Opinión

Las noches doradas del Intercontinental Guayana

"Es preocupante que una región como ésta tenga que vivir del pasado, recordando la grandeza de lo que fue, para no enfrentar la realidad de lo que hoy es".
José Carlos BLANCO RODRÍGUEZ
sábado, 30 marzo 2019

Hace días, circuló por las redes la noticia de que el Hotel Venetur, antiguo Intercontinental Guayana, había cerrado sus puestas. No lo he confirmado, pero no deja de preocuparme, porque ese lugar es un uno de los atractivos de nuestra ciudad, que perfectamente puede competir con los mejores sitios turísticos del mundo. Pero además de eso, él antiguo Hotel Intercontinental Guayana, aparte del hospedaje de calidad que ofrecían en sus instalaciones, es parte de la historia de la cultura urbana de nuestra ciudad, y dentro de ella, muy especialmente de la vida social de los guayaneses

El Intercontinental me trae gratísimos recuerdos. A principio de la década de los setenta, cuando el hotel estaba recién inaugurado, teníamos un grupo musical llamado The Others, que animaba las noches de los viernes y sábados en “el ínter”, como se le decía coloquialmente. Más que un conjunto musical profesional, era un grupo de amigos que disfrutaba ese trabajo nocturno. En efecto, los fines de semana, los hermanos Caputo, Pascual y Miguel, unidos a Erasmo, Cheli, Fedor, Fabio Amici y otros, cuyos nombres ahora se escapan de mi memoria, amenizábamos esas reuniones interpretando la música popular del momento, desde el rock hasta el calipso de El Callao. La indiscutible estrella del grupo era la cantante Patricia, poseedora de una voz tan prodigiosa que, sin exagerar, interpretaba, Stand bay your men, igual o mejor que Tammy Wynette.

Esas reuniones musicales, se realizaban en el Salón Dorado que se encuentra en el último piso. Desde allí, por un lado se observa cómo pasa el Caroní y, por el otro, las luces de la ciudad que por las noches siempre ofrece una imagen bucólica. Por allí pasaron numeroso artistas nacionales e internacionales, convirtiendo las “noches doradas del intercontinental” en una opción de entretenimiento que marcó una época inolvidable.

Recuerdo un fin de semana que nos visitó el grupo estadounidense The Platters, mundialmente famoso por melodías como Only You o Smoking in your eyes. Pero no llegaron completos para la primera noche, y nosotros, además de servirles de “teloneros”, tuvimos que incorporar a algunos músicos guayaneses a ese quinteto de fama mundial. También participaron en aquellas noches cantantes como Leo Dan (hombre de amena conversación) y los venezolanos Rudy Márquez, Trino Mora, Los Tres Tristes Tigres. En fin, una interminable lista de artistas de todo tipo, porque “el inter”, en aquellos días, era verdaderamente un lugar muy especial.

No conozco la situación actual del hotel, ni las razones del deterioro que se denuncia públicamente por las redes, lo que debo reprochar como guayanés, es que se están perdiendo las cosas que en el pasado no enorgullecían y parece que eso no le importa a nadie: El Parque Punta Vista fue desmantelado, el Hotel Intercontinental, o Venetur, cerrado, el Parque Cachamay y el Parque Zoologico Loefling, quemados y sus instalaciones saqueadas. Y todo esto ante una población que no se cansa de organizar charlas para teorizar sobre la ciudadanía, pero hace poco por ejercerla de manera eficaz.

Es preocupante que una región como ésta tenga que vivir del pasado, recordando la grandeza de lo que fue, para no enfrentar la realidad de lo que hoy es. Si como dicen, el Venetur tuvo que cerrar sus puertas por deterioro o cualquier otra razón, ¿cómo que podemos pensar que Guayana se puede convertir en una potencia turística? Sobran los recursos, es verdad, pero, ¿dónde está la gente para hacer eso?

Hoy lamentablemente, el debate político secuestra la verdad y solo se construye la “posverdad”: las cosas no son lo que son, sino lo que se dice de ellas. Y en este sentido hay quien osa decir que la calidad de vida de los guayaneses no ha desmejorado. Tal vez la única manera de convencerlos es hacer un ejercicio de ciencia ficción, y montarlos en un vehículo que los lleve al pasado, específicamente a las “noches doradas del Intercontinental” en los años 70. Y al encontrarse cómodamente, refrescándose escuchando a los Platters, verá con asombro que no estaba en Miami ni en Nueva York, estaba en Puerto Ordaz.

@zaqueoo

 

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