Hablemos hoy de: Los Hermanos

Los hermanos cuando son mayores, son la compañía, los protectores, el resuelve, la caja chica, el confidente, el papá o mamá en determinados momentos, el puente, el médico, el maestro (tra), el payaso, el oponente, pero por sobre todas las cosas, el amigo. Los hermanos son las personas que están por encima de cualquier cosa o persona. Están en nuestra alma, vida y corazón, a pesar que en oportunidades la relación se torne turbia, cosa que es normal, pues por encima de esto el amor es incondicional.

Como dice Betsy Cohen, “Tus hermanos son las únicas personas que saben cómo se siente el haber sido criado del mismo modo que tú.

Muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de vivir la bendición de tener al mejor hermano (a) del mundo y de crecer junto a ellos. Muchos han sido el mejor ejemplo, otros son nuestros héroes, guías, maestros, pero definitivamente el poder disfrutar del sabor de decir mi hermano (a), es un placer indescriptible y el orgullo que sentimos es inmenso, más aún cuando nuestros padres se encargaron de formarnos en valores y transmitirnos la importancia y el significado de tener una relación armónica a pesar de las diferencias que normalmente suelen existir. Uno de los mayores regalos que nos da la vida al poder crecer junto a nuestros hermanos es precisamente, la oportunidad de unir nuestros corazones con el vínculo del amor, desarrollando un grado de unión tan alto que nos hace parte de la vida del otro.

Nada ni nadie en el mundo es capaz de romper ese grado de unión cuando el amor que se siente es puro y real. El amor de hermano es tan grande como lo más grande del universo. Nada tiene más significado que lo que un hermano siente, vive, padece, celebra, disfruta, porque ese significado proviene de una ley natural.
Al lado de un hermano con el que tengamos una excelente relación, podemos llegar a tener grandes aprendizajes que nos permitirán ser más conscientes del mundo real y enfrentar con coraje las pruebas que la vida nos coloque por delante.

Compartir la vida con un hermano es un inmenso placer y un gran honor. Poder recorrer el camino a seguir en nuestro proceso evolutivo con alguien que además de lo consanguíneo, nos une también el sentimiento más puro que existe en el universo como lo es el amor. A un hermano se le ama, respeta, admira, apoya, se le considera, se comprende, se orienta, se guía, se perdona, se entiende, entre tantas otras cosas, porque son ángeles que nos envió Dios para mostrarnos la ruta que debemos seguir para vivir una vida noble y fundamentada en los más significativos valores de vida que el hombre debe seguir en una sociedad justa y equilibrada.

La relación entre hermanos es mágica, es algo tan especial que aún después de dejar la infancia se cambia a una etapa en la que lejos de distanciarse, se estrecha aún más.
Existen amigos a los que se le puede decir hermanos porque se han ganado tal distinción y hay que valorarlos con respeto y admiración.

No se justifica que exista separación entre hermanos cuando la ley natural nos dice que esta relación es una relación bendita por Dios y que si en algún momento del camino se doblaron las rutas, las mismas deben ser corregidas y devueltas a su canal original porque lo que Dios bendice no lo separa nadie.

Amo y honro a mi hermano y mis hermanas. Son un regalo maravilloso que Dios me dio y que agradezco infinitamente por formar parte de ellos. Pido a Dios que los bendiga con el regalo más preciado que puede tener un ser humano como lo es la salud, y que nos permita compartir la vida por largo tiempo para seguir honrando a nuestros padres artífices de lo que hoy somos cada uno.

Mis hermanos, mis amigos, mi yo.

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