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Las inundaciones podrían empeorar en el sur de Brasil

Algunos residentes en el estado de Río Grande do Sul han encontrado refugio en segundas viviendas, como Alexandra Zanela, copropietaria de una agencia de contenido en Porto Alegre.
Por: AP
sábado, 11 mayo 2024
AP | Carlos Sampaio, de 62 años, vive en una comunidad humilde junto al estadio del Gremio de Porto Alegre.

La previsión contempla más lluvias en el ya anegado estado brasileño de Río Grande do Sul, donde muchos de los damnificados son gente pobre con pocas opciones de marcharse a zonas menos peligrosas.

Durante el fin de semana podrían caer más de 15 centímetros (casi 6 pulgadas) de lluvia, dijo el Instituto Nacional de Meteorología en un reporte el viernes por la tarde. Además, apuntó, hay una alta probabilidad de que se intensifiquen los vientos y aumente el nivel del agua en la laguna de los Patos, cerca de la capital estatal, Porto Alegre, y en sus alrededores.

Carlos Sampaio, de 62 años, vive en una comunidad humilde junto al estadio del Gremio de Porto Alegre. Su vivienda de dos plantas funciona también como bar deportivo.

Aunque el primer piso está anegado, dice que no se marchará, en parte por el temor a los saqueadores en su vecindario, donde hay un elevado nivel de delincuencia y donde la policía lleva rifles de asalto en sus patrullas por las inundadas calles. Pero Sampaio tampoco tiene otro sitio al que ir, dijo a The Associated Press.

“Estoy analizando lo seguro que estoy y sé que mis pertenencias no están para nada seguras”, afirmó. “Mientras pueda luchar por lo que es mío, dentro de mis posibilidades para que quedar expuesto, lucharé”.

Al menos 126 personas han muerto a causa de las inundaciones desde que comenzaron la semana más, y 141 más están desaparecidas, dijeron las autoridades el viernes. El número de personas desplazadas de sus hogares debido a los aguaceros torrenciales ha sobrepasado las 400.000, de las cuales 70.000 se refugian en gimnasios, escuelas y en otros lugares provisionales.

“Llegué aquí el lunes. Perdí mi departamento por las inundaciones”, contó Matheus Vicari, un conductor de Uber de 32 años, en el albergue en el que se aloja con su hijo pequeño. “No paso mucho tiempo aquí. Intento estar fuera y pensar en otras cosas”.

Algunos residentes en el estado de Río Grande do Sul han encontrado refugio en segundas viviendas, como Alexandra Zanela, copropietaria de una agencia de contenido en Porto Alegre.

Zanela y su pareja se presentaron voluntarios cuando comenzaron las inundaciones, pero después optaron por marcharse ante los frecuentes cortes de electricidad y agua. Se dirigió a la ciudad costera de Capao da Canoa — que por el momento no se ha visto afectada — donde su familia política tiene una residencia de verano.

“Vinimos con mi cuñada. Trajimos a nuestros dos gatos, a mi madre y a una amiga suya y llegamos aquí sin problemas. Dejamos el caos de Porto Alegre”, contó Zanela, de 42 años, a la AP por teléfono. “Está muy claro que los que tienen el privilegio de marcharse están en una posición mucho más segura y que los que viven en zonas más pobres de Porto Alegre no tienen opciones”.

En Brasil, la gente más pobre suele vivir en casas construidas con materiales menos resistentes como madera, y en zonas no reguladas y más vulnerables a los efectos de las condiciones meteorológicas extremas, como zonas bajas o laderas empinadas.

“No podemos decir que lo peor haya pasado”, dijo el gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, en redes sociales en viernes. En la víspera, estimó que la reconstrucción de la región tendría un costo de 19.000 millones de reales (3.700 millones de dólares).

La magnitud de la devastación podría compararse con la causada por el huracán Katrina en Nueva Orleans, Luisiana, en 2005, apuntó Sergio Vale, economista jefe de MB Associates, en una nota el viernes.

Río Grande do Sul tiene el sexto PIB per cápita más alto de los 26 estados brasileños y el distrito federal, según el instituto nacional de estadística. Muchos de los habitantes de la región descienden de inmigrantes italianos y alemanes.

“En el imaginario colectivo, la población de Río Grande do Sul es blanca y acomodada, pero esa no es la realidad”, dijo Marília Closs, investigadora de la Plataforma CIPO, un centro de estudios sobre clima. “Es muy importante desterrar esta ficción, porque se construye con un objetivo político” para borrar a los residentes negros y pobres, apuntó.

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