Hablemos hoy de: La persona

Hablar de la persona resulta interesante, ya que a medida que se desgasta el lápiz podemos ver que tal vez estamos escribiendo parte de lo que somos, sin darnos cuenta.

Al hablar de la persona nos referimos a un ser de la especie humana con identidad, que tiene poder de raciocinio y posee conciencia de sí mismo, por lo que puede responder por sus propios actos. Además, es inteligente, posee sensibilidad y voluntad propia, con potencialidades que desarrolla a través de su vida en el contexto familiar y social y es capaz de asumir sus derechos y obligaciones.

En términos sicológicos, es un ser específico que abarca aspectos físicos y psíquicos que lo definen como singular y único. Por eso, se puede decir en la actualidad, que la persona es el ser que tiene un yo consciente unitario.

Veamos a continuación uno de los conceptos más aceptados hoy en día, escrito por Severino Boecio (477-524 d. C.) filósofo y poeta latino romano, nacido en Roma Italia, cuya teoría dice que una persona es de naturaleza racional y es la razón lo que le sirve para demostrar su esencia individual, esto da a entender que antes de ser un ser sociable, el individuo es persona, libre y con capacidad de razonar y decidir sobre sus actos.

Teniendo en cuenta que el hombre tiene un carácter espiritual y trascendente, Kierkegaard, filósofo y teólogo danés (1813-1855) sostenía que la persona es tal por estar delante de Dios, por ser existencia dialogada entre el Yo humano y el Tú de Dios.

Después de toda esta historia veamos el preámbulo de la declaración universal de derechos humanos, la cual señala como uno de sus considerandos “que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”

Personalmente considero que este enunciado de las Naciones Unidas debe ser revisado a profundidad, ya que su contenido no está siendo aplicado en la actualidad en muchas partes del mundo, pues cada día el hombre se ve más afectado por múltiples factores que impiden que sus derechos sean respetados y su libertad sea cada vez más limitada.

Es así como vemos que las personas o seres humanos están siendo objeto de la violación de sus derechos fundamentales, no hay sentido de equidad en la aplicación de políticas que se traduzcan en beneficio de la sociedad, el equilibrio social se ve afectado por los altos niveles de pobreza producto de las desigualdades en la distribución de las riquezas, y los beneficios que provee la naturaleza son objeto del aprovechamiento indiscriminado de grupos que secuestran los derechos y explotan a las minorías que por necesidad se ven obligados a someterse a los mandatos de quienes ostentan el poder. Esto se traduce en una forma moderna de esclavitud.

Hay un aspecto muy importante desde el cual se evalúa la persona y es desde la ética humana. Según José Antonio Olguín de la universidad mayor de San Simón, Cochabamba, la ética tiene por objeto estudiar exclusivamente la conducta, el comportamiento humano, no como ha sido, ni como es, sino como debería ser. La ética no se contenta con saber cómo ha sido la humanidad en el pasado, ni cuál es su comportamiento en el presente, lo que anhela es indagar cuál debe ser el ideal de nuestro comportamiento.

La ética no consiste solamente en la descripción de las costumbres, ni en la ordenación o catalogación de las virtudes, de los defectos o de los vicios de los hombres, ni en la simple teorización de los hábitos y de las costumbres. La acción de la ética va más allá, llega hasta el plano ideal de lo que deberían ser las acciones humanas frente a lo que son.

La ética es el estudio de la conducta ideal de los hombres. La ética es la reflexión sobre el obrar, es el pensar sobre la conducta humana; en otros términos, la ética es la interpretación valorativa del comportamiento humano en la vida social.

En torno a esto, hoy en día podemos evaluar el comportamiento humano a través de múltiples indicadores que pueden reflejar la conducta del hombre y de la sociedad en general. Partiendo de esto podemos mencionar que ciertamente uno de los principales problemas que atraviesan los países en la actualidad, es que sus ciudadanos no se están reconociendo como sociedad, ya que el individualismo se impone sobre el colectivo y se deja de lado los intereses comunes.

No olvidemos que la persona humana está arraigada en su creación a imagen y semejanza de Dios. Dotada de alma espiritual e inmortal, de inteligencia y de voluntad libre, la persona humana está ordenada a Dios y llamada, con alma y cuerpo, a la bienaventuranza eterna, al comportamiento razonable, a la conducta intachable, a la práctica de la ética desde todos sus ángulos, a ser cada día mejor ser humano, a vivir en valores, a ser digno y merecedor de la admiración y respeto de sus semejantes, a sensibilizarse ante el dolor ajeno, a ser solidario, a buscar el beneficio común, a trabajar con honestidad y responsabilidad, a ser cada día mejor ciudadano, a honrar, amar y respetar a su padres, a amar a sus familias, a moderar sus palabras, a practicar la empatía, a entender que la vida es evolución y que esta es ascendente y nunca lo contrario, a valorarse a sí mismo para poder valorar a los demás, a educar a su hijos en los más elementales preceptos de la vida, a entender que su paso por este plano es para construir y que de acuerdo a ello, será la huella que deje, a entender que como persona es responsable de sus actos y que en agradecimiento a la oportunidad de vivir, debe amarse, amar a Dios y a todos sus semejantes.

Nunca te detengas por lo que los demás piensen digan o hagan. Se tú mismo siempre. Porque ser buena persona no cuesta nada y deja abundantes ganancias.

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