Adaptación y flexibilidad frente a los cambios

Desde que nacemos estamos sometidos a continuos y variados cambios. Cambiamos física, mental y emocionalmente. Los cambios son inevitables y necesarios; y a medida que nos vamos desarrollando nos vamos haciendo mucho más consciente del impacto que cada uno de ellos despierta en nosotros y dependiendo de cómo haya sido nuestro aprendizaje y nuestra percepción sobre ellos los veremos como fracasos, crisis u oportunidades.

Flexibilidad frente a los cambios
Los cambios pueden ser de varias maneras, imprevistos o planificados, rápidos o progresivos. El punto está en cómo nosotros respondemos frente a ellos. Muchas personas les paralizan los cambios imprevistos, se resisten a ellos y esto los conduce a frustraciones y resentimientos muy profundos. Estas personas sufren mucho debido a que se llenan de rabia, ira, resentimientos, miedos y ansiedad por no aceptar la dinámica de la vida y los cambios que ésta trae. Ha y quienes planifican sus cambios y estos se van dando de manera consciente y gradual. Generalmente, estas personas responden más positivamente a las fluctuaciones que experimentan, fluyendo, observando y contemplando las características del cambio, adaptándose al nuevo panorama. Esta capacidad adaptativa le permite encontrar aprendizajes y ganar un gran crecimiento personal, emocional, mental y espiritual. Las personas que vibran en esta dinámica se crecen ante las adversidades. Imaginemos un barco que inicia su travesía en medio del inmenso mar. Durante el recorrido el viento y las aguas cambian intempestivamente y aunque la tripulación estaba consciente que podrían presentarse cambios, la intensidad y velocidad de los mismos les sorprendió. Eso hizo que, la dirección de la embarcación cambiara, generando caos, temor y ansiedad en el interior del barco. Algunos viajeros gritan, otros se desesperan, otros pelean y otros se llenan de miedos. Perderse en el profundo mar o naufragar es un gran riesgo que corren si no se adaptan a lo que está sucediendo. En un giro de timón, el Capitán del barco se llena de valor y asume su rol con valentía, conocimiento y mucha compasión, buscando la mejor manera de mantenerse estable en medio de la tormenta y continuar su camino, quizás ahora con otras coordenadas, pero con más seguridad de continuar el camino. Así, poco a poco y reconociendo que la flexibilidad y la adaptación son necesarias, el capitán suelta la rigidez de seguir estrictamente con el plan de navío previamente elaborado y a través de una comunicación basada en la comprensión de los temores que se despertaron en la tripulación, logró que todo el equipo se disponga a hacer nuevos movimientos para adaptarse a las nuevas condiciones del viaje y llegar a puerto seguro. Así es la vida, comenzamos un viaje cuyo final desconocemos, sin embargo elaboramos un plan que muchas veces sufre cambios que exigen mucha adaptación y flexibilidad. Cuando la resistencia al cambio es mayor, el sufrimiento interior crece.

Ahora imaginemos, que la misma embarcación inicia una nueva aventura, sólo que esta vez lo hace sobre la base de los aprendizajes obtenidos en su viaje anterior y de acuerdo a ellos planifica, de manera consciente, las medidas a tomar, y se plantea qué hacer diferente si las aguas y los vientos cambian. Pero, ahora es el barco quien sufre una avería a mitad del viaje. Otra adversidad inesperada, nuevamente la adaptación y la flexibilidad son las estrategias a seguir…porque así es la vida…Un camino lleno de aventuras…

Estrategias para afrontar los cambios
La respuesta positiva a los diversos acontecimientos de nuestra vida nace del entrenamiento de nuestra mente y nuestras emociones, cuya base es la conciencia plena y espiritual. Ambos nos permiten despertar a una nueva conciencia para apreciar los cambios con sus aprendizajes. Estratégicamente podemos entrenarnos:
1. Practicando la oración, sea cual sea nuestra creencia. A mí me sirve muchísimo el Padrenuestro, cantado, verbalizado, repetido. Me desahoga inmensamente de la presión que me provoca alguna situación “difícil”. Ora de la forma que sientas que te acerca más a Dios.

2. Practicando Mindfulness para la paz Interior, con ejercicios de respiración, con técnicas de relajación, enfocándonos en un pensamiento puro, desarrollando la conciencia plena en cada actividad que realicemos en el día a día (por ejemplo, al bañarnos, comer, peinarnos, etc). Manteniéndonos en el Aquí y en el Ahora.

3. Abandonando el deseo de querer controlar las circunstancias y a las personas. Cuando queremos controlar los acontecimientos el agotamiento mental y emocional es muy grande, además de que es imposible controlar el tiempo y las acciones, pensamientos o emociones de los demás. Fluye con la vida. Esa es la práctica de Amar lo que Es.

4. Recibiendo cada uno de los cambios como un desafío, un reto que nos hará mejor persona. Que trae un aprendizaje oculto y nos fortalecerá el carácter y el espíritu.

5. Elaborando una lista sobre los mecanismos de adaptación con los que contamos, enumerando los que nos funcionan muy bien. Aprendiendo una forma de adaptación distinta para reemplazar cualquier patrón que ya no nos funcione.

6. Cultivando nuestra comunicación intrapersonal y bajándole dos al diálogo interno. Nuestra libertad interior nos ofrece plenitud y nos libera del sufrimiento.
@yamiletpinto

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