Aclaran lo ocurrido en doble homicidio en Francisca Duarte

Yris Marcano, allegada del joven Ángel Zabala, quien falleció el domingo de la semana pasada tras recibir varios impactos de bala, contó que la muerte del muchacho “no se trató de una riña entre banda delictivas” como se presumía inicialmente.

Narró que Zabala, a quien se le conocía como el Maneco, tenía más de 12 años viviendo en el sector 19 de Mayo, ubicado en Francisca Duarte. Aseguró que desde hace aproximadamente seis meses comenzó a ser “amedrentado y amenazado por un grupo delictivo de la zona”.

De acuerdo con lo relatado por la mujer, en reiteradas oportunidades Zabala fue víctima de golpizas, siendo la última en enero de este año.

Señaló que en esa oportunidad él acudió al Cicpc y al Ministerio Público, para interponer su denuncia porque temía por su vida; sin embargo, aseveró que “no le hicieron caso”.

“Se defendió”

Cuando ocurrió el crimen Zabala había pasado todo el día en Vista Alegre, en casa de sus familiares. Luego, alrededor de las 6:00 de la tarde, se despidió y se fue a su vivienda en Francisca Duarte.

Horas después informó que “estaba tomando con unos vecinos”. Marcano contó que los presentes le dijeron que el hombre recibió una llamada de la que era su compañera sentimental, quien le pidió que se acercara a su vivienda.

En el momento en el que llegó al sitio, fue interceptado por el grupo del que había recibido amenazas. Entre ellos estaba Alejandro Palacios, alias el Bemba.

Trascendió que, “cansado de la situación, para defenderse Ángel accionó en contra de el Bemba un arma que le habían prestado”

Marcano también dijo que luego de disparar, intentó correr para resguardarse y que pidió ayuda a su pareja, “pero esta nunca abrió la puerta de la residencia”.  En ese instante los compinches de el Bemba arremetieron contra Zabala, causándole la muerte de inmediato.

“Era trabajador”

Marcano presume que la mujer que hizo la llamada “tiene algo que ver con lo sucedido”. Precisó que su familiar fue despojado de sus pertenencias y que su celular no aparece.

Expresó que quienes conocían a Zabala dan fe de que era “un muchacho sano y trabajador”. Destacó que se dedicaba a la venta de cambures.

“A él se la tenían jurada porque era sano y no accedía a las malas acciones”, concluyó.

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