochas” para entrar y salir sin ser vistos.
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