Semana en domingo
Asamblea sin sorpresa
Nadie debe sorprenderse por lo ocurrido en la instalación del nuevo período de la Asamblea Nacional, porque de antemano ya se sabía lo que estaban cocinando los diputados de la llamada “mesita” con la fracción oficialista, que en conjunto suman 71, frente a los 100 que al final se mantuvieron con Guaidó.
A los 17 diputados que se sumaron a la fracción chavista para votar por Parra como nuevo presidente de la Asamblea, se les acusa de haber sido sobornados para cambiar de bando, pero todos han declarado que se mantienen en la oposición, aunque consideran que la vía para salir de Maduro no es la de Guaidó.
Esos diputados integran el grupo que mantiene un diálogo con Maduro porque considera que esa es la única manera de lograr una salida a la crisis actual.
Y pudieran terminar teniendo razón, porque la presión internacional no ha logrado avance alguno y ahora, con la presencia de militares rusos en nuestro país, hay que descartar cualquier acción armada que nos pudiera llevar a la situación de Siria, con una guerra de más de 4 años que no ha logrado mover a Al Assad.
Putin, que en materia de intervenciones militares es tan o más irresponsable que Trump, no está jugando cuando decide instalar sus tropas especializadas en Venezuela, dotadas como se sabe con misiles de tecnología avanzada, como igualmente los tiene en Siria.
De manera que si la intervención militar extranjera está descartada y la presión diplomática y económica internacional no logra nada, la pregunta que tenemos que hacernos es ¿Y entonces, qué hacemos?
Me imagino que frente a ese escenario es que ese grupo de diputados tomó la decisión de establecer una mesa de diálogo con Maduro, aunque al final lo que pasó en la Asamblea haya quedado ante el país como un triunfo del gobierno.
Porque tampoco hubo la masiva liberación de presos políticos de la que se había hablado en el diálogo de la Casa Amarilla.
El gobierno soltó a unos pocos presos, pero mantiene encarcelados a los opositores más emblemáticos. El resultado en concreto es que somos el único país del planeta que tiene tres asambleas.
La única esperanza que queda es que las nuevas elecciones legislativas sirvan para tener una Asamblea Nacional única, que logre restablecer la institucionalidad constitucional y que, ojalá, permita designar un nuevo CNE y renovar los otros poderes públicos, para iniciar algún día la reconstrucción del país.
La nueva economía
Es innegable que en algunos aspectos ha habido una leve reactivación de la actividad económica en el país, alentada por la creciente dolarización como medio de pago y la liberación de los precios.
Nada de lo que está pasando en materia económica ha sido logrado por el gobierno y, muy por el contrario, si ha habido cierto avance ha sido precisamente porque el gobierno ha frenado su excesiva intervención tanto en lo productivo como en la cadena de comercialización.
Cesada aquella fiebre intervencionista, la economía ha encontrado algunos atajos por los que discurre cierta actividad, pero sin duda alguna que lo más importante en este aspecto ha sido la libertad para que el mercado marque los parámetros en los que se mueven los precios.
Con precios remunerativos, el aparato productivo no es que haya aumentado de manera importante su actividad, pero por lo menos su retroceso es más lento y en ciertos productos ha habido una cierta recuperación.
El aspecto más relevante es que no hay aquella escasez que sufrimos hace tres años, pues ahora se consigue de todo, siempre que haya dinero para comprarlo.
Y también es un indicador que hayan sido abiertos bodegones y tiendas de alta gama en las principales ciudades, porque en medio de la situación de hace unos años, eso habría sido inimaginable.
El otro elemento que hay que evaluar es la construcción de decenas de grandes centros comerciales y torres de oficinas en varias ciudades, con inversiones multimillonarias en dólares, que mucha gente califica simplemente de lavado de dinero mal habido.
Sea del origen que sea, el elemento determinante es que los inversionistas consideran atractivo el negocio en nuestro país, porque de otra manera harían sus proyectos en otra parte.
Imagino que muy a pesar del gobierno, la dolarización cogió la calle y ha provocado una leve reactivación de la actividad económica.
Pero hay dos países: el que puede mover dólares, aunque sea en pequeñas cantidades, y el que está condenado a sobrevivir con el salario mínimo y el apoyo que puede significar una bolsa Clap, cuando le llega.
Este último es el pueblo al que se le sigue haciendo creer que la culpa de su situación la tienen las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Maduro, pero ¿Y cómo se explica entonces que haya una parte del país al que esas sanciones no le afectan?
La verdad verdadera es que el problema es el escaso poder de compra del salario del venezolano, porque si por ejemplo tuviera un ingreso de por lo menos 250 dólares mensuales, su situación sería muy distinta.
Tocoma
La central hidroeléctrica Tocoma tiene sentido si el complejo industrial de Guayana opera a plena capacidad, porque la energía que generaría no puede ser sacada de la región porque no hay cómo transportarla ya que las líneas de transmisión de 800 kilovoltios están saturadas con la carga que actual.
Quizás por eso el gobierno no le ha destinado más recursos pata terminarla, aparte de que la empresa encargada del montaje electromecánico no dio la talla, aunque recibió un buen adelanto, del que algún día tendrá que rendir cuentas.
Con esa central operando, habría energía suficiente para que puedan funcionar plantas de aluminio similares a Alcasa y Venalum, además de una planta de acero como Sidor, que es perfectamente recuperable. El proyecto industrial de Guayana es un todo que incluye las plantas de producción industrial básicas, un plantel de industrias privadas transformadoras de esas materias primas y por supuesto las unidades de generación hidroeléctrica que le suministren la energía necesaria.
Con el potencial hidráulico del Caroní y yacimientos de mineral de hierro y bauxita, Guayana tiene todo lo necesario para retomar su desarrollo industrial, que para el país es una alternativa no petrolera.
Lamentablemente el delirio ideológico de este régimen, con las expropiaciones minó el terreno para las inversiones extranjeras, que son la única posibilidad de que Guayana tenga futuro.
Cuatro
Uno
Mi página semanal Bitácora Industrial reaparece este próximo viernes 17, tras la pausa navideña y de año nuevo. Y por cierto que esta página SEMANA entró en su año 35, de los casi 40 que tengo en Guayana.
Son unos cuantos años, pero espero que Dios me permita seguir escribiendo unos añitos más.
Con el año, comencé un viejo proyecto que tenía para escribir Dos Siglos de Prensa en Guayana, desde Correo del Orinoco hasta el 2000, es decir hasta Primicia.
Dos
Como era de esperarse, los precios subieron en Navidad y al parecer se quedan allá arriba.
El kilo de pernil rozó los 400 mil bolívares, la carne de res de primera pasó de 170 mil y el pollo 100 mil.
El arroz está en más de 1,50 dólares, que es 50 % más de lo que cuesta en el exterior.
Tres
Un pana, cardiólogo, me comenta que muchos hipertensos a los que hace daño tomar ron, como no pueden comprar whisky están tomando licor de whisky, que según él hace tanto mal como el ron.
Me cuenta que ha atendido varias crisis hipertensivas provocadas por ingerir ese licor.
Cuatro
Si se complica la situación geopolítica por el conflicto entre Estados Unidos e Irán, pudiera ser que Rusia se vea obligada a concentrarse en esa zona del planeta y eso le reste importancia al apoyo a gobiernos en otras áreas, como Venezuela.
Es decir, que no consideren estratégico apoyar a un gobierno en esta zona, dejando que Estados Unidos aumente su influencia en zonas que Rusia considera más importantes.
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