“No es tiempo de vacilación, no es tiempo de cobardes, es tiempo de valentía y combate, de construcción de esta patria venezolana”, exhortó el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, desde la gran concentración final de la marcha multitudinaria por los 166 años de la Batalla histórica de Santa Inés, a cargo del General del pueblo Ezequiel Zamora.
“Decimos no al intervencionismo, no a los planes de desestabilización y de cambio de régimen. El gobierno de Estados Unidos que se dedique a gobernar su país, que bastantes problemas tienen, y, mientras tanto, nosotros, las 24 horas del día, nos dedicamos a gobernar la patria que fundó nuestro Libertador Simón Bolívar, la Patria Bolivariana de Venezuela”, manifestó.
Ratificó que el que quiera el petróleo venezolano debe respetar la ley y la Constitución Bolivariana, la soberanía nacional y comprar a precio justo el principal producto del trabajo de los venezolanos y venezolanas. “Vamos a producir, invertir y vender el petróleo, porque colonia petrolera Venezuela más nunca será. Ni colonia ni esclavos. Jamás. Tenemos que garantizarlo (…) Jamás, nada de colonia, somos independientes, libres, soberanos y felices siempre, por siempre y para siempre, con el favor de Dios siempre todopoderoso”.
Al recordar que el movimiento del campo venezolano creó la más poderosa organización campesina que haya existido en la historia de Venezuela, la Unión Nacional Campesina Ezequiel Zamora, Maduro confió en los liderazgos de las diversas corrientes que la integran, y que están en desarrollo de una nueva metódica, “la metódica del territorio, de la base hacia arriba y no al revés”, apuntó.
“Toda esa fuerza que se está levantando es el poder de la nación. Insisto en este concepto, estamos construyendo el poder de la nación venezolana para ser irreversible la paz, la independencia y la Revolución Bolivariana del siglo XXI”, enfatizó, con orgullo.
Arengó a seguir garantizando la victoria de la paz. “¿Y cómo se garantiza la victoria de la paz, acobardándose, traicionando al pueblo, a Bolívar, a Zamora, a Chávez?”, planteó a la gran masa de militantes y pueblo de a pie reunidos en la avenida caraqueña, quienes respondieron con un sonoro “¡NO!”.
Maduro resumió, de seguidas, las respuestas a los cuestionamientos planteados. “Se garantiza con lealtad, estrategia, planes, pero se garantiza movilizando el inmenso poder que está solo exclusivamente en el pueblo soberano, en el pueblo de a pie, en el pueblo de base y en el territorio”.
“Así que vamos a grabarnos la fórmula, para que nunca nadie más vaya traicionar a este pueblo. Porque nosotros juramos frente a Chávez y al pueblo, y nosotros hemos cumplido a costa de nuestro propio pellejo y seguiremos firmemente leales, a ese juramento al Comandante Chávez y al pueblo de Venezuela”, instó.
Empuñar el Sable de Zamora
En una parte de su intervención, el presidente Maduro empuñó el sable del general del pueblo soberano, y al confirmar que es una herramienta de lucha tan humilde como Zamora, fue bien desenvainado y usado por él, que siempre lo llevó a la victoria. “Y ahora está en nuestras manos y, si está en nuestras manos el sable de Zamora, está en manos seguras, patriotas y revolucionarias para llevarla a nuevas victorias”, auguró.
Repudió que, en su tiempo, a Ezequiel Zamora, quien era pulpero y campesino convertido en genio militar, fue subestimado por la oligarquía de los apellidos de Caracas.
“Lo llamaban el bandolero, lo mismo me llaman a mí, lo vilipendiaron, pero nunca pudieron someterlo ni derrotarlo. La traición lo mató un 10 de diciembre del año 1860. En esta oportunidad, ni traición ni muerte, sino lucha, batalla, victoria, unión del pueblo. ¡Unidad, lucha, batalla y victoria permanente!”, exclamó.
