El Arte de Ser Familia: La crianza de los hijos en las familias reconstituidas
Hoy abordaremos un tema bastante interesante, que hace algunos años atrás representaba una novedad en lo que a constituciones familiares se refiere hoy es más que común.
El auge de las demandas de divorcios y separaciones cada vez se fue haciendo mas frecuente que las parejas luego de una ruptura establecieran nuevas uniones, dando a lugar a las denominadas Familias Reconstituidas o Ensambladas.
Para hacerlo más claro, las Familias Reconstituidas o ensambladas (se usa el termino indistintamente) son aquellas que surgen a partir de la segunda unión conyugal en la que por lo menos uno de los miembros de la pareja tiene hijos de una relación anterior. Surgen bien sea como consecuencia de un divorcio, separación, viudez o abandono marital.
Una de las características que la distinguen de otros modelos familiares es su etapa de transición en la que se tiene que experimentar una serie de cambios acelerados en un tiempo corto en comparación con las familias convencionales. Además de que su ciclo vital es diferente (se abordará en otra oportunidad) al de la familia nuclear.
Una de las coyunturas más difíciles de las familias reconstituidas es la crianza de los hijos, que será más o menos compleja según la etapa de desarrollo en la cual se encuentren, por lo general, se estima que cuando los niños son pequeños puede ser más fácil que con los adolescentes, sin embargo, no es una norma y todo dependerá también de como la pareja misma maneje la integración y conexión familiar.
En este tipo de familia surge el despectivo término para muchos de Madrastra y Padrastro el cual es la figura que cumple el miembro de la pareja en relación a los hijos de su nuevo cónyuge. Claro está que este término se ha generalizado en un contexto de negatividad, pero es importante aclarar que también hay experiencias positivas y muy fortalecedoras en muchas historias familiares hoy por hoy.
La existencia de un padrastro o una madrastra no es indicativa de la anulación del padre biológico, ni sustitutivo del mismo. Aunque en la realidad vemos con frecuencia casos incluso donde se les impone o conduce a los hijos a llamarles papá o mamá según sea el caso.
Es muy importante tener presente que los padrastros o madrastras su papel inicial es fungir como un amigo, compañero y no el administrador de nuevas normas de disciplinas, mucho menos si la familia continuara desenvolviéndose en su ambiente habitual. En este sentido es el padre o madre que tiene la custodia el encargado de administrar las normas y disciplina en relación con los hijos, por lo menos hasta que entre los hijos y la nueva figura exista un vínculo más sólido, aunque debo aclarar que será el custodio quien siempre lleve la batuta.
Este tipo de familia por su misma constitución y ciclo vital no está exenta de crisis, al igual que las familias convencionales. En ella pueden aflorar enojos y duelos no resueltos del matrimonio anterior, tanto en los adultos como en los niños.
En la conformación de una familia ensamblada, la parejas deben brindarse la oportunidad de analizar el rol que desempeñará cada uno en la crianza de los hijos del nuevo cónyuge, así como los cambios en las reglas del hogar que pudieran ser necesarios, considerando que los hijos en este apartado deben participar según sea su etapa de desarrollo evolutivo, ya que muy probablemente haya que negociar algunas normas de convivencias, darles inclusión alivia tensiones y facilita en parte el proceso de integración familiar.
También es necesario contemplar aquellos casos en los que la pareja ha convivido antes de casarse, es probable que los hijos respondan al padrastro o madrastra en forma diferente después del nuevo casamiento porque ahora ya asume el rol de padre o madre oficial.
El subsistema más vulnerable es la pareja, ya que es sacudida por las vulnerabilidades del rol parental, por ello en la relación ensamblada la pareja debe invertir aún más que en las convencionales para afianzar su relación, deben establecer un tiempo de prioridad para sí, buscar o generar espacios para para compartir solos como pareja y otras integrando a los hijos.
Es vital tener presente los limites de lo que cada figura representa para los hijos en esta estructura familiar, manteniendo los limites saludables habrá menos propensión a lesionar emocionalmente a los hijos.
Lcda. Irma Vecchionacce
Psicóloga
Terapeuta Sistémico familiar
Coach Profesional
Especialista PNL
@irma.vecchionacce
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