Opinión

Se fue el 2.019

En fin, después de un año de arduo trabajo es legal un descansito.
Luis MAURERA MOGOLLÓN
miércoles, 08 enero 2020

Año que si se analiza en profundidad se puede considerar de histórico por todo lo que sucedió. Imposible de olvidar este año viejo y no porque nos dejó cosas muy buenas como una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra como lo oímos cada año en la melodía decembrina de la Billo Caracas Boys, sino también porque entre otros, un auténtico desconocido diputado alzo la mano un día en una calle caraqueña y juro ((aunque nadie lo eligió), ser el nuevo presidente de Venezuela y así se convirtió en la inelegante mascota de la oposición que se regocijaba a reventar y difundía “al fin somos libres”. Trampearon a Trump para que lo reconociera como presidente interino, con la promesa que en tres meses máximo la Fuerza Armada estaría dividida y zúas el golpe de estado.

Todos los que creyeron en este disfraz reían y reían a reventar, pero pasado los tiempos y nada ha sucedido, ahora sienten en sus espaldas que los abraza un espíritu burlón que le pela los dientes hasta en el baño y eso hace que vivan espantados hasta de sus sombras.

El pasado febrero del año en curso (como un día alguien lo escribió), armaron una operación internacional y que para meter ayuda humanitaria en unos camiones y en contenido solo se trataba de la fantaseada invasión extranjera ¡Si Luis…! Cinco presidentes se reunieron en Cúcuta para presenciar el magno evento. Líderes opositores se drogaron y emborracharon con prostitutas para celebrar por adelantado. El día del té, los militares venezolanos no creyeron en trinos de pajaritos, no traicionaron; los camiones no pasaron, a los diputados los emburundangueron y el Gobierno Bolivariano ahí, pin pan.

En marzo en todo el país se fue la luz. Comprobaron que fue por un taque cibernético y electrónico. Los oposicionistas bailaban en una pata pensando que con eso si caería el gobierno, pero vino la luz y lo único que paso fue que comenzó la dolarización. Los comerciantes aprovecharon el apagón y decidieron cobrar en divisa y eso así quedó.

Posteriormente el 30 de abril surgieron en una autopista caraqueña con 20 soldados, una ametralladora y balas punto 50 metidas en unos guacales de plátanos y creyeron nuevamente que con eso si tumbarían al gobierno. Pero la unión cívica militar se le planto al frente y a partir de allí se marcó el descenso de la guaidonada.

A ocho meses de ese 30 y de gobierno ficticio, a los temporales le estallaron tres algarabías de corrupción; los dólares destinados para tumbar a Maduro solo alcanzaron para llenar los bolsillos de un grupito y allí se prendió el vainero porque los demás escuálidos chillaron reclamando su pelusa y como no se las dieron manejan que no votaran por él 4 de enero ¡Ay papá, a llorar al valle!

El resumen, es que estamos bloqueados, dolarizados, robados, saqueados y traumatizados. Así que para el 2.020, el oposicionismo tendrá que echarle un cerro de pelotas para agarrar desprevenido y sorprender al gobierno de los revolucionarios.

En fin, después de un año de arduo trabajo es legal un descansito, un saludo cordial a mis consecuentes lectores, a mis colegas periodistas, a las ediciones y redacciones de los Diarios El Progreso, Primicia y El Luchador. Que pasen unas felices navidades y tengan un próspero año nuevo.

 

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