Mujer fingió la desaparición de su hijo pero en realidad lo mató a golpes

En Estados Unidos una mujer de 37 años de edad podría pasar hasta 60 años en prisión por el maltrato y posterior asesinato de su pequeño hijo en abril del 2019.

JoAnn Cunningham se presentó ante la justicia por el brutal crimen que cometió contra Andrew “AJ” Freund, su hijo de cinco años, a quien la mujer golpeó y torturó con baños de agua helada  hasta dejarlo inconsciente, ahogándose con su propia sangre, en su habitación.

Cunningham no estaba sola, pues junto con su marido Andrew Freund, lo enterraron cerca de su casa y luego lo denunciaron como desaparecido.

Pero durante la búsqueda del pequeño no prestaron el apoyo necesario, lo que llamó la atención de los investigadores, quienes los consideraron sospechosos y luego culpables.

Durante la investigación en la casa familiar, la cual estaba abandonada y malolienta, descubrieron que la puerta y ventana del cuarto de “AJ” estaba llenada de cerrojos y candados para encerrarlos por horas y así evitar que escapara.

Posteriormente la policía revisó los celulares de la pareja, encontrando un video grabado pocos días antes del crimen en el que el niño estaba sobre un colchón completamente desnudo y el cuerpo lleno de moretones y vendas.

Poco después, Freund los condujo al lugar donde habían enterrado a “AJ”. Una zona boscosa cerca de su casa en la localidad de Crystal Lake.

Golpizas frecuentes y maltratos

Según dijo el fiscal Patrick Kenneally ante el tribunal de Woodstock, JoAnn golpeaba a “AJ” con frecuencia y  también le daban duchas heladas a modo de castigo.

Durante el juicio, el fiscal reprodujo un audio de una charla entre JoAnn Cunningham y el pequeño, dos semanas antes de su muerte en abril de 2019.

El niño le dijo entonces a su madre que le gustaría que “personas realmente malas” le hicieran cosas horribles para que ella lo dejara con su padre.

“¿Por qué quieres que esas personas malas me hagan daño?”  le preguntó Cunningham. “Para no verte nunca más”, respondió AJ, según el diario Northwest Herald.

La autopsia reveló que el niño murió por los golpes que recibió en la cabeza y que tenía sangre en sus pulmones.

En la frente, los forenses pudieron ver con claridad decenas de pequeños círculos. Se trataba de la marca que le había dejado el pomo de la ducha con el que su madre lo torturó por haber mojado su ropa interior.

El pequeño también tenía moretones y abrasiones en torso, brazos y piernas, indicó el canal Kiro 7.

“Cunningham golpeó a este niño hasta el borde de la muerte, lo dejó encerrado en su habitación donde tuvo que atravesar solo el sombrío proceso de la muerte”, dijo Kenneally durante el juicio.

“Tuve el privilegio de tener a AJ como mi hijo. Lo amaba, lo extraño”, declaró la mujer entre llanto, oraciones y arrepentimiento.

Según la agencia de noticias AP, Cunningham hablaba de su hijo como si hubiese sido asesinado por otra persona, y describió varias veces el «amor» que tenía por «AJ».

La mujer de 37 años se refirió sólo en términos vagos a la muerte del menor, y eligió describir su propia vida difícil.

“Soy una prueba viviente de lo que el abuso físico y mental pueden crear”, sollozaba.

Peligros desde el nacimiento

Los documentos judiciales hablan de un niño que estuvo en peligro toda su vida.

Las pruebas de sangre realizadas al nacer revelaron que él y su madre tenían opiáceos en sus sistemas, lo que llevó al Departamento de Servicios para Niños y Familias del estado a quitarle el recién nacido durante 20 meses.

La muerte de AJ desencadenó investigaciones sobre el sistema de bienestar infantil y el despido de un trabajador estatal y un supervisor.

Mientras que Cunningham enfrenta entre 20 y 60 años en prisión y el padre, quien también es acusado de asesinato en primer grado, aún no ha sido juzgado.

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