Hablemos hoy de el trabajo
Es toda actividad que realice el hombre de forma manual o intelectual, independientemente de sus características o circunstancias y que requiere una compensación económica. Estas actividades forman parte de la naturaleza misma del ser humano.
La necesidad de trabajar tiene un origen muy antiguo, ya que el hombre en función de su sobrevivencia se vio obligado a desarrollar una serie de actividades que le permitieran proveerse de alimentos, vestido, vivienda, utensilios y armas entre otras, para su sustento y el de su familia, así como, su protección.
No se puede hablar del trabajo sin mencionar que en una época antigua se le denominaba esclavitud, y no era más que los que poseían los capitales, compraban a hombres y mujeres para que desarrollaran diferentes trabajos.
En 1948, las Naciones Unidas emiten la Declaración de los Derechos Humanos, aboliendo todo tipo de esclavitud y reconociendo el trabajo como un derecho humano y como tal, toda persona puede elegir su trabajo dentro de sus posibilidades y ejercerlo de manera adecuada y digna.
El trabajo viéndolo desde un punto de vista objetivo, es lo que el ser humano desarrolla satisfactoriamente, para estar alegre, generar bienestar, cubrir sus necesidades y las de su entorno, relacionarse, crecer profesionalmente, y hasta cierto punto, alcanzar la riqueza material y espiritual, y aportar al progreso de su país.
En la actualidad, la complejidad de los cambios en la dinámica mundial en la cual estos se producen de manera exponencial, hace que se le dificulte a la mente del ser humano entender lo que está pasando y cómo reaccionar ante tal velocidad. Esta misma aceleración genera un aumento de la competencia, lo que obliga a las empresas a ser más competitivas e innovadoras, incluso a generar cambios bruscos en su dinámica y a optimizar al máximo sus gastos, tomando en cuenta que uno de los más significativos es su personal. De igual forma la tecnología está generando cambios profundos y rápidos para los cuales no todo el mundo está, ni se ha preparado. Tanto así que Silvia Leal, experta en e-Liderazgo, Innovación y Transformación Digital, en su libro “e-Renovarse o morir” nos indica que:
El 47% de los trabajos actuales desaparecerán en 15-20 años, siendo sustituidos por máquinas, robots y software
El 90% de los puestos que queden serán transformados, luego requerirá la adquisición de nuevas competencias
En este mismo sentido, Victor Guillermo Figueroa Molina de la Junta de Andalucía dice, “la resistencia al cambio nunca ha parado la evolución”, lo que nos indica que aun resistiéndonos a la dinámica mundial, nada detendrá su avance. Como decimos en el argot popular, o nos montamos en el tren o nos quedamos.
Pero qué significado le damos hoy en día al trabajo? Será que estamos siendo objetivos en la manera como abordamos nuestras responsabilidades en los sitios donde laboramos? Creo que debemos hacer una profunda y consciente reflexión acerca de la forma cómo el ser humano está visualizando la manera de abordar sus responsabilidades en el trabajo en los tiempos actuales.
Debemos buscar mecanismos, herramientas, metodologías, y desarrollar actividades que nos permitan tener una mejor relación empresa-trabajador, para que esta sea más justa, flexible, dinámica, equilibrada, adaptable, moldeable, responsable, y productiva, con el fin de garantizar el éxito de la misma y el beneficio para todos.
Hay que actuar con honestidad, responsabilidad, ética y promover la justa aplicación de los valores en una equilibrada dimensión que permita visualizar que el trabajo en la actualidad es una bendición que tiene un papel determinante en el desarrollo del ser humano. Sin este no se obtendrían los recursos necesarios para que el individuo pueda tener calidad de vida aceptable y justa que permita un crecimiento positivo en la sociedad y contribuir de manera efectiva al desarrollo de su país.
No podemos ver el trabajo como una simple obligación, debemos darle el valor que merece y ubicarlo en el nivel justo de las cosas. Ni la crisis económica, social, política, y general que atravesamos en este momento, puede desviarnos del camino de la objetividad, de la responsabilidad que como trabajadores tenemos con la organización que representamos, y más aún, con nuestras familias y la sociedad, ya que estas dependen del fruto del esfuerzo que día a día realizamos.
Nunca olvidemos que al final del camino, cuando hacemos bien las cosas, siempre habrá una recompensa.
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