Crítica a Animales Fantásticos 3: Un secreto que todos conocían
Animales Fantásticos ha sido una saga que tiene bastante sufrimiento en su producción y la tercera parte no escapa de eso. Desde el reemplazo de actores hasta los problemas que ha tenido su creadora, por comentarios políticamente incorrectos; llevaron a este universo a un limbo del que ha sido complicado salir.
En esta tercera parte titulada “Los Secretos de Dumbledore” vemos mucho de ese sufrimiento; pero también una historia política y con bastante madurez que tiene momentos entretenidos.
Gellert Grindelwald tiene entre ceja y ceja destruir al mundo muggle y solo lo puede detener Albus Dumbledore quien une a un grupo de magos, liderados por el zoomago Newt Scamander, para llevar a cabo un plan que termine con el infame hechicero, pero uno de los magos más poderosos del mundo tiene un secreto y no puede destruir al villano el mismo.
Una obra de tensión política
Como cinta, Animales Fantásticos 3: Los Secretos de Dumbledore, tiene muy buenos momentos. Una historia con un plan para engañar al villano, temas políticos fuertes y escenas magníficas. La verdad es muy entretenida y las actuaciones de Jude Law como Dumbledore, Eddie Redmayne como Newt y Mads Mikkelsen como Grindelwald son increíbles y mantienen la película a flote.
Ahora dentro del universo, es superior a la segunda cinta de Animales Fantásticos, pero si tocas el tema del amor entre Dumbledore y Grindelwald debes ir por todo y en la película se queda un tanto a la mitad. Hubo temor en explorar más a fondo esta relación que junta a dos magos muy poderosos.
Mikkelsen hace un trabajo increíble como Grindelwald. Es uno de esos villanos que con su sola presencia ya sabes que están llenos de maldad y son capaces de cualquier cosa.
El tema político es muy interesante. Hay toda una conspiración para alcanzar el poder sin derramar una gota de sangre y muestra cómo funcionan ciertos sistemas de gobierno que se usan hasta este momento.
Scamander pasa a un plano secundario al igual que Creedence, personajes que iniciaron este viaje como piezas claves. En el caso del personaje de Eddie Redmayne es un hilo conductor bastante delgado en la historia.
La película no aburre, te mantiene expectante y se agradece, pero una de las cosas que le faltó fue ese componente dramático que te hiciera odiar a Grindelwald como odiaste a Voldemort.
Es un viaje tranquilo en el tren a Hogwarts, pero pudo haber sido una destrucción total del mundo mágico que iba a ser épico.
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