Opinión

Lejos y cerca

"Cuando me encuentro con jóvenes casados, o con adultos con años de matrimonio los felicito y los animo a “seguirse queriendo”. Son como estrellas que brillan en la noche".
sábado, 25 mayo 2019

“Lejos nunca, cerca siempre, en medio de las diferencias. El buen Dios quiere lo que Jesús tuvo: una familia”.

La familia la anhelamos todos los seres humanos. La calidez de las relaciones familiares dan seguridad al hombre y la mujer. Cuántos jóvenes cuando se acercan a una familia “normal” que disfrutan comiendo juntos, que emprenden tareas juntos, que los padres enseñan disciplina y orden en el hogar, se admiran porque nunca pensaron que ese ambiente de vida y de amor pudiera existir. Es la calidez de la “cercanía”.

También, cuántos jóvenes en dificultades extremas, anhelan su familia, su hogar. Allí encuentran la seguridad y el afecto. La abuela, la madre, el padre, un hermano, un tío o un primo, donde se sienten mejor, más seguros, comprendidos. Allí tienen su dignidad.

El clima de individualismo y pragmatismo impone un estilo de vida en el cual se pervierten las relaciones comunitarias, indispensables para que la persona se desarrolle. Si mis relaciones con mis semejantes son “formales” y” utilitarias”, la familia no es un lugar de amor sino de “funcionamiento”. Entonces, estamos “lejos”, aunque, en el mejor de los casos, haya orden y disciplina.

Cuando me encuentro con jóvenes casados, o con adultos con años de matrimonio los felicito y los animo a “seguirse queriendo”. Son como estrellas que brillan en la noche.

Siempre Dios los ayuda en el camino, muchas veces accidentado, de la familia. Probablemente, son mirados y observados, admirados, a veces criticados, porque tratan unos y otros de estar “cerca” aunque a veces haya diferencias. Sin embargo, cuanta desgracia, cuando en la misma familia, uno se encuentra lejos de los seres más allegados, de su misma sangre y origen. Eso no lo quiere Dios y pienso que la Madre de Dios, buscará siempre unir a sus hijos, con imperfecciones y defectos, para que mellando diferencias y buscando el perdón y la reconciliación, se fomente el calor de la “cercanía”.

Lejos nunca, cerca siempre, en medio de las diferencias. El buen Dios quiere lo que Jesús tuvo: una familia.

fcastroa@gmail.com

 

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