Barbados ¿De diálogo a negociación?
Hay indicios, al menos así lo vemos nosotros, que lo de Barbados dejó de ser un “diálogo” y se convirtió en lo que debe ser, una negociación. Muy lamentablemente, el castrismo venezolano fulminó toda vía democrática que permitiese destrabar el pandemónium en que convirtió al otrora más envidiado país del planeta, acabó esa vía al consumar procesos electorales fraudulentos, al margen de la constitucionalidad y la democracia, se usufructúo de la buena fe de quienes esperanzados han acudido a diálogos desde 2002… De este modo, la política les responde con aquello de a quien a hierro mata a hierro muere.
El primer indicio es el secretismo, ha diferencia de encuentros anteriores la guerra de micrófonos ha cesado, lo que pudiera implicar trascendencia en lo que se discute.
El segundo indicio es que la OTAN ha nombrado a Brasil como aliado militar estratégico, nos preguntamos ¿Para qué? No sabemos, pero no hay que olvidar que el castrismo venezolano desde hace tiempo es visto por muchos países como una amenaza regional motivado a sus presuntos vínculos con grupos terroristas como las FARC, el ELN, entre otros, por tener implicaciones en narcotráfico, corrupción global y porque la tragedia económica socialista impulsa a una inédita diáspora que desestabiliza las economías de los países vecinos (y no tan vecinos).
No sabemos que vinculación tenga lo de Brasil con todo esto, sin embargo, el castrismo debería estar muy atento… elucubramos nosotros.
El tercer indicio, el TIAR, aunque ha sido un mecanismo prácticamente en celofán, la gravedad de todo lo que implica el régimen venezolano para la región pudiera implicar su estreno real, ciertamente, esta herramienta contempla múltiples opciones, no solo la militar.
En cuarto lugar, el sobre vuelo de aeronaves estadounidenses dentro o en las cercanías de nuestros límites marítimos bien pudiera ser considerada una advertencia, repetimos, son suposiciones nuestras, pero que, aunado a toda esta coyuntura, al menos, nos da para pensar lo señalado.
En quinto lugar, el que el gobierno estadounidense, a través de su Oficina de Inmigración y Aduanas, haya colocado en la lista de los más buscados por narcotráfico a Tarek Al Aissaimi, ministro de Maduro, es una clarísima señal que deja entrever la tónica de ese país contra el castrismo venezolano ha cambiado a niveles más drásticos, además, voceros de su alto gobierno así lo han manifestado recientemente.
El sexto indicio son las recientes declaraciones de Trump, quien admite considerar una cuarentena o bloqueo para el país sí el régimen mantiene su negativa a irse.
El séptimo, el reconocimiento de Diosdado Cabello a estos encuentros quien no lo calificó de diálogo sino “negociación”.
A lo expuesto, sumen las sanciones preexistentes, la in crescendo presión social proveniente de todos los sectores ante el colapso de todos los servicios públicos, por inflación, sumen la creciente división del régimen y el paulatino abandono de sus “aliados” internacionales. El castrismo venezolano entró en fase última al consumar una inconstitucional constituyente y otra variedad procesos electorales fraudulentos, en ese momento (2017) 18 años de tiranía no se iban en dos días, pero dos años después ese proceso está llegando a su fin, solo retardado por las infinitas riquezas que posee Venezuela, una vez más manejadas en contra de su bienestar y desarrollo.
Todos los escenarios coinciden en que el castrismo venezolano llegó a su fin, para ello dos escenarios; el primero, de una forma consensuada como una amnistía, el segundo, a través de procesos menos claros, pero que como vemos día a día toman más forma.
@leandrotango