Aquel 6 de diciembre
Al momento de sentarle a redactar estas líneas veo que los acólitos de la usurpación, junto con las legiones de cuentas falsas en redes sociales, logran posicionar en el Treding Topic de Venezuela en Twitter las palabras “Hugo Chávez”.
Y lo hacen porque se cumple un año más de la llegada del otrora presidente a la silla presidencial. Para ellos es una fecha de júbilo, de buen recuerdo y de algarabía, una fecha que les cambió la vida.
Sin embargo, para más del 80% de los venezolanos la llegada de este señor al poder y la instauración de esto que llaman “revolución” han significado el más terrible episodio de nuestra historia contemporánea.
Aquel 6 de diciembre de 1998 inició un proceso de destrucción, de aniquilamiento y destrucción de Venezuela. Aquel 6 de diciembre inició un proceso de hundimiento del orden constitucional, y sobre todo de los basamentos éticos y morales de nuestra amada tierra.
Hace 21 años atrás una sombra se posó sobre Venezuela y el resultado ha sido: Hambre, miseria, violación de los Derechos Humanos, destrucción de la capacidad productiva nacional, y paremos de contar.
Los venezolanos, los que amamos a Venezuela de verdad, los que soñamos con un mañana mejor no podemos sentirnos felices este día. No y no; por el contrario es una fecha de dolor, de tristeza y, sobre todo, de reflexión, de análisis, de entendimiento de dónde venimos y de comprensión de los porqués llegamos a este punto.
Un 6 de diciembre los venezolanos hastiados por la grave situación del país en aquellos días, aún sobresaltados por los dos golpes de estados de 1992 y por la explosión social de 1989, tomaron la decisión de entregarle el poder a un hombre que se presentaba como un mesías, como un nuevo libertador, como una renovación a la casta política de aquellos días.
Y sí, hubo un cambio. Sin embargo, el cambio fue para peor. Fue un cambio que trajo la división de los venezolanos, que devino en la humillación de miles de ciudadanos, que ha hundido a la nación más rica de América Latina en despojos crecimientos y terribles.
Hoy, todos los venezolanos tenemos que aprender la lección. Los venezolanos no podemos seguir creyendo en salvadores milagrosos, no podemos seguir creyendo en que por arte de magia los problemas se solucionarán. ¡Non!
La única forma de progresar, de salir adelante es con el trabajo de cada uno de los venezolanos, es con la labor cierta y el compromiso vigente de cada uno de nosotros. Las grandes naciones no se erigen por inercia o por osmosis, sino con el sudor de la frente de su pueblo, con las garras y el tesón de sus hombres y mujeres.
Sé que nunca vamos a alcanzar, junto al presidente Juan Guaidó, la transición hacia una Venezuela libre y digna.
@wcaballerolopez
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