La poesía de lo “Cotidiano” según Elio Alejandro Esposito
Es observador. Si estuviéramos encima del hombro de Elio Alejandro Esposito y lo acompañamos en su rutina diaria probablemente podríamos acercarnos a la manera en que aprecia las cosas.
El café de la mañana, la brisa, el olor de la calle, el bullicio en el bus o el metro, el cielo, el cabello de alguien, los colores del paisaje. Todo atrae su atención y eso queda claro en su poemario “Cotidiano” con el que se alzó con el primer lugar en la quinta edición del concurso “Descubriendo Poetas” que promueve Buscadores de Libros.
El caraqueño aún explora su estilo pero es más que una promesa de las letras venezolanas: ya comienza a labrar su camino.
Honesto, creativo, nada creído y más bien como un eterno alumno de la vida, se muestra Esposito en esta entrevista.
– ¿Cómo inicia tu historia con la literatura?
– Creo que inicia igual a la de la mayoría. Leer un libro de chamo, descubrir que leer es fino, pero siempre sin ser el lector más ávido. Lo raro podría ser cómo fue el acercamiento con la poesía, que me parecía atrozmente aburrida e ininteligible; pero, aún así, ahí estaba yo en el 2016, entrando a una Escuela de Letras e intentando escribir “poemas”, sin haber leído un poemario en mi vida.
Después fueron golpes de suerte. Un par de poemas en una clase de Teoría, el primer Slam Poetry de la UCAB. Fueron encuentros mínimos que coincidieron con procesos y quizá carencias, en un sentido muy amplio de la palabra, muy mías en ese momento.
Lo último fue escribir, de manera mecánica y disciplinada; sintética y quirúrgica. Ahí empezó una búsqueda por encontrar algo para decir que valga la pena escuchar.
– ¿Cómo tomaste la noticia de ser el ganador de Descubriendo poetas?
Fue muy raro. Me tomó quizás un mes digerirlo. Además, Mariela me había escrito algunos días antes del veredicto preguntando por unas palabras en portugués y en italiano en el texto y recordé que una de las bases tenía que ver con la lengua en la que debía estar escrito. En ese momento pensé que estaba descalificado: Una raya más pa’l tigre. Creo que eso influyó en que me tomara tanto tiempo terminar de creerlo.
– Cuéntame los detalles de la selección de poemas que enviaste al concurso:
Creo que todos coinciden en ser retratos de cosas mínimas. Hablando de la cualidad de lo “mínimo”, no por ser nimio, sino por ser común. A su vez, estos retratos también son mínimos. Es la casa, la calle, el abrazo, los tragos, las miradas, la cama, los zapatos.
– ¿Conoces Ciudad Guayana? ¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando escuchas ‘estado Bolívar’?
No la conozco, pero sé que he estado en Bolívar. Pensar en ese estado es viajar un poco al único recuerdo que tengo de él: Estar parado a orillas del Orinoco y pensar en cómo es tan grande esa vaina.
– ¿Cómo describirías tu estilo?
Como una copia de muchos elementos. De autores de hace siglos y otros con los que he tenido la dicha de tomar algún trago. A alguno intento robarle el ritmo, a alguna otra las imágenes y así voy.
– ¿Qué te inspira?
Las cosas pequeñas: La taza de peltre y los raspones que tiene en la pintura, la malla rota del café, los huecos en el zinc, las suelas lisas, las conversaciones ajenas, pasar frío en una plaza, la salsa que suena en las camionetas, los cafés malos y los que se enfrían y otras varias cosas, nunca más grandes que esas mencionadas.
– ¿A quiénes consideras tus referentes en las letras?
– Siempre digo que Eugenio Montejo y Minerva Reyes Rojas; pero a ese par se les suman Miyó Vestrini, Francisco Massiani, Hanni Ossot, Edda Armas, Ricardo Ramírez Requena, Josu Landa. Y otras personas bellas como Diana, Félix, Leo, el Gato, Bolívar, Oswaldo, Guachimán, otro Félix con otro apellido, Eric, Génesis, Zuru, Fiji. Son panas que escriben y lo hacen con una soltura que parece de otro mundo y se me está quedando un gentío por fuera.
– ¿Cómo motivar a la lectura en la era digital?
– Creo que una de las maneras es creando espacios en los que la gente pueda acercarse a la literatura sin prejuicios y sin miedo. La gente no debería leer el Quijote porque “hay que leerlo” sino porque verdaderamente sienten curiosidad por el texto. Los espacios donde se narran cuentos en vivo, donde se lee poesía en voz alta, donde se habla sobre literatura, son espacios que hacen de la experiencia literaria mucho más ligera y agradable. Creo que a estas alturas puede no importarnos desconocer a Homero o a Shakespeare y construirnos desde autores contemporáneos, porque, al final, si es literatura, es literatura. Además de que, lo verdaderamente importante es conectar con la obra.
– ¿Qué enseñanzas te ha dejado formar parte de Tenderecho, proyecto sobre el perdón y la reconciliación con la ONG Compromiso Compartido?
– Yo creía que cualquier persona podía escribir, lo que no sabía era que cualquier persona pudiera escribir de esa manera tan sentida. Trabajar en ese proyecto me hizo encontrarme con cosas muy bellas y también muy fuertes. Hablar sobre los momentos en los que nos hemos sentido vulnerables siempre es delicado, no por tener cuidado de no decir esto o no mencionar aquello, sino porque hay que estar dispuesto a ser movido, casi violentamente.
Pero siempre hay miradas bellas, somos capaces de vincularnos desde esas cosas mínimas que son en realidad enormes. Las personas que participaron fueron una muestra de valentía y amor.
– ¿Qué es lo que más te gusta de Caracas?
– Su velocidad, su ritmo, sus taguaras y sus cielos.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
– Por ahora no hay demasiado, en realidad. Me he dedicado los últimos meses a echarle llave a las bicicletas y a rodar. Hay ganas de escribir, pero sobre todo de llevar la poesía a la calle en algún Slam o algún recital abierto, tomar alguna plaza con gente que quiera inventar.
Ping pong
- Un color: Rosado.
- Un paisaje caraqueño: Av. Bolívar, sentido Oeste, seis de la tarde.
- Un adjetivo: Cotidiano.
- ¿Café o té?: Café, aunque ahora no lo esté tomando.
- ¿Ron o cerveza?: Depende de las condiciones meteorológicas y la hora del día.
- ¿Playa o montaña?: Mientras haya carretera para llegar en bici, cualquiera.
- Lo que más detestas: Las Toyotas último modelo con vidrios ahumados que se me lanzan encima cuando voy en la bicicleta.
- Un sueño por cumplir: Mensajero en Nueva York.
- El primer libro que leíste: “Cuentos de la selva”, de Quiroga.
- Una canción que no sale de tu mente: “Mi desengaño”, de Roberto Roena y el Apollo Sound.
- Un miedo: Los gusanos.
- Descríbete en 3 palabras: Alto, flaco, “agüevoniao” (no sé si esto pueda salir en prensa).
- Un artista plástico: Giorgio De Chirico.
- Un escritor/a: Eugenio Montejo.
Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link:https://chat.whatsapp.
También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí:https://t.me/