Semana en domingo

A calzón quitao

No veo despejada la ruta hacia unas elecciones parlamentarias, como tampoco está claro cómo la Asamblea Nacional va a elegir nuevos rectores del CNE, partida en tres como está y con Guaidó reacio a aceptarlo.

Creo que aumentan las posibilidades de que el TSJ declare la omisión legislativa y deje abierto el camino para que entonces lo haga él mismo, o en su defecto la ANC.

Y con la dirigencia opositora fragmentada en varios grupos, con pocos votos cada uno, pero con peso político, esta vaina se ve cada día más enredada.

La fuerza que le queda a la oposición es que la gran mayoría de la población está a favor de un cambio de gobierno, incluyendo a un cierto porcentaje del chavismo, pero eso se debilita porque los dirigentes de los partidos y grupos opositores andan cada uno por su lado y en no pocos casos pensando primero en sus intereses crematísticos y de vanidad personal, que en el interés nacional.

Son de verdad una feria de vanidades, muy bien aprovechada por un gobierno que estimula esa condición para suplir con ello la falta de apoyo popular. Por eso en cada elección aparecen esas candidaturas que, sin posibilidad de alguna de triunfo, solo sirven para fragmentar el voto opositor, con seguridad a cambio de algunas migajas del raspado de la maltrecha olla petrolera.

Por eso entiendo el entusiasmo con el que el gobierno hace comparsa para un nuevo CNE y las parlamentarias, confiando en que de nuevo sus artimañas lograrán múltiples candidatos “opositores” y ganar, siendo minoría, en la mayoría de las circunscripciones electorales. No guardo duda alguna de que si el gobierno apoya la elección de un nuevo CNE es porque tiene todo listo para ganar las parlamentarias.

Si no fuera así, pueden estar seguros que no lo apoyarían y a estas alturas hace rato que ya el TSJ habría declarado la omisión legislativa, ratificado la actual directiva del CNE con cualquier alegato jurídico y estarían en este momento decidiendo la fecha de las elecciones.

Todo lo que están haciendo es para intentar proyectar al mundo la imagen falsa de que se avanza en la democratización del país, que hay un diálogo y que los países que apoyan a Guaidó tendrían que revisar su posición, así como un mensaje a Trump para que levante las sanciones porque aquí no está pasando nada que las justifique.

¡Qué falta nos hace aquella Mesa de la Unidad Democrática! Porque si la oposición estuviera férreamente unida como en esa época, con candidatos únicos en cada circunscripción, pueden tener la certeza que el gobierno no estuviera tan interesado en un nuevo CNE y las elecciones parlamentarias, y ya estuviera pensando hasta en alegar el peligro del coronavirus para aplazarlas, o en disolver la Asamblea como se lo han planteado en varias oportunidades.

La única grieta que yo veo, pequeña, pero grieta al fin, sería que la población opositora siga a los candidatos que le señale Guaidó y deje solos a los que eventualmente se lancen para fragmentar el voto opositor.

Recuerdo que hace unos meses, cenando en privado en el Ercole con Eduardo Fernández, expresé que esta no es la hora de los partidos políticos sino de un líder emergente, que logre que el pueblo lo siga, con lo que Eduardo estuvo totalmente de acuerdo.

En apoyo de mi argumento, cité el caso de Chávez, que arrancó sin partido y terminó en Miraflores. Como dicen los profesores en las escuelas de comunicación, hay casos en los que el Medio es el mensaje. – P.S. Tengo que hacer un gran esfuerzo para expresarme con cierta coherencia con el torbellino de ideas que tengo dentro de mi cabeza, que seguramente se parece al que tienen ustedes también.

La calle
Son muy pocos los movimientos populares que han logrado cambiar un gobierno que tenga el apoyo ciego de los militares.

Han sido muchas las revueltas populares que han logrado cambiar un gobierno, pero han contado con la neutralidad e incluso con el apoyo de las fuerzas armadas.

