Esta es la película de la que más se arrepiente Sandra Bullock
Con una cincuentena de largometrajes por ahora engrosando su currículum, el Oscar a la mejor actriz por The Blind Side: Un sueño posible y erigida como una de las reinas indiscutibles de la comedia romántica en los 90 y también en la primera década de este siglo, Sandra Bullock sigue aún en la primera línea mediática, y entre los motivos más recientes por la celebración del 30º aniversario de Speed: Máxima potencia, la trepidante película que coprotagonizó junto a Keanu Reeves.
Al volante de un bus de Los Angeles en el que una bomba estallará si se reduce la velocidad, Reeves y Bullock, dirigidos por el neerlandés Jan de Bont, nos ofrecieron uno de los mejores títulos de acción de los 90. En cines se posicionó como la sexta más taquillera de aquel año con sus 350,4 millones de dólares recaudados a nivel global y también llegaría a ganar dos Oscar, de tres nominaciones, al mejor sonido y a los mejores efectos de sonido.
También fue el taquillazo que la lanzó como una de las estrellas de Hollywood de los 90 y posteriormente llegaron otros títulos como Mientras dormías y La red (ambas de 1995) o Tiempo de matar (1996), que continuaron consolidándola en este pedestal. Pero, inmediatamente después, llegaría la que la propia actriz considera como la peor película de su carrera. Y, para desespero de los detractores de sus comedias románticas, no se trata de ninguna de este género sino de otro filme de acción.
Una secuela, la de la propia Speed en la que Jan de Bont repitió al frente de los mandos de la dirección, pero no su pareja masculina. De manera que Jason Patric sustituyó a Keanu Reeves, y el asfalto urbano se cambió por el mar, de vacaciones en el Caribe y con una bomba oculta en esta ocasión en el transatlántico donde su personaje, Annie Porter, viajaba junto a su novio.
“Todavía me da vergüenza haber participado en ella. Es una película que desearía no haber hecho. Y a ningún fan le gustó, que yo sepa”, afirmó en una entrevista para TooFab. “He estado muy molesta con ella. Nada tiene sentido. Barco lento. Lentamente yendo hacia una isla”, acabó sentenciando. Y de hecho, Speed 2 no recaudó ya ni la mitad que la primera, 164,5 millones.
En aquella ocasión, Keanu pareció más avispado reconociendo haber descartado participar en la secuela porque el guion le había parecido “muy malo”. Sin embargo, y en esta época actual de secuelas de populares películas, los dos no rechazarían estar en una posible tercera entrega de Speed, siempre que el guion les inyecte confianza y, pese al tiempo transcurrido, sus reflejos y nervios estén preparados para protagonizar otra adrenalítica aventura en la línea de la primera, no de la segunda, claro.
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