La hija de Porfi Baloa se lanza como merenguera

Vicky Baloa nació entre música y acordes. Su padre Porfi está considerado no solo como uno de los compositores y productores más prolijos de las nuevas generaciones salseras, sino también como el cerebro detrás de  Los Adolescentes.

A los ocho años de edad ella le manifestó a Porfi que estaba lista para comenzar en la música. De tanto visitar a su padre en las tarimas, Vicky pensó en que algún día podía suceder lo mismo con ella.

Y Porfi Baloa, para complacerla, le armó un grupo infantil con sus primas. Pero, estratégicamente, se lo hizo con covers de merengue. Aunque solo era para animar los templetes familiares, las niñas se encargaban desde raspar el güiro como Teresa, la original de Chicas del Can, hasta las coreografías de Olga Tañón.

La jovencita creció y ahora, con 23 años, no solo integra la orquesta con Porfi Baloa, sino que también tiene la propia para cumplir sus compromisos.

“Como ya vengo creciendo viendo a mi papá en la tarima, era una ilusión de niña ver al público que cante e interactúe conmigo”. dijo.

—¿Cuándo compartía con sus primas, más allá de ser “la hija de”, pensó en que, en algún momento, se dedicaría seriamente a la música?

—Cuando hacíamos Las Minichicas, que era el nombre que le pusimos al grupo con mis primas, comenzamos como un hobby. Pero, cuando crecimos, cada quien tomó su camino. Fue en esa etapa cuando empezó mi gusto por el merengue, aunque no volví a intentarlo con la música sino a los 18 años.

En ese momento quise hacer un experimento con una balada de Mari Trini, “Yo no soy esa“. La versioné en merengue junto con mi papá. Y como en la casa siempre ha habido un estudio, me despertaba a las 3:00 de la mañana a ver cómo iba quedando. Gracias a eso me volví a ilusionar nuevamente en lanzarme como solista.

—¿Es más complicada la convivencia en la tarima o en la casa?

—Como padre siempre quiere lo mejor de ti y que lo hagas excelente. Además, no me siento sola porque no soy la única de la familia que está con él. Mi hermanito Cocó toca el timbal en la orquesta. Estar en familia ha sido bueno porque nos autoexigimos para que todos podamos superarnos. Y hemos visto los frutos del trabajo.

—¿Pero lo ve como jefe o solo como su papá?

—No es mi papá cuando estamos en la tarima. Al principio sí me costaba no verlo así, pero ya lo sé manejar mejor. Igual, si estoy haciendo algo mal me corrige.

—¿La aconseja?

—Mucho. Uno de los mejores consejos que me ha dado es el de no perder la humildad y no permitir que ningún comentario negativo me afecte.
Nos apoyamos mutuamente y eso me da confianza.

—¿Piensa independizarse?

—Siempre es una posibilidad, pero ahora me estoy fogueando. En los bailes (Porfi) hace tres shows en uno. Toca sus salsas, cumbia y merengue, con tres orquestas diferentes. Una de ellas es la mía y él es mi director. Siento que ya me estoy acostumbrando a estar con él como jefe y con el trajín que significa estar con la orquesta. Confieso que, aunque me gustaría estar sola, tengo miedo escénico.

—¿Consideró tener otra profesión además de ser cantante?

—Antes de los 18 años quería ser directora de cine. Una inquietud que no se me ha quitado, pero tengo que cuadrar con mi tiempo porque por las giras se me dificulta estudiarlo como debería hacerlo.

 

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