Fidel Castro, que de esto debió saber algo, dijo en una oportunidad: “Las revoluciones pueden triunfar con el apoyo del ejército, o sin él, pero nunca contra él”. Aquí en nuestro país en este momento son mayoría quienes desean un cambio de gobierno, pero está visto que eso no se va a lograr solo con la movilización masiva del pueblo en las calles.

Porque hay que ver la cantidad de gente que ha marchado espontáneamente en las calles exigiendo la salida de Maduro, y antes contra Chávez, sin lograr nada.

Algunos analistas dicen que aquí se han dado las mayores movilizaciones en el continente, con bastante más de un millón de personas, exigiendo el restablecimiento pleno de la democracia.

Pero para el régimen el pueblo que vale en este juego es solo el que llevan en autobuses a los actos oficiales, pasando lista para quitarle la bolsita y el bono a los que no hayan asistido.

Las movilizaciones masivas de la oposición, aunque no logren sacar al gobierno, le dicen al mundo entero que aquí hay un pueblo que quiere vivir en una democracia plena y que rechaza a este régimen.

Son una manera de decirle al mundo que aquí hay un pueblo que no se resigna a vivir de rodillas.

El bosque de pinos
El desastre con el bosque de pinos Caribe que está siendo denunciado por los dirigentes sindicales, es algo que viene ocurriendo desde hace varios años. Fue un gran proyecto que debió haber tenido su punto culminante con la planta de pulpa para papel, pero lamentablemente quedó solo para producir algunas tablas de madera.

Este tema lo voy a desarrollar en mi BITACORA INDUSTRIAL de este próximo viernes.

Cuatro
Uno
La misma locura que se ha desatado con los precios de algunos productos, que varían entre un local y el de al lado, está pasando con algunos servicios, sobre todo en el costo de mano de obra. Por cambiar la pila de la bomba de gasolina: un mecánico me pidió 60 dólares, otro 80 poniendo el repuesto que finalmente me costó 20 dólares, y al final conseguí uno que me cobró 25 por poner la pila y además el filtro.

A un amigo le quitaron 80 dólares por cambiar un buje del tren delantero, y el pagó aparte la reconstrucción de la goma. Debería haber una especie de baremo para estabilizar estos precios.

Dos
Podrán decir que es una revolución popular, pero los precios de algunos centros de diversión, del gobierno, solo los pueden pagar quienes ganan mucho dinero.

No he subido, pero me dicen que en el teleférico El Avila en Caracas, una cabina para 4 personas cuesta 500.000 bolívares, que es más que el salario mínimo mensual. Y eso es solo el precio del teleférico, sin incluir nada para comer o beber. ¿Cómo disfruta eso una familia del pueblo?

Tres
Es una vergüenza que Daniel Ortega y su esposa hayan profanado las exequias de Ernesto Cardenal, una referencia mundial del sandinismo y la lucha contra la dictadura de Somoza.

El poeta fue un crítico del nuevo dictador de Nicaragua, a quien calificó como un traidor de las ideas que dieron origen al movimiento sandinista.

Al final los familiares y allegados de cardenal tuvieron que enterrar sus restos en secreto, para resguardarse de los atentados del gobierno de Ortega, y sobre todo de su mujer, Rosario Murillo, despiadada enemiga de Cardenal, que siempre la consideró una vulgar oportunista.

Cuatro
Un lector me pide que escriba de la importación de cabillas. Eso se hace desde hace tiempo, porque hay diámetros que no se fabrican aquí y además Sidor ha bajado mucho.

Hasta en obras del gobierno, ha sido necesario importar cabillas y otros materiales de acero, como las chapas gruesas que se usan en algunos puentes, que nunca se han fabricado aquí y siempre han sido importadas, básicamente desde Brasil, Argentina y México.

En nuestras represas han sido utilizadas cabillas importadas, teniendo a Sidor al lado.

Esta semana, el precio internacional de cabillas está en 430 dólares la tonelada, que al cambio libre son casi 42 millones de bolívares.

Nada de extraño en un país petrolero, pero que está importando gasolina.

